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NOTA : El chico de la multimedia, es Jayden.
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—Así que... ¿ eres un humano ahora ?

Seis horas después estamos estacionados frente a un restaurante de comida rápida, el humano Darío y yo esperamos fuera a que Louise y Jayden lleguen con la comida.

—No, jamás me denigraria a tal especie tan repulsiva y grotesca — ruedo los ojos, frustrada. Siempre está recordándome que mi especie está causando el fin del mundo que solo nos preocupamos por que es más lindo si los abdomenes planos o los culos grandes, porque claramente no puedes tener ambos —Solo adopté mi forma física para pasar desapercibidos.

—Te ves muy diferente — tomo sus mejillas comprobando que este acto hace que tomen cierta coloración rojiza, luego su pelo y termino con sus brazos —Así que eres moreno, eso si que es guay.

—No soy moreno, es el color que tu planeta asocio a mi al momento de transformarme, de donde vengo no hay colores es mucho más fácil así — él tiene razón, un lugar donde no haya colores sería más pacífico. Sin problemas de racismo.

—¿ Cómo es...era ? — apenas empiezo a pronunciar mi pregunta su rostro cambia un poco, volviéndose más sombrío —Tu planeta ...

—Era el mejor, sé que los humanos tienden a sobreestimar su planeta y se niegan a aceptar que hay más vida en toda la galaxia por miedo a el avance tecnológico en ella. Pero mi planeta era claramente superior — se recuesta del capo del vehículo mientras mira el atardecer —Era una monarquía donde los reyes apoyaban a sus súbditos y no se notaba la diferencia de niveles sociales, todos vivíamos con la cantidad de recursos y parecía que fuésemos igual. Pero no...

Lo observo detalladamente mientras sigue su retalo —Los de la realeza tenían muchas más oportunidades de volverse espíritus, ellos eran mejores; tenían más poderes, eran más ágiles, cosa que los hacía mejores candidatos. Por lo que ellos se volvían espíritus y los demás debíamos permanecer ocultos de los demás — cruzo mis brazos por la brisa. Entre más nos acercamos a Kansas cada vez hace más frío. Darío toma mi hombro desplagando una corriente llena de calor por todo mi cuerpo haciendome sentir mejor —Todos los días eran iguales, ellos se iban y los otros sé quedaban. Hasta que nací yo, el bastardo del rey.

—¡¿ Eres de la realeza ?! — exclamo muy sorprendida, me giro y lo miro seria.

—Mi padre estuvo con mi madre, la sirvienta tres del castillo, y me tuvieron a mi. El hijo del rey no deseado en el castillo — mientras habla no puedo evitar pensar en todo lo que debió sufrir en ese lugar, la reina obviamente no permitiría que el hijo de su marido estuviera con los suyos —En realidad no fue tan malo, me encantaba poder leer la mente de la reina o echarles agua encima a mis hermanos. Ser el más poderoso me daba poderes que ellos jamás habían visto.

—Debió ser increíble tener tanto poder, y tener súbditos — digo, con mi imaginación en los cielos.

La verdad esque desde muy temprana edad siempre he visto películas de princesas, crecí viendo esos hermosos y pomposos vestidos y sus sonrisas de dientes blancos. Mis disfraces de Halloween siempre eran princesas Disney y por lo general dormía con ese disfraz hasta el día siguiente. El solo hecho de imaginar a Darío en la cabeza de la monarquía me resuelta emocionante.

—Es difícil asimilar que no lo volveré a ver a mis hermanos y hermanas jamás... — mira con nostalgia el suelo, sin poder decir ni una palabra más. Nuestra conexión me permite sentir todo lo que él así que sé que está próximo de desplomarse.

Lo tomo entre mis brazos y lo aprieto.

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Tiempo después. Ya estamos cruzando Kansas.

Él me eligió Donde viven las historias. Descúbrelo ahora