Capítulo 6✔️

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Narrador Samantha Romanoff

An me lleva prácticamente a rastras del ring hacia el camerino, y yo solo me dejo llevar, pues me siento en otro planeta.

¡Gané!

Y no sólo eso, le quite el título de invicto a Brandon, porque sí, ese era el "premio", pues el idiota tenía problemas de dinero, y pensó que sería buena idea apostarlo contra una chica. Él había apostado su título de campeón, y yo ni sabía. Imagino que esa es una de las razones por la cual An estaba tan ansioso.

—Ragazza, ya estas en el camerino — dijo suavemente Ángel.

Yo sólo atino a asentir, pues me sentía algo ida. Decido ir a sentarme en mi cómodo sillón, pero un fuerte dolor en mi muñeca me hace cambiar de decisión.

— An— llamo su atención, él también está impresionado— Llama al médico. Mi mano me duele mucho y ya se está hinchando.

Mi mano ya parecía un jamón

Antes de que llegara el especialista, me coloco nuevamente mi antifaz, cuando por fin llega Braulio, el doctor que asiste a las peleas para revisar a los competidores, me examina a fondo. Le dije que nada más tenía la mano herida, pero decidió revisar mi cuerpo, según él para evitar algún problema después.

Yo simplemente lo deje actuar, estaba realmente cansada, además An estaba a mi lado. Sólo quería llegar al apartamento y tomar una botella de vodka o un buen vino, y luego dormir hasta que me sintiera como nueva.

— Bueno Ángel tienes suerte— dice Braulio— Pese a que el impacto fue muy fuerte, tu muñeca soporto el golpe. Dejando como resultado un esguince grado dos, debes ser más cuidadosa de ahora en adelante con tu mano. Otro golpe igual y las probabilidades de que vuelva a ser funcional son mínimas... Por cierto estuviste excelente en la pelea— finaliza sonriéndome de lado.

— Gracias. Y ahora, ¿qué debo hacer para que deje de doler como el infierno?— pregunto aburrida.

— Te colocaré una férula, debes tenerla por unos quince días aproximadamente, posteriormente deberás realizar rehabilitación para que tu muñeca recupere su fuerza— finaliza muy profesional.

— Perfecto. An...— el mencionado me mira intrigado— Lleva al doctor a la salida— mi amigo asiente, y ambos salen de mi vista.

Aprovecho y me quito el antifaz y hago un recuento de los daños, mientras me miro en el espejo. Por poco y grito. El maquillaje completamente corrido debido al sudor de la pelea. Mi labio inferior y mi nariz con un pequeño corte en donde dejo un leve rastro de sangre. Mi cabello, espantoso, parecía un león. En mi abdomen se pueden apreciar un par de cardenales. Y las piernas con unos leves rasguños.

Parezco salida de una película de terror

Decido maquillar un poco mi rostro para poder salir sin tantas miradas acusadoras. Justo cuando An entra y me sonríe como un lunático y corre hacia mí abrazándome. Cosa que hace que pegue un grito por el dolor producido.

— ¡Ayyyy!— me quejo mientras le pego— Suéltame... ¿Y esa sonrisa estúpida?

— ¡Oh vamos, Sam!— dice como si fuera obvio— ¡Ganaste! O sea le quitaste el título al campeón. ¿Te parece poco?

— Si claro, ¿acaso has visto cómo quedé?— le digo señalándome— Parece que me hubiera arrollado un tren unas veinte veces.

— ¡Ay ya reina del drama! Deja de quejarte y disfruta.

Cuando voy a responderle, tocan la puerta y aparece Alec, diciéndome que Sergey quería verme en su despacho. Me pongo la bata y el antifaz; a pesar de que éste club se ha convertido en un refugio para mí, sólo Sergey sabe mi verdadera identidad.

Cuando por fin me siento cómoda con mi aspecto, dejo a An encargado de arreglar todo para irnos cuando regrese. Y así sin más voy al despacho. Al llegar, me doy cuenta que Sergey está acompañado. Decido acercarme para escuchar de qué están hablando pero soy sorprendida por Alec.

— Es de niñas malas escuchar conversaciones ajenas— dice muy pegado a mí.

Doy un pequeño salto. Y él aprovecha para acorralarme con la puerta. Es lindo pero no es mi tipo, y pese a que se lo he dicho mil veces, sigue intentando conmigo.

— Y es de niños malos espiar a las mujeres— le digo jugando con él, mientras que mi mano buena, busca el pomo de la puerta y cuando consigo agarrar el pomo, lo giro y la puerta se abre.

Lamentablemente mi equilibrio me juega una broma pues hizo que me cayera, junto con Alec. Él feliz pues estaba encima de mis pechos. Cuando me di cuenta lo empuje como si él tuviera sarna. Levanté la vista y me encontré con tres pares de ojos que me miraban curiosamente, pero sólo un par fueron los que me inquietaron, su mirada era penetrante, sus ojos color verde gris me miraban de una manera que sin quererlo, me ruborice de inmediato.

Ángel De La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora