Capítulo 63✔️

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Con paso lento pero seguro, me acerco al primero, Steve. Le quito la mordaza que tiene, a lo que empieza a insultar y blasfemar hacia mi persona, por lo que le doy un golpe en su quijada, haciendo que se tranquilice.

— Steve, tú te encargaste de sabotear varias entregas del Diablo, y como sólo seguiste órdenes, tu castigo no va a ser tan grave...— digo acercándome a la mesa y vuelvo a coger la jeringa, mientras juego con ella y se la enseño lentamente a lo que él pone una cara que me hace reír con muchas ganas— Por tu cara. Ya sabes que hace ésta droga en particular... Tendrás tan sólo una hora de vida, en donde cada uno de tus órganos se irán consumiendo lenta y dolorosamente. Y la única cura es la ingesta excesiva de adrenalina, la cuál, obviamente también te matará, dolorosamente claro...

Todos se quedaron impactados y tensos por lo dicho. No me importaron las súplicas de Steve y sin ningún atisbo de remordimiento, le inyecto en su yugular todo el contenido de la jeringa. Poco a poco los gritos inundan el sótano, y ese sonido hace que mi piel se erice por completo.

— A ver... ¿quién sigue?... Fabriccio, hasta donde se sabe, tú acabaste con una de las fábricas del Rey. Honestamente no me importa, pero todos merecen y recibirán un castigo, además de que dañaste parte de mi futuro imperio... creo que esto podría ayudarme— digo mientras agarro el regalo de Alex.

Saco la navaja de su estuche de cuero, toco uno de los filos, haciendo un leve corte en mi dedo, sin asco lo meto en mi boca y succiono mi sangre, mientras que todos me miraban a la expectativa. Como bien dijo Drag, nadie interferiría si yo no lo autorizaba, con el rabillo del ojo lo busqué, y lo encontré con sus sombras, los cuatro bebían algún tipo de licor, que a juzgar por sus caras, era realmente fuerte. Decido concentrarme en mi disfrute, y le hago un corte en su abdomen descubierto. El filo de la navaja, hace que una línea de líquido carmesí brote sin control alguno.

El Diablo, me cedió todo el control, el solo pensar eso, hacía que mis ganas aumentarán. Él había dejado que yo eligiera el destino final de los sujetos que arruinaron su negocio y su reputación. Él había dejado en mis manos la muerte de aquellos repugnantes seres, sólo para congraciarse conmigo debido a sus actitudes pasadas.

Dejo de pensar y actuar por impulso, decidí que mi tatuaje sería un recordatorio de lo que ahora era, y quería que el mundo lo supiera. Por ello, empuñe con fuerza la navaja y empecé a trazar ADLM para que así supiera el mundo que yo existía, que me habían creado con odio y sufrimiento, y que eso iban a recibir todos de mi parte; todo esto lo había decidido en el mismo instante en que acepté estar con Drag en cuerpo alma.

Sus gritos se mezclaban con el de su compañero de armas, quién ya estaba en las últimas. Después de pensarlo mejor, decidí marcarlo también en la espalda y no solo en la altura de su corazón. Luego de eso, empecé a rasgar y apuñalar sin orden alguno, su sangre estaba en toda mi mano, y la misma salpicaba en mi rostro al sacar la navaja. La sensación de poder que me daba el sentir ese líquido caliente bajando por mi rostro, no tenía comparación a nada. Su pecado no había sido mayor que el del anterior, solo había interferido en los planes de Dimitri, lo cual a mi me encantó, por lo que decidí acabar con su miseria al trazar un corte en su arteria femoral, desde su axila hasta su codo izquierdo, haciendo que se desangrara rápidamente, ya que, ésa arteria se encargaba de transportar treinta litros de sangre por minuto. Camino un poco más, y me encuentro al que me secuestro, mirándome con un odio que me traspasaba, pero en vez de asustarme como la ultima vez, ahora yo era la dueña de todo.

— Nos volvemos a encontrar— digo con sorna mientras limpio parte de mi rostro.

— Tú no eres así— me dice Luca, en un vano intento de que cambie de parecer.

Ángel De La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora