12

40 18 0
                                    

        Lía

Luego de desayunar Shawn decidió que era buena idea ir a comer, se desanimó cuando le dije que no quería comer y menos si pasaría lo del otro día, pero insistió y le permití que comprara comida para comer en el departamento. Además de que si nos ven juntos sería peor y es mejor que su novia o quien sea,  piense que no soy nadie así me ahorro discusiones.

–Vamos, no tienes que bajar del auto –sigo sentada en la silla, después de todo ciento que invado cada rincón de este lugar. No hemos hablado de nada después de explicarme lo que era un waffle y las mejores combinaciones para acompañarle.

–No sé ¿Y si pasa lo del otro día? –digo tratando de encontrar una excusa.

–Tranquila, eso no volverá a suceder –camina de un lado a otro por la habitación– Sobre lo de la ropa. Lo lamento, no quise incomodarte.

Suspiro en derrota.

–Está bien, descuida.

–¿Quieres que compremos ropa? –suelta como si nada.

–¿Estás loco?

¿Con qué dinero?

–El dinero no me importa, tengo de sobra.

¿Lo dije en voz alta?

Lo miro con las cejas levantadas. Eso sonó

–No quise sonar egocéntrico –se retracta– Pero aún no sé cuándo me voy, ademas mientras tanto tendremos que compartir el departamento.

–Dijiste que no molestaría, pero ya te cause bastantes problemas con tu novia. No necesito tu dinero -camino hacia la habitación y busco los medicamentos. Esta decidido, me voy, después de todo ese no era el trato.

–Ex. –recalca y sigue apoyado contra la puerta de la cocina pero desaparece detrás de ella y me apresuro por salir– No sé de qué te preocupas, nunca tuvimos un trato firme.

Cierro la puerta de un golpe y bajo las escaleras corriendo, suerte que no hay gente, escucho la puerta abrirse pero no miro hacia atrás. Salgo por la puerta y para mi sorpresa está lloviendo, con la bolsa en mi cabeza me acerco a la acera y mis zapatillas se llenan de agua gracias a los autos. A lo lejos veo un auto amarillo, son de esos que transportan gente, lo vi en la televisión. Le hago seña para que se detenga, mojando el asiento del auto veo a Shawn en la puerta.

–Siga derecho –le indico al conductor que me mira de una manera rara. Pero el auto comienza a andar y no llego a menos de dos metros que nos detenemos y observo al taxista con el ceño fruncido.

–¿Tienes dinero para pagar?

–¿Qué clase de pregunta es esa?

¿Es en serio?

–No voy a perder tiempo conduciendo si no tienes dinero para pagarme. Además no tienes pinta de tener dinero.

–Puedopagarle después, conseguiré el dinero y usted puede darme su dirección.

–Bájate niña. –con toda la humillación del mundo salgo de auto golpeando la puerta.

A ver si la puede pagar.

El auto arranca sobre un gran charco de agua sucia que me cubre por completo.

Paciencia. Necesito paciencia.

Y un baño.

–Plan B -me digo a mi misma. Pero...

Debí pensar en uno.

–¿Qué haces? –escucho detrás de mi cuando Shawn se acerca. Se ve agitado y esta cerca.

Demasiado cerca.

Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora