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Al abrir la puerta de la librería para salir La campanilla molesta suena nuevamente. El sol impacta en mi piel y entrecierro los ojos tratando de cubrirme el rostro con una mano.

Observo el móvil y la hora indica las cinco en punto. Debo esperar a Shawn, quien se ha ofrecido a recogerme para ir a un paseo. Aunque no hablamos de la situación de ayer no creo que haga falta, estoy algo más tranquila ahora que sabe de dónde vengo, y él supo comprender y no indagar más de lo que he dicho. Aun así, hay un leve murmullo en mi cabeza que me indica que ande alerta, aun no creo que se le haya pasado lo de la droga y esta mañana me ha dado la charla del siglo explicando las consecuencias de consumir ese tipo de sustancias.

Veo un auto conocido aproximarse y entro en pánico, no es Shawn. Es Brise. A quien no le he contestado los mensajes desde anoche.

Se baja apresuradamente del auto mientras me acerco con la intensión de pedirle que se marche, si Shawn lo ve no sé qué pasara.

—¿Qué haces aquí? Tienes que irte, ahora —digo rápidamente.

—Estaba preocupado —responde enfadado— No sabía si habías llegado o no, pero a la señorita no le importa el resto.

Me ofendo.

—¿Perdón? —espeto.

—Disculpada —se cruza de brazos mostrando una sonrisa burlona.

Frunzo el ceño.

—¡Sabes que eso no es lo que quise decir! —grito entre molesta y divertida.

—No importar, debes avisar la próxima vez —reclama acusándome con el dedo índice.

—Ok, ya entendí. —digo colocando mis manos en sus hombros— Ahora tienes que irte.

Pero apenas logro empujarlo haciendo que dé dos pasos hacia el auto cuando de reojo veo el auto negro de Shawn.

—¡Rápido! —lo empujo y Brise mira el auto negro mientras se dirige al suyo— ¡Vete! —Brise me mira y en ese momento Shawn estaciona detrás de él y en un santiamén se encuentra fuera del vehículo avanzando a toda velocidad hacia Brise.

Intento dar un paso, pero me petrifico en mi lugar cuando veo que Shawn toma de la campera y empujar a Brise contra la puerta del auto.

—No te acerque a ella —amenaza.

—Shawn —le llamo.

Me mira por encima del hombro del hombro de Brise y señalando con la cabeza el auto dice:

—Vámonos —mis pies obedecen y camino hacia el auto negro. Abro la puerta y me quedo esperando que Shawn suelte a Brise.

Ambos se miran, y no sé cuál de los dos está mas enfadado. Ambos tienen el rostro contraído, pero Shawn tiene los puños tan apretados que se le marcan las venas en las manos rojas y Brise tiene el rostro rojo, pero aún mantiene los brazos a los costados apretando igualmente las manos.

—Deja que decida ella —escupe Brise y Shawn se ríe siniestro.

—Está mejor conmigo —me lanza una mirada— Lejos de ti.

—¿Seguro? —insinúa el otro.

Shawn cambia el rostro. Separa el cuerpo de Brise del auto y le da un empujón.

—¡Shawn basta! —grito aferrando mis manos a la puerta.

No me mira, suelta bruscamente a Brise echándole una última mirada para caminar en mi dirección.

—Cuídate Lía —dice Brise y cierro los ojos ante la provocación.

Cuando vuelvo a abrirlos Shawn arremete contra el dándole con el puño derecho en el rostro lanzándolo al suelo.

Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora