Capítulo 37✔️

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Narrador Samantha Romanoff

Me tardo más de lo normal en arreglarme, tengo un mal presentimiento. Al bajar me encuentro a mi nana.

— Joder Nana, cuanto te extrañé— digo abrazándola.

— Niña, no me gusta que uses ese lenguaje tan vulgar— me reprende como la madre que no tengo.

— Eso pasa cuando ocupas la mayoría de tu tiempo para estar con hombres— no más terminar la frase me doy cuenta de lo mal que suena— No de hombres en un sentido sentimental, mierda ya ni sé que digo. Ay Nana, ¿dime qué me entiendes?

— Ja ja ja ay niña te pareces a tu padre y a tu tío...— dice suspirando.

— Nana, ¿por qué nunca me hablan de mi tío? Ni sé cómo se llama— digo intrigada.

— No puedo decirlo, ya sabes como es tu padre con los asuntos familiares... Mira la hora. Ya el joven Alexander, debe de estar esperándote.

Y sin más me deja con la duda misma duda. El misterio que acecha a mi familia desde hace años. Corrijo, uno de los misterios de mi familia.

...

— Sabes, no me has dicho ¿con quién vas a pelear hoy?— dice Alex, mientras esperamos que An se monté en el carro.

— Creo que se llama Fénix o Phoenix— digo desinteresada— Hasta dónde sé, ella es una rival súper fácil.

— ¿Qué?— dice Alex mirándome preocupado— Por Dios, ¿en qué estaba pensando Ángel?— dice y yo lo miro sin entender.

— Te podrías explicar... Claro si no es mucha molestia— finalizo con sarcasmo.

— Samantha, esa mujer es una contrincante realmente fuerte. Ella no es ninguna novata como tú. Ella es ruda, se vale de que pocas personas la reconocen. Normalmente a la hora de pelear, deja que el contrincante ataque con todo lo que puede; y cuando éste está cansado, lanza su ofensiva. Debes tener cuidado. Ella es de armas tomar— dice muy serio.

Pienso en la información que he recaudado, ahora tiene sentido mi mal presagio.

— Voy a matar a Ángel— digo sin más.

— Apuesto que él no sabía. Es un chico muy agradable.

— ¿Incluso para ser un marica?— digo probándolo.

— Sus preferencias sexuales me valen madres. Con tal que no se meta conmigo, estaremos bien— dice riendo.

En eso vemos que Ángel sale del edificio con un bolso grande.

— Ragazza y ¿guardaespaldas?— saluda An.

— Entra pendejo, qué ya vamos tarde.

Mientras que An y Alex hablaban de yo no sé qué técnicas, yo me vestía con el carro en movimiento. Al llegar al Night Club, Alec y Sergey nos saluda y nos guía a An y a mí a mi camerino, mientras que Alex se retira al tercer piso para pasar la velada en compañía de unas putas.

— An— llamo su atención— Tengo miedo.

— Y ¿por qué?— dice.

— No sé. Últimamente ando muy paranoica.

— Ése es el efecto Müller— termina riéndose, a lo que yo le golpeó.

Alec reaparece y nos indica que ya la pelea va a iniciar.

— Muere Libre— digo como mantra.

— Pelea Bien— responde.

— Aún no sé ¿por qué seguimos diciéndolo? Hace años que ya superamos la película— dice An.

— Nos da suerte... Por eso lo hacemos.

— La suerte es para mediocres, el éxito es para arriesgados— dice muy alegre An.

— ¿Qué te tomaste qué no compartes?— digo dándole un beso.

Cuando llego al ring, siento que ésta vez la mirada que siempre me acompaña, no esta. Y no sé por qué eso me pone mal. Veo a mi contrincante sonreírme.

Joder, menos mal que estoy clara con mi sexualidad

Ésta mujer es hermosa. Alta, ojos color zafiro, cabello tono azabache, piel trigueña. Basta debo dejar de verla.

Ya pillé tu juego Fénix

— Bienvenidos damas y caballeros— comienza el animador— Hoy veremos el duelo de dos hermosas Diosas. Nuestro Ángel De La Muerte contra Fénix. ¿Quién ganará? ¿Habrá nueva líder? ¿Nuestra invicta mantendrá su título? ¿Veremos la tan esperada Muerte Súbita? Hagan sus apuestas.

Odio a este tipo

Muerte súbita, espero por todos los santos no pisar nunca esa zona. La campana suena, y la contienda empieza.

El primer asalto fue un torbellino de golpes y movimiento, impulsada por la adrenalina, empecé a lanzar ataques feroces, mientras que Fénix los esquivaba con una gracia felina. El público se levantaba de sus asientos, animándonos con gritos. Desde mi última pelea, he tenido un incremento de fans.

En el segundo asalto, la experiencia de Fénix comenzó a tomar control, y mis nervios se hacían evidentes. Con golpes certeros y unas cuantas combinaciones bien ejecutadas, me acorrala contra las cuerdas. La cabeza la tenía embotada con lo que me había ocurrido recientemente, estaba exhausta pero no rendida, decido que no me dejaré ganar así que resisto con tenacidad, estuve buscando un contraataque que nunca pude asestarlo, pues la campana había sonado.

El tercer asalto fue un duelo de resistencia. Ambas estábamos agotadas y magulladas, intercambiábamos golpes con una fuerza que parecía sobrehumana. La sangre fluía por sus rostros, pero ninguna de las dos se inmutaba. Mi adicción volvía a salir a flote, al sentir mi labio sangrando.

Sin embargo, en el cuarto y último asalto, con un último esfuerzo, desato toda mi ira contenida, lanzó una serie de golpes devastadores con una precisión que sorprendió a todos, incluyéndome. Fénix, aturdida por la inesperada ráfaga, no pudo defenderse.

Y en un momento dramático, mi golpe demoledor impactó su mandíbula, enviándola a la lona. El árbitro detuvo la pelea, declarándome vencedora por TKO.

El público rugía con emoción, mientras que yo intentaba mantenerme en pie y escupía la sangre con toda la dignidad que una mujer herida podía tener. Luego me retiro a mi camerino, con mis dos chicos siguiéndome. Ahí ambos se convierten en mis enfermeros personales.

Al final terminé con la cara cortada al igual que mi labio, los nudillos muy dañados, y uno que otro golpe.

Ángel De La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora