Lía
Si minutos atrás estaba perdida, ahora lo estoy más. Veo inmensos edificios en todo mi alrededor. La ciudad es mucho más grande de lo que creía.
Las personas caminan por mi lado esquivando-me concentrados en sus teléfonos o simplemente caminando muy apresurados para llegar a sus destinos.
¿Cual es el mío?
El sol se ha tapado completamente por lo que puedo ver con más claridad. Estoy deambulando para ver si algo se me hace conocido pero es algo inútil.
Opto por camibar y llego a un parque, no hay mucha gente. Tampoco se iguala al que Shawn me llevó. Aún así hay varios juegos.
Recuerdo ese día, luego de salir del hospital me llevo al parque más hermoso que seguro voy a ver en mi vida. Había mucha variedad de flores, todas con diferentes aromas, realmente perfectas. También la gran laguna con peces era hermosa. No voy a olvidar esas imágenes de mi mente.
También tengo un vago recuerdo de Shawn acercándose a mi y yo apartándolo. Es como si fuera un sueño. Claramente eso no pasó, pero ¿por qué me siento rara al recordarlo?
Sacudo mi cabeza quitando esos pensamientos de cabeza y trato de ignorar sentir mi corazón más acelerado.
Me siento en una blanquilla cerca de una fuente de agua y me pierdo en ella pensando como haré para volver al departamento. Tampoco puedo volver a la clínica porque perdí el rumbo.
Debí esperar en la entrada.
La idea de llamar a Brise se cruza en mi cabeza, pero ¿con qué objeto?
Tengo que arreglar esto sola.
Soltando un suspiro me levanto del lugar sintiendo el aire aún más fresco que antes. El cielo está oscuro de repente y la lluvia empieza a caer despacio.
Consigo llegar hasta debajo de un árbol justo en la acera de la calle y del otro lado veo una tienda. Pero no es una tienda es una...
Intento entender las palabras del nombre.
—Li...libra...librarie —es un espacio pequeño a comparación del resto. Se ve que es vieja por el color de la madera. Tiene una gran ventana cubierta alrededor con plantas que trepan la pared mientras se puede observar la cantidad de libros dentro.
Muevo mi pierna inquieta.
Quiero entrar.
—Solo daré un vistazo —digo cruzando la calle despejada.
Me detengo frente la gran ventana para ver hacia adentro, no hay nadie. Abro la puerta un poco indecisa.
Tu puedes.
Abro por completo la puerta y el sonido del grito de un animal me asuste que me encogió un poco como si algo me fuera a atacar.
—Oh, tranquila —dice la voz de una mujer al otro lado del lugar. Tiene un tono raro. Es una señora grande, tiene el pelo platinado y está sujeto. Se acomoda la manta que la cubre sonriendo amablemente— Es una alarma que ha puesto mi marido. Aunque le dije que era horrenda.
Dice haciendo un gesto de asco. No puedo evitar reír.
Cierro la puerta cuando veo que estoy mojando el piso por la lluvia. Hay un trapo en el suelo donde raspo mis pies tratando de quitar el barro. La mujer rodea la mesada para llegar a mi.
—Pasa querida, debes estar congelada —dice tendiendo-me una toalla. La tomo y escurro mi pelo.
—Gracias —le digo mientras veo todos los libros.
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Segunda Oportunidad
Teen FictionElla: Atrapada desde que tiene memoria en el mismo lugar, siendo apartada del mundo, torturada, maltratada, sintiéndose destrozada y sin vida. Creyéndose nadie para el resto del mundo y para sí misma, hasta que todo cambia y, el poco conocimiento qu...