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"Lucha contra tus miedos y estarás

en una batalla por siempre.

Enfrentalos y serás libre toda la

vida"

-Lucas Jonkman


Lía

Muchas veces imagine mí primera visita al centro comercial, es casi igual a lo que estoy viviendo en este momento. Hay bastante gente a mí alrededor, e intento ignorar el hecho de que me siento observada.

Son alucinaciones mías.

Shawn camina a mi lado con lentes negros, según él para que no lo reconocieran. Y cuando pregunte qué tan famoso era él cambio de tema. Al menos no estoy usando su ropa, bueno, casi, porque encontró una calza que aseguro que era de su hermana y me presto un pulóver suyo.

El brillo del lugar me ciega un poco pero nada que no pueda soportar. Es mucho mejor esta intensidad a la oscuridad absoluta.

Camino con inseguridad mirando las vidrieras y todas las cosas que se encuentran del otro lado, son prendas tan coloridas que me marean.

Rio por mi torpeza, esta debería ser mi vida. Ha esta edad saldría con un montón de amigas, nos contaríamos secretos,  haríamos un recorrido por todo el lugar hasta el café que puedo vislumbrar al final de este lugar.

Pero no es mi vida, y nunca lo será.

No sabré lo que es tener amigas, tampoco tendré que guardar secretos de otras personas porque ni siquiera tendré la oportunidad de  contar mi historia.

Reflectoramente sorbo mi nariz, no me doy cuenta que estoy llorando hasta que siento mis lágrimas caer.

Alguien me empuja en el hombro derecho y caigo bruscamente al suelo. Instintivamente me hago un ovillo hundiendo la cabeza entre mis piernas

Estoy segura me repito.

–Lo siento –se disculpa una voz.

–Ten más cuidado –reprocha Shawn– No deberías ir viendo tu celular.

–¿Puedo hacer algo? –pregunta.

Niego con la cabeza.

Siento a Shawn apretarme los hombros y veo sus pies, debe de haberse agachado.

–¿Está bien? –vuelve a preguntar la voz del hombre.

Séiento con la cabeza.

–Si –contesta Shawn

–Okey, lo lamento de vuelta –escucho sus pisadas alejarse.

–¿Te encuentras bien? –pregunta muy bajito– Arriba.

Me incorporo lentamente y observo a unas cuantas personas mirándonos.

–Vamos por acá –me indica dándome un empujón.

***

–Y, ¿este? –pregunta Shawn levantando una remera roja para que la mire.

Niego con la cabeza y suspira en derrota.

Acepté comprarme ropa pero luego le devolvería el dinero, así que, acá estamos. En una tienda bastante incómoda. Y de bastante mal gusto.

Salimos de la tienda frustrados en busca de otro lugar.

Bien es el número ocho, ¿o nueve?

–Iré a la sección de hombres –dice entrando en una tienda– No te alejes. Quédate aquí. –ordena para desaparecer entre la gente.

Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora