La Primera Vez.

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No sé por qué... Pero me entraron unos nervios muy fuertes. Creo que es porque nunca hemos dormido juntos.

Estábamos en su habitación, Noah organizaba la cama para acostarnos. Ya era muy tarde, las tres y media de la mañana.

-Listo. Ven.

Se acostó y se metió bajo las cobijas. Hice lo mismo, Noah apagó la luz y encendió una lámpara de luz tenue, perfecta para dormir.

La cama de Noah es tan grande como para que tres personas duerman cómodamente... Eso es malo porque estábamos muy lejos el uno del otro.

Pude saber que Noah estaba nervioso porque no me tocó, ambos estábamos callados, quietos y mirando al techo.

-Di algo. -Dijo.
-Algo.
-Ja-Ja.
-Tonto.
-Es raro, nunca dormimos juntos.
-Sí.
-Pero es lindo tener a alguien a tu lado.
-A veces suenas como un viejo.
-Me ofendes. -Bromeó.

Nos reímos, se giró hacia mí, me giré también. Noah sacó su lengua haciendo una cara graciosa, sonreí, Noah es tan tierno... Se acercó y me abrazó, puso su pierna sobre la mía.

-¿Por qué estás tan callado?
-No sé... Habla de algo. -Dije tímido.
-Algo.
-No se vale, esa broma ya la hice yo.
-Cuatro-ojos, déjame quitarte los anteojos.

Tomó mis anteojos y los dejó sobre la mesa a su lado. Comenzó a acariciar mi cara y cuello. Lo abracé, metí mi mano bajo su camiseta, me gusta mucho tocar su espalda.

-Siempre estás tibio.
-¿Eso es bueno o malo?
-Pues a mí me gusta.
-Liam, me gustaría conocernos más.
-Pero, ¿Cómo?
-Deberíamos tener citas.
-Está bien, me parece perfecto.
-No quiero que nadie vuelva a decir que no sé qué te gusta.
-Me gustas tú, me gustan los animales, me gusta el helado, me gusta escuchar música. ¿Eso no lo sabes?
-Sí...
-Es suficiente. No le prestes atención a Willy, sabes que él sólo quiere molestarte. Con que sepas que me gustas tú es más que suficiente. Igualmente con el tiempo vamos a conocernos más, danos tiempo.
-Bien.
-Ya no te preocupes por eso.
-Está bien... Te quiero.
-Yo también te quiero.
-Mucho.
-Yo también, mucho, demasiado.
-Yo más, cuatro-ojos.
-Yo muchísimo más y punto.

Me reí y le cubrí la boca para que no siguiera, somos muy cursis. Me abrazó con más fuerza, acaricié su brazo lastimado.

-Ouch.
-Lo siento, ¿Te lastimé?
-No, es broma. Sólo lo tocaste.
-¿Está bien que duermas sobre ese brazo?
-Sí, igual no estoy sobre él, estoy sobre mi hombro.
-Bueno.
-¿Qué tal se portó Sandee hoy?
-Me dijo que seamos amigos. ¿No es genial?
-Sí. Me gusta que te lleves bien con mi familia, Sunny te adora.
-¿Sí?
-Sí, dice que eres adorable y muy lindo.
-No soy adorable.
-Sí lo eres, sólo mira tu cara... Tienes una cara muy tierna.

Apretó mi mejilla un poco, sonreí mientras apartaba su mano de mi cara. Tomé su mano y entrelazamos nuestros dedos.

-Se me quitó el sueño.
-A mí igual. -Dije.
-Entonces sigamos hablando.
-Bien... Cuéntame algo.
-Voy a seguir trabajando en la panadería.
-¿Cuántas horas?
-Los domingos de 8 a 4 y lunes a viernes de 4 a 9.
-Entonces tienes libres los sábados.
-Sí, para ti.
-Ay qué cursi.
-No es broma, quiero que los sábados tengamos citas como todas las parejas.
-Okay. Mañana no porque vamos a la fiesta, tengo que ir a mi casa para pedirle permiso a mamá.
-Ya sé. Igualmente vamos a la fiesta como pareja, ¿O no?
-Obvio que sí. No voy a dejar a mi novio libre, eres tan guapo que todas las chicas van a querer acercarse.
-Lo mismo digo, si te quito los ojos de encima todos van a coquetear contigo, chicos y chicas.
-No es cierto.
-Eres inteligente, lindo, tus ojos son hermosos... ¿Quién se resiste a eso?
-¿Te gustan los inteligentes?
-Me gusta este inteligente. -Me señaló tocando mi frente.

Tomé su cuello y le di un beso tierno, lento y largo... Su boca cada día sabe mejor, siento que no quiero despegarme de él ni un segundo.

-Durmamos, mañana tengo que volver temprano a casa.
-Está bien.
-Buenas noches.
-Sueña conmigo.
-Hasta en los sueños me quieres perseguir.
-Yo sueño mucho contigo.
-¿Y qué sueñas?
-No te voy a decir. Ya duerme.
-Apuesto a que son puros sueños pervertidos.

Sonrió y cerró los ojos... Se ve tan lindo así. Cerré los ojos y sin darme cuenta me quedé dormido.
____________

Desperté, la habitación estaba oscura aún. Estaba acostado sobre el pecho de Noah, pobre brazo... Espero que no lo haya lastimado. Me senté, miré la hora en el reloj despertador encima de la mesa de noche. Eran las once...

La habitación estaba oscura porque tiene persianas y cortinas oscuras. Me acerqué a una de las ventanas de la gigante habitación de Noah y abrí las cortinas, subí la persiana y abrí las celosías. Empezó a entrar viento frío... Parece que acaba de llover.

-¿Hace cuánto despertaste?

Me giré, Noah estaba sentado con los ojos cerrados aún. Su cabello estaba levantado como si fuera Goku o algo así, me reí... Es que Noah siempre está tan arreglado.

-Tengo sueño... Cierra las cortinas.
-No, tengo que ir a casa.
-Puedes ir a las cinco. Durmamos hasta esa hora.
-Me convenciste con esa cara de dormido.
-De guapo, querrás decir.
-Bello durmiente.

Cerré todo y fui a la cama, Noah se acostó, me acosté a su lado y lo abracé... Se quedó dormido en segundos. Comencé a tocar su cabello, peiné sus cejas perfectas... Toqué sus labios suaves y rosados. Cuando duerme no se ve tan rudo. Me encanta verlo dormir...

Vas A Caer. [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora