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Lía.

La puerta se abre minutos más tarde mientras busco algún canal en el televisor, me cuesta recordar con cuál se cambia hacia adelante o para retroceder.

Entra un chico y apago la tele.

—Hola... —mis ojos van en su dirección y sigo cada movimiento— Soy Shawn —acomoda la silla para estar más cerca de la camilla— ¿Te encuentras bien? —afirmo con la cabeza e intento alcanzar el vaso que se encuentra a mi costado sobre la mesita de madera— Solo quería pasar a preguntarte si puedo ¿Ayudarte con algo? —continua hablando. Justo en ese momento mi torpeza hace presencia, el vaso se me cae encima haciendo que me moje parte de la prenda que llevo puesta— Creo que sí

—Solo es agua, —aclaro cuando veo que esta a punto de levantarse— Le dije a la enfermera que no quería ver a nadie. Tampoco necesito tu ayuda —intento que mi voz sea neutral, pero se escucha más baja de lo normal y me duele un poco la garganta.

—¿Segura? —insiste— Sé que no querías recibirnos, pero no debes preocuparte por nosotros.

—¿Por qué querría tu ayuda? —¿Acaso está loco? ¿O se golpeó dentro del auto en el accidente?

—No hablaba de querer, tal vez necesitar algo, transporte o cualquier cosa —suspira y veo unas marcadas bolsas negras bajo sus ojos, ¿estaré igual?— Si tienes miedo de nosotros despreocúpate, queremos que la situación quede limpia.

¿Limpia?

—No quiero hablar de eso —no entiendo nada, me siento rara hablando tanto de un momento a otro— Además, no la necesito, gracias de vuelta —digo esperando que se vaya.

—¿Tienes donde quedarte? —analizo sus palabras un buen rato. Retiro lo dicho, creo que si necesito ayuda. Reconsiderándolo sigue siendo un desconocido— ¿Algún familiar? —niego— Si quieres puedes quedarte en mi departamento.

—No creo que sea lo correcto, yo te cause los problemas —respondo mirando hacia la puerta— Gracias por preguntar, y preocuparte.

—No, no será problema, me iré a Canadá y si quieres...  te quedas ahí mientras puedes buscar trabajo o algún otro lugar. En serio quie-queremos perdón, yo y mi mánager —dice afirmando.

—¿Estás seguro? —pregunto desconfiada, no puedo confiar en nadie pero está insistiendo demasiado. ¿En qué estoy pensando? Es un desconocido. Hablo antes de que diga algo— No, gracias. En serio no deben preocuparse, no levantare cargos.

—Me sentiría más cómodo si aceptaras la oferta —objeta levantándose.

—Me sentiría más cómoda si te fueras —contesto más ruda de lo que quería. Se queda tieso en su lugar unos segundos antes de hablar.

—Claramente estamos cansados, que te parece si mañana vuelvo y hablamos con más calmados, ¿estarías de acuerdo? —pregunta en voz baja y mirándome con lo que puede ser... ¿suplica?

Respiro hondo, no creo que quiera dejar el tema.

—Está bien —acepto. Asiente con la cabeza y camina a la salida.

—Okay, bye —dice saliendo por la puerta

¿Bye? ¿Qué significa eso?

***

En la noche.

Dormir nunca se me ha hecho tarea fácil, llevo más tiempo del que quiero tratando de conciliar el sueño, mi mente esta sumergido en un remolino y aún no menciono el terrible dolor de cabeza. Todas las cosas que veo me resultan extrañamente peligrosas. ¿Cómo es posible que de una caja plana se vean tantas cosas? ¿Por qué el control remoto necesita tantos botones? Recuerdo la televisión que tenía antes de ellos, era gris y cuadrada, más gorda que esta pantalla plana instalada en frente de mí apagada luego de ver como cocinaban un cerdito. ¿La gente come cerditos?

Mi estómago se revuelve y siento una punzada de dolor, tal vez sea la comida que me dieron, o tal vez el miedo de no saber aún que hacer luego de que salga de este lugar.

La propuesta de Shawn me tomó desprevenida, podría nombrar los contras de esa posibilidad sin pestañar. Pero, ¿qué opción me queda?. Será como una casa para mi sola, eso es lo que él dijo. Si se va de viaje tardará en volver. Podría buscar cosas como un trabajo –otra vez mi estómago lanza una puntada– o una escuela, claramente necesito alguien que me ayude a buscar todo eso.

Pero aunque eso no será tarea fácil, la gente no va por ahí preguntando ¿Me ayudas a reponer mi vida?

Necesito aclarar mi mente para pensar en opciones. De alguna u otra forma tendré que encontrar la manera de obtener respuestas.

Paso a paso.

***

En la mañana.

Estoy despierta desde que la televisión indica 06:48 a.m. no pude dormir mucho y luego de pensar una y otra vez recordándome que era una mala idea ir a la casa de un desconocido decidí dejar esas ideas de lado.

—Buenos días —la doctora que me presentó la enfermera ayer entra a la habitación después de tocar la puerta— Eres madrugadora. —comenta con una sonrisa.

—Sí, supongo. —genial otra palabra para buscar.

—Te daré estas pastillas ahora pero debes tomarte una en el desayuno y otra en el almuerzo, no antes sin nada en el estómago y tampoco demasiado tarde —indica tendiéndome dos pastillas mitad rojas y mitad blancas— Pediré que te traigan el desayuno. Y quería avisarte que los análisis se perdieron de tanto papeleo, lo siento mucho pero hoy se imprimirán las copias guardadas, solo tomará un poco más de tiempo.

—Está bien —contesto dejando las pastillas en la mesa a mi lado y moviendo el brazo derecho aun vendado— ¿Cuándo me quitaran esto?

—Oh, te haré unas radiografías más tarde para saber cómo estas mejorando. Si tenemos suerte la quitaremos dentro de dos días.

—¿Dos días? —madre mía y yo queriendo irme hoy. Ella ve mi apagón y se sienta en el borde de la cama.

—¿Sabes a donde te dirigías? Quiero decir, hacia dónde ibas el día del accidente —sabía que iba a preguntar eso tarde o temprano.

Niego con la cabeza.

—No hay índice de perdida de la memoria, ¿tienes a donde ir luego de aquí?

Ignoro la pregunta y pellizco mis dedos nerviosa mientras levanto los hombros.

—Sé que es difícil hablar para ti en estos momentos, pero puedo ser una compañera si me necesitas. La enfermera me mantendrá al tanto de ti.

Asiento con la cabeza prestando atención a la televisión para dar por terminada la conversación.


Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora