Imposible.

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El libro de mi hermana no estaba en ese montón de libros, sólo faltaba uno por revisar, me tocó a mí. Ese tampoco era...

-Ya me voy, el libro no está.
-Ajá.

Ash, me molesta que actúe como si no se diera cuenta de lo que pasa entre... ¿Nosotros? ¡No! No nos pasa nada en absoluto.

Me levanté de la cama, él también... Estábamos frente a frente, me miró tranquilo y sereno.

-Adiós. -Dije con seriedad.
-Nos vemos, cuatro-ojos.

¡Me dijo cuatro-ojos! Qué chico más fastidioso... Pasé por su lado y seguí hasta la puerta, bajé las escaleras y fui por el pasillo hacia la puerta principal. Cuando estaba por abrirla sentí que algo estaba mal, ¿Cómo es posible que no estuviera el libro de mi hermana? ¿Y si él mintió para molestarme? Él también revisó muchos libros, unos veinte.

Me devolví sobre mis pasos rápidamente y entré a la habitación... Noah ya no estaba ahí. ¿Ahora qué? Me acerqué a los libros y miré uno. Me siento como husmeando en una casa ajena. Debe ser porque eso es lo que estoy haciendo. Me di la vuelta, dejé el libro a un lado y salí de la habitación sin hacer mucho ruido. Iba de camino a la escalera cuando...

-¿No te da vergüenza andar por una casa ajena sin permiso?

Ay no... Noah... Me giré, él estaba recostado en la pared, a su lado había una puerta abierta.

-¿Olvidaste algo? -Preguntó con un tono irritante.
-Yo... Eh... ¡Es que no te creo!
-¿Qué cosa?
-Tú viste el libro de mi hermana pero no me dijiste.
-Te diste cuenta. Qué listo.

¿¡Tengo razón!? Maldito. Me las va a pagar... Lo seguí a la otra habitación, al entrar cerró la puerta... Y con seguro. Era una habitación muy bonita, llena de cómics.

-Tengo el libro...
-Ok... Dámelo.
-No tan fácil.
-¿Por... Favor?
-¿Qué harás si te lo doy?
-Pues irme a casa...
-Mejor dicho, ¿Qué gano yo con dártelo? Dime.

¡Este chico es el diablo! Sabía que su amabilidad no era cierta, sabía que estaba actuando raro al fingir que no le importaba lo del masaje.

-¿Qué quieres? ¿Dinero?
-El dinero me sobra. -Sonrió como si fuera obvio.
-Ok, dime, haré lo que me digas.
-Acércate.
-¿Y por qué?

Me miró con ojos amenazantes, así que mejor le hice caso y me acerqué, estaba a tan solo tres pasos de él.

-Más cerca... -Dijo suavemente, casi como un susurro.

Me acerqué menos de un paso... Me empieza a dar miedo lo que está por pasar, seguro no es bueno, después de todo este chico es de los que pelea por cualquier cosa con cualquier persona.

-¿Es en serio, Liam? Te dije que te acerques.

¿Acaso es la primera vez que dice mi nombre? Dios... Tomó mi mano y me acercó hasta él con fuerza, sus zapatos y los míos chocaron.

-Ey, no me toques la mano...

Solté su mano... Sin tener tiempo a darme cuenta de la situación, Noah tomó mi cuello con sus grandes manos y se acercó. Mi cuerpo estaba inmovilizado, aunque quisiera... No podría moverlo. ¿Qué digo? Yo...

-Noah, ya te dije que no soy así...
-Déjame mostrarte que sí. Sólo cierra los ojos.

Sus labios tocaron los míos, cerré los ojos... Se alejó un poco, sus manos pasaron de mi cuello a mi cadera, comenzó a desabrochar mi jean, toqué sus manos y abrí los ojos.

-¡Noah, yo no...
-¿Puedes dejar de decir eso por un momento?

Lo empujé, me abroché el jean, Noah echó la cabeza hacia atrás y suspiró. Nunca me había sentido tan incómodo y confundido.

Abrió un cajón de la mesa al lado de la cama y sacó un libro amarillo. Me mostró el interior, decía el nombre de mi hermana... Me lo entregó. Salí de la habitación como pude, me sentía fatal... Bajé las escaleras, salí, tomé mi bicicleta y me subí en ella.

Mientras montaba hacia casa, no podía dejar de sentirme mal por lo que había pasado... Noah parecía enojado, no es que me importe, pero yo...

Llegué a casa, dejé el libro en la habitación de Lilián y fui a dormir... Esa noche no dormí en realidad, recordaba cómo Noah me tocó y besó y se me revolvía el estómago.

Vas A Caer. [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora