Esa noche.
Lía.
—¡Vuelve! —escucho gritar detrás mío mientras me alejo corriendo lo más rápido que puedo y permiten mis pies.
Nunca
Nunca
Nunca
Con el aire entrecortado trato de regular mi respiración mirando entre la oscuridad alguna salida por la que pueda escapar, pero todo es muy confuso y sinceramente ya ni recuerdo como era el camino cuando me trajeron.
Mis ojos arden, la venda que tenía sobre estos me causa irritación, la cortada en la mano hace que arda con cada apretón para que deje de sangrar y mis piernas acalambradas hacen que cada pisada duela y no pueda parar de llorar.
Por fin veo un sendero con rocas dando paso a un gran túnel iluminado por la luz reducida de la luna, me apresuro a entrar e ignorar los ruidos sobre el techo de piedra que hay sobre mí, casi llegando al final me encuentro con una reja cubriendo toda la salida, abro cuidadosamente una parte descubierta en la orilla y me arrastro por el pequeño espacio por el cual puedo salir de esa oscuridad, observo con más claridad, hay muchos árboles y postes de luz. Por un instante caigo que donde me encuentro es un parque, enseguida mis recuerdos más profundos se hacen presentes e imágenes dolorosas se cruzan en mi mente, cierro los ojos por un mísero instante y prosigo abrazada a mí misma corriendo como si mi vida dependiera de eso.
Aunque quiera fingir que no es así, es la realidad.
Llego a una calle transitada por muchos autos que da al final del parque, observo detrás de mí y no veo a nadie siguiéndome pero no puedo estar segura y opto con continuar. Del lado izquierdo de la carretera hay mucha gente rodeando un auto negro, me apresuro a cruzar y recibo más de un bocinazo por parte de los conductores, logro ver varios carteles aunque no consigo descifrar lo que dicen y algunas de las personas en su mayoría chicas se quedan observándome. Sigo corriendo hasta cruzar la siguiente calle y continúo; no es hasta que ni siquiera llego a la mitad de la segunda calle que veo dos luces, luego siento un golpe en mi hombro derecho, y después nada más.
Nada más.
Horas mas tarde.
Abro los ojos y trato de aclarar mi vista borrosa, me encuentro en una habitación blanca con un aroma particular, estiro el cuerpo y duele, no puedo mover el brazo, tengo una mascarilla para respirar, siento mi mano áspera y veo que esta vendada, también llevo puesto un gran vestido muy fino. Mi ropa está a un costado, sobre la silla y se ve bastante sucia. Oigo por los pasillos mucho ruido de teléfonos sonando y mucha gente hablando, no recuerdo como llegue hasta este lugar.
Cierro los ojos, estoy muy cansada y espero haber encontrado un lugar seguro, pero no definitivo.
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Segunda Oportunidad
Genç KurguElla: Atrapada desde que tiene memoria en el mismo lugar, siendo apartada del mundo, torturada, maltratada, sintiéndose destrozada y sin vida. Creyéndose nadie para el resto del mundo y para sí misma, hasta que todo cambia y, el poco conocimiento qu...