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Escucho a lo lejos el sonido de un celular, tal vez una alarma o una llamada que me despierta. La luz clara del día me recibe cuando abro los ojos. Y en lo único que pienso es en mi dolor de cabeza y hacer que el pitido del móvil calle. Sin embargo, cuando veo mi celular sobre el mueble al lado de mi cama apagado suspiro por tener que levantarme y averiguar de dónde proviene.

Salgo de la cama caminando despacio hacia el pasillo y siguiendo el sonido me dirijo hacia la habitación de Shawn.

La puerta está totalmente abierta dejándome ver para bajo el umbral como Shawn duerme boca abajo mirando hacia la ventana al otro lado. La sabana le cubre de la mitad de la espalda hacia abajo y suelta pequeños ronquidos dado que aún sigue dormido profundamente.

Entonces veo encendido su celular unos segundos antes de apagarse sobre su mesita de noche.

El timbre ha cesado así que veo la oportunidad de irme, pero no lo hago. Me quedo apoyada viéndolo dormir pacíficamente. Viéndolo ahora aún no puedo creer las cosas que dijimos anoche. No puedo parar de repetirme que somos ese algo que me parecía imposible. Y en ese beso

Una corriente de frio me obliga a dejar mis pensamientos y a abrazarme para darme calor, aunque tenga puesto mi pijama más abrigado.

Viéndolo casi destapado me acerco para tirar de las sabanas hacia arriba para cubrirlo.

El celular vuelve a sonar y distraída oprimo algo en la pantalla, pero cuando fijo la vista en el móvil me doy cuenta de que he contestado una llamada.

Mama se lee claramente en la pantalla.

—Ay —doy saltitos en el lugar nerviosa mordiéndome el dedo índice.

Palmeo a Shawn quien solo se remueve un poco y por impulso me llevo el celular a la oreja.

—¿Hola? —esa voz al otro lado de la línea me paraliza.

Esa voz

¿Por qué siento que la he escuchado antes?

Una sensación de calidad de lo más extraña me corroe el cuerpo entero. Intento encontrarle un significado, sim embargo todo me deja en la nada misma.

Aturdida observo la pantalla volviendo a leer la misma palabra, coloco otra vez el celular en mi oído.

—Hola —digo solamente.

—¿Quién habla?

—Soy, Lía —me aclaro la garganta — Shawn enseguida le atiende.

—Oh, encantada —la escucho confundida — Gracias.

Presiono el celular contra mi pecho.

Muevo más fuerte a Shawn consiguiendo que se dé vuelta.

—Buenos

—Shh —coloco un dedo sobre su boca para callarlo — Ten —le tiendo el teléfono.

Lentamente se refriega el rostro y achinando los ojos observa el nombre en la pantalla que sostengo frente a él. Rápidamente toma el celular y contesta; —Hola

Se sienta en la cama dejando que la sabana caiga y deje a la vista su ropa interior.

Con las mejillas encendidas me doy vuelta yéndome de la habitación para ir al baño.

Ya dentro, bajo la tapa del retrete y me siento sosteniendo mi rostro entre las manos.

—¡Lía! —gritan desde el interior de una casa— ¡Cariño ya entren!

Volteo a ver mis manos llenas de barro y el intento de castillo frente a mí en el arenero.

—¡Ya vamos! —grita un niño que pasa corriendo a mi lado.

Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora