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—Mierda...

Me obligo a mi misma a sonreírle a Jayden cuando noto que empieza a caminar hacía mi. Llevo semanas evitandolos a él y a Louise, si no fuera porque Darío está dentro de mi cabeza les juro que tampoco hablaría con él.

—Hey, ¿ cómo estás ? — arqueo una ceja con sarcasmo, esa pregunta es muy estupida. Debo admitir que me parte el alma su aspecto físico, tiene ojeras y el uniforme mal arreglado. Esta en sus peores momentos, jamás lo he visto así —Perdón... es que no sé que decir.

—Estoy bien, ¿ cómo están Louise y tu ? — me mira directo a los ojos y puedo mirar que le brillan por sus lágrimas.

—Debo serte sincero, jamás he visto a mi hermana tan deprimida. Ha faltado a clases, esta bajando su rendimiento en clases de vuelo rápido y está encerrada todo el día — aprieto los labios y miro hacia otro lado. Yo tampoco me encuentro en mis mejores momentos, he faltado a algunas clases y justo fui llamada a la oficina de la Inquisidora. Me van a enviar de vuelta a mi casa si sigo comportandome así —Tampoco estoy pasándola de lo mejor...

—Nadie está siendo el mismo últimamente — suspiro rendida y me giro hacia él. Lo veo directo a sus ojos —Ya no tiene caso seguir con esto, ninguno de nosotros está bien con esto.

—¡¿ Eso significa que nos perdonas ?! — relamo mis labios antes de sonreír y asentir a duras penas. Siento como sus brazos rodean mi cintura y luego como soy alzada por él —Eres increíble, fantástica, la mejor cazadora de todas.

—No necesito todos los halagos; o sea sí sé que soy todo eso, pero no necesitas decirlo — sonrio cuando siento el piso bajo mis pies, levanto la mirada para verlo de nuevo a los ojos y me encuentro con sus ojos azules mirando directo a los míos hasta el punto de que me siento muy nerviosa —Sí bueno... tengo una cita con la Inquisidora.

—Dirás con tu madrina — entrecierro los ojos para que no lo repita de nuevo. Aún es difícil para mí tomarme esto en serio —Bueno, le diré a Louise que fuimos absueltos de nuestros pecados. Te veré luego.

Tomo una última respiración muy profunda antes de apresurarme a la puerta del gran salón, una habitación donde solo pasan cosas importantes según mis compañeros y que no es nada bueno que la Inquisidora me haya convocado para una reunión allí. Toco la puerta y apenas escucho su fria voz entro sin prestar atención a el entorno.

—Lo lamento muchísimo, sé que he descuidado mucho mis labores y estuve fuera de mi estos días. No me regrese a mi casa, por favor — se gira sorprendida hacia mi por mi entrada tan frenética. Escucho como alguien se aclara la garganta y allí notó los cinco chicos frente a mi —Oh... ¡ hola !

—Buenas tardes, señorita Bernard — la Inquisidora le da una vuelta a la mesa y me indica sentarme — Antes de que entrara como loca a la sala pidiendo disculpas por algo de lo que no debería disculparse, estábamos hablando sobre usted.

—¿ De mi ? — me señalo curiosa.

—Verá, los convoque a todos aquí temprano en la mañana para anunciarles algo muy importante — muerdo mis uñas esperando que no sea nuestra expulsión de Ardodia —Ustedes... Cazadores novatos, tendrán su primera misión de campo.

—¡¿ Qué ?! — respondemos todos al unísono. Supongo que, al igual que yo, hace poco subieron de rango.

—Necesito de ustedes para que ayuden a salvar a esta dimensión — con un ligero movimiento de dedos, hace que una pantalla holográfica nos muestre un de volcán de color verde y que parece emanar un brillo color blanco —El Volcán Eilo, uno de los más devastadores volcanes que existen en Ardolia.

—Escuche que si uno de esos explota en cualquier dimensión podía acabar con la existencia de esta y volvería radiactivo el lugar para que no pudiera regenerarse otro mundo — el chico a mi derecha me susurra al oido haciendo que me gire rapidamente a él. Recuerdo haber visto su rostro es una practica, pero no recuerdo su nombre.

Él me eligió Donde viven las historias. Descúbrelo ahora