Capítulo 8✔️

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Despierto agitada y sudada, estuve toda la noche soñando con esos hermosos ojos. Nunca vi su rostro pero sabía a quién pertenecían, sólo era una sombra en la oscuridad con un par de ojos que me miraban con deseos, como si quisiera desentrañar todos mis secretos y miedos.

Me quedo acostada en la cama tratando de entender porque un extraño con el cual compartí a lo mucho cinco palabras perturbo mi sueño así. Pero un golpe a la puerta hace que deje mis ensoñaciones para después. Abren la puerta y aparece mi madre seguida de Nana, la última carga un paquete que parece un vestido.

— Ya es tarde, Samantha— dice mi madre— Ya deberías estar lista.

— ¿Perdón? ¡Pero si son apenas las ocho! ¡Y es sábado!— digo molesta.

— ¡La reunión y la comida con el socio de tu padre, es a las nueve!— dice con tono de reproche.

— ¡Y yo como iba a saberlo sino me dicen un coño!— listo ya exploté.

— ¡Cuida tu lenguaje! ¡Hoy no permitiré que dañes el negocio de tu padre por tu imprudencia!— dice regañándome.

— ¿Sus negocios? ¡Me importa un coño! ¡Ustedes, siempre ustedes! ¿Y yo cuándo? ¿Cuándo se preocuparan por mí? ¿Acaso te interesa el detalle de mi muñeca?— cuestiono enseñándosela— ¿Has preguntado tal vez, sólo tal vez cómo me siento? ¿No verdad?

— Cállate, insolente— y con eso me lanza una cachetada que hace que mi cara se voltee. Y como fue en el mismo lugar donde recibí los golpes ayer, sangro.

— Señora ya se está haciendo tarde, déjeme que ayude a arreglar a la señorita— dice mi nana, tratando de calmar las cosas.

— Si. Es cierto— dice Anastasia con molestia y desdén— Procura que se vea decente— y justo cuando va a salir se detiene y me observa— Más te vale que te vistas con eso— señala el bulto que Nana sostiene en las manos.

Nana cierra la puerta y se acerca a mí, y me abraza. Me muestra el bulto, y veo un vestido suelto a nivel de las rodillas con un escote decente y en tono rosado claro, debía admitir que era muy bonito, pero si me lo ponía, estaría haciéndole caso a mi madre y me niego a hacerlo; me vería como una niña rica y mimada; y sería una muñeca como ella, y eso no lo permitiré. Nana percibe mis intenciones y me dice.

— No los hagas enojar más, mi niña. Piensa un poco antes de actuar...

— Mírame... ellos quieren a una princesa, les mostraré lo que es ser una reina— digo y entro al baño donde me ducho rápidamente.

Nana me ve nerviosa, mientras camino de un lado a otro, entro al armario, tomándome unos minutos eligiendo el mejor atuendo para la ocasión, al salir ella niega cuando le muestro lo que me pondré.

Me coloco mi atuendo, un jeans de cuero sumamente ceñido a mi cuerpo, una ombliguera gris que irónicamente tiene unas alas de ángel, mi chamarra negra y unos botines algo altos de color negro. Maquillo un poco mi cara, algo simple pero elegante. Arreglo mi cabello y lo dejo suelto, además arreglo la férula, disimulándola con la chaqueta.

Cuando voy a bajar, nana me dice que me encanta ver molestos a mis padres y la única respuesta que obtiene de mi parte es mi risa sarcástica.

Decido bajar, y cuando voy a mitad de las escaleras, lo escucho la voz de mis sueños; sigo bajando lentamente, y veo reír a la última persona que espere encontrarme en mi hogar.

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Narrador Drag Müller

Anoche me costó conciliar el sueño, hacía años que no me pasaba eso y menos por una chica. Lo admito, esa dichosa Ángel me flecho, quedé igual de embobado que mis hombres, y sólo cruce un par de palabras con ella. Sólo ansió poder tenerla conmigo para mí, poderla hacer gemir mi nombre, además de ponerla en todas las posiciones que supiera e inventar unas cuantas más.

Joder de solo pensar en las cosas que podría hacer con su cuerpo me prendo

Decido dejar de pensar en eso o no podré salir de la ducha, termino y me visto con un traje de dos piezas azul marino y una camisa blanca, algo sobrio pero formal, simple pero elegante. Hoy por fin tendré la dichosa reunión con Romanoff, según él tiene una propuesta que no podré negarme. Obviamente sé de qué trata, en nuestro mundo hay pocas formas de ser el jefe: matando al líder, heredando o con el casamiento. Y, ya que, no planeo por ahora matar a Dimitri y la herencia queda descartada. Me voy por la opción más lógica, casamiento.

Dimitri tiene una hija joven, pero nadie sabe con certeza cómo es; desde que la niña cumplió quince años su padre se encargó de alejarla del foco de sus enemigos. Creo que fue una opción muy inteligente de su parte.

Nadie sabe qué aspecto tiene y reconozco que me da curiosidad, pues la madre no está nada mal. Pero mi mente solo la ocupa una doncella con nombre angelical y cuerpo demoníaco.

Digna mujer para mí, el mismo Diablo

Veo al Perro que ya me espera en el auto y nos vamos, Lobo y Tiburón no nos acompañan pues los deje encargados de buscar la mercancía que le había encargado a Sergey anoche.

— ¿Aún piensas en el Ángel?— pregunta el Perro, mientras maneja.

— No— miento— Pienso en cómo voy a poder expandir mis negocios. Creo que ya Alemania me queda pequeña...

— Según Dimitri, su propuesta es innegable— dice.

— Sí, claro que lo es... no por nada es el Rey— digo dando por finalizado el tema.

Llegamos a una mansión muy grande, demasiado extravagante para mi gusto. Con un amplio jardín, y una fuente en toda la entrada, nos recibe la mansión Romanoff. Allí nos espera Dimitri.

— Muy buenos días, Müller— dice dándome un apretón de manos.

— Buenos días, para ti también— contesto.

— Excelente, pasen están en su casa. Imagino que recordarás a mi mujer, Anastasia— dice señalando a una hermosa mujer cuya cabellera estaba alborotada por el viento.

— El tiempo parece no pasar en ti, Anie— digo saludándola— Cada día más hermosa.

Cuando digo eso se sonroja de una manera muy divertida a lo que todos nos reímos. En eso escuchamos unos tacones bajar por la inmensa escalera.

— Esa debe ser mi joya. Mi bella Samantha— dice con orgullo, Dimitri.

Y al alzar la mirada me encuentro con una chica vestida de una manera muy sexy, con su cabello color rojo pasión alborotado, desatando en mí unas ganas de poseerla a como de lugar.

Ángel De La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora