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Shawn



Estaba realmente enojado, Ashley advirtió que lo haría, pero no creí que fuera capaz de hacerlo. Llamar a los paparazis para armar un escándalo involucrando a alguien que no tienen nada que ver en esta situación es una locura.

Lía ha estado mirando la ventana todo el rato que llevo manejando, no debí abrir mi boca y menos haber escuchado su conversación.

-Llegamos -digo tratando de cortar la tensión.

-¿Un parque?

-No es un parque es él parque.

-No entiendo -agrega, su humor no es bueno- ¿Qué vas a hacer? Quiero volver.

-Solo quería que lo conocieras, este parque me ayudo en momentos difíciles. Es uno de los más hermosos de la ciudad -apago el auto y quedamos en completo silencio- ¿Bajamos?

-¿Tengo elección?

-Tienes dos opciones -la miro mientras hablo, pero sigue mirando por la ventana- Bajar por ti misma o quedarte en el auto obligándome a cargarte -me observa desde su sitio y se que esta estudiando la situación.

-Bien. -murmura.

-Genial, eso fue fácil. -me bajo del auto, camino hasta su puerta y la abro- Te aseguro que cuando entres no vas a querer salir.

Lía camina unos pasos detrás de mi. Me detengo en la casilla de boletos y un joven de cabello rubio masticando chicle me tiende dos boletos junto un volante con un mapa.

Atravesamos el gran portón para adentrarnos al lugar. Wow, hace bastantes días que no volvía, este lugar es realmente hermoso aún no me acostumbro cada vez que vuelvo.

Sin darme cuenta volteo para ver a mi acompañante, pero aún sigue paralizada en la entrada observando todo el lugar.

-Te advertí -digo quedando a su lado.

-Es-esto...

-Vamos -digo colocando mi mano en su espalda para empujarla. Pero se tensa y da un salto para distanciarse.

Trato de hacer que no paso nada y la guio por todo el jardín, deteniendo nos en cada tipo de flor, rosa o insecto que se nos cruza.

La paz que se siente en este lugar es tan purificante que inhalo todo lo posible para después soltar el aire. La conversación con Lía no va de lo mejor pero al menos no estamos en un silencio incómodo. La observo caminar mirando en todas direcciones, es un nuevo lugar y la comprendo.

Este lugar se volvió un refugio para mi. Un día agotado y estresado queriendo salir de mi rutina hace dos semanas me encontraba conduciendo sin rumbo para luego detenerme en este lugar. Desde entonces he regresado cada vez que siento que mi día no está siendo el mejor, o a veces cuando necesito algo de distracción.

Llevamos caminando casi tres horas, por lo que cuando llegamos a una zona de picnic frente un estanque con peces nos detenemos.

-¿Ahora qué? -se sienta en el verde pasto y hago lo mismo.

-¿Quieres irte?

-No -veo como respira y al hacerlo cierra los ojos- ¿Cuánto escuchaste de la conversación?

-Todo. -suspiro- Llegué y cuando estaba por tocar te escuche llorar, iba a entrar pero la voz de la enfermera me detuvo, nunca pensé que te iba a dar esa noticia- hago una pausa- No sabes las ganas de entrar que tenía...

-¿Para qué? -pregunta totalmente confundida.

-Para protegerte. -gira la cabeza y quedamos frente a frente, me acerco lentamente hasta que puedo sentir su respiración, ambos tenemos los ojos fijos en el otro. Roso mis labios con los suyos en un gesto suave y delicado, cierra los ojos como si estuviera pensando en algo pero yo no puedo dejar de mirarla y cuando me acerco más...

-No. -gira la cara mientras se aclara la garganta- ¿Te molesta si nos vamos?

Lo arruine.

-No, lo siento... yo... -no se que decir- ¿Qué quieres hacer?

-Dormir. -dice jugando con un brote del suelo.

-Está bien -me levanto y la ayudo a pararse- Vamos a conocer tu lugar -bufa caminando hacia el auto.

Mientras manejo Lía se acomoda en el asiento enrollándose como un bebe, el trayecto hasta mi casa es bastante largo, se puede decir que podría cortarse la tensión con un cuchillo.

Pasan varios minutos y aun quedan varias cuadras, Lía se durmió hace minutos.

El semáforo en rojo me detiene y la observo dormir, acomodo un mechón de su pelo pero se mueve.

-No vuelvas a hacerlo... -habla dormida pero no entiendo nada, así que le sigo la corriente.

-¿Qué cosa?

-Prométeme que no lo harás...

-No sé de qué hablas -digo. Dice algunas cosas más que no logro entender.

-Besarme... - eso es lo último que entendí.

-¿Porque no?

-No-soy-buena -habla rápido arrastrando las palabras por lo que le entiendo poco pero lo necesario.

-No lo puedo prometer.

Pongo en marcha el auto y sigo conduciendo por la ciudad.


***
Hola gente bella, espero que estén pasando esta cuarentena lo mejor posible. Y bueno aca les dejo un nuevo capitulo.

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Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora