Capítulo 27✔️

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Al abrir mis ojos, veo una figura femenina algo alta, cabello castaño oscuro, ojos claros, muy hermosos debo admitir y estaba vestida con un conjunto de lencería muy provocador. Siento que me observa como si fuera la alimaña más asquerosa que pudiese existir. A pesar de mi soberano dolor de cabeza, mis ganas de llorar y gritar por lo que había ocurrido hace unas horas y por lo que había recordado; le sostuve la mirada.

Siempre regia aunque dolida

Duramos así unos minutos hasta que ella decidió romper el silencio.

— No sé quién eres y tampoco me interesa saberlo— inicia con un tono muy acusatorio— Pero te advierto, Drag es mío y yo no comparto.

Con que era eso, una ex de Drag, y yo pensando otra cosa

Por unos instantes el silencio reina otra vez y es ahí donde me doy cuenta de que ando en ropa interior, y entonces entiendo porque piensa que tengo algo que ver con Drag. O sea seré su "prometida" pero sólo nos hemos besado una vez y ya, y al parecer ahora termine en su cama casi desnuda.

Realmente me doy pena

— Mira cómo te llames, no estoy para que una desconocida me esté insultando o amenazando— respondo altanera. Podré tener resaca pero sigo teniendo estilo.

— María, ese es mi nombre. Y soy la mujer de Drag— dice lanzándome dagas a los ojos.

No estoy de humor para seguir con esto, necesito saber que paso después de que me desmayé.

— Sí claro, y entonces, ¿cómo explicas que estoy en su habitación, en su cama, y de paso semi desnuda, vistiendo solo su camisa? Si tú...— digo señalándola— ...eres la supuesta mujer, ¿qué hago yo aquí? Mira Marta, ubícate. Apuesto que aquí solo eres la sirvienta con la que Drag se revuelca, la que anda con aires de reina...— al ver que no dice nada, prosigo— Te recomiendo que te des a querer un poco. Olvídate de él. Él no te quiere, y por lo visto, nunca lo hara.

— ¡Cállate! Tú eres la del momento. Yo soy la que siempre ha estado con él.

— Ja por eso es que no te valora.

Y en eso alguien abre la puerta.

— ¿Qué está pasando aquí?— pregunta Drag, con una cara de pocos amigos— ¿Es qué ya no puedo tener paz en mi hogar?

Voy a responderle cuando la tal María se me adelanta.

— Amor, es ella la que anda gritando— dice poniendo una carita de borrego arrepentido— Yo sólo vine a ver si necesitaba algo.

¿WTF? En serio esta tipa acaba de insinuar que la estaba agrediendo

Ahora sí, se prendió la que no se apaga

— Drag— digo con un tono de voz muy suave, él me mira intrigado y ella con cara de ¿de qué me perdí?

Un silencio acompañado del sonido de nuestras respiraciones y un muy sexy ataque de estornudos por mi parte.

No pude escoger mejor momento para resfriarme

Entonces, lo utilizaré a mi favor

— Drag, disculpa pero es que desperté y encontré a la señorita y me asusté, al no reconocerla ni a ella ni al lugar— puse ojos de gato con botas.

Y otro estornudo.

Joder que voy a terminar sacando el cerebro por la nariz

— ¿Te encuentras bien? — pregunta muy preocupado Drag.

— Eh— estornudo— Sí. Sólo es un resfriado creo que... — estornudo— ...es porque estoy descubierta.

Y como si se diera cuenta de ese hecho empieza a verme con una mirada que hace que se me quite el frío que tenía. Pero enseguida recuerdo que asesinó a sangre fría a aquel que en su oportunidad fue mi amor, pero que también hubiera sido mi violador.

— María, trae a la señora algo caliente para beber. Pídeselo a Nani— ve que no se mueve— Muévete.

Ella me dirige una mirada asesina pero se retira sin más.

— Este... toma...— me tiende una camisa más cómoda con un pantalón de dormir— Póntelo. Lo que menos necesitamos es que te enfermes.

— Gracias.

Al cabo de unos minutos de silencio, entra María con una taza muy humeante, tanto que me daba mala espina.

— Tenga, señorita.

Agarro la taza con desconfianza, no creo que haga algo delante de Drag, así que procedo a tomármela. Pero al hacerlo noto que el sabor dulce característico del chocolate caliente es abruptamente cambiado por un sabor en extremo picante, expulso todo el líquido y lágrimas salen sin poder detenerlas. Entonces la veo, veo como oculta su sonrisa de superioridad.

Maldita perra

Ni crea que esto se va a quedar así

No sabe con quién se metió

Dile no a la violencia, pero sí al karma... y tu karma soy yo

— ¡Ay! Esto está picante— digo llorando. Al hacerlo Drag, se acerca más a mí, tanto que ya nuestros torsos estaban completamente pegados.

— ¿Qué pasó? Dame acá eso— lo agarra y lo prueba, enseguida lo escupe en el recipiente— ¿Qué coño significa esto María?— grita y en sus ojos se ve una ira tan fuerte, que a mí se me erizaron los vellos.

— Mi señor, no sé qué ocurrió. Yo lo lamento— dice muerta del miedo.

A pesar de que aún me pica la lengua, puedo ver y admirar el miedo en sus ojos.

— Retírate. Y ni se te ocurra acercarte.

Se larga y ambos volvemos a quedar solos. Ahora su cercanía me produce miedo.

— ¿Mejor?— pregunta agarrando mi mano y dándole un casto beso en los nudillos.

— Algo. Aún sigo abrumada por todo lo que pasó— confieso.

— Me imagino, todo debe ser...

— No, no te imaginas nada— digo molesta e interrumpiéndolo— o sabes que es ver a la persona que más querías, intentar abusar de ti. Y para colmo, no poder defenderte como sabes y cómo quieres porque tu cuerpo no responde como debe.

— ¿Cómo sabes y quieres defenderte?— pregunta curioso con una enorme sonrisa.

— Bueno desde pequeña mis padres me enseñaron clases de defensa personal— digo intentando mejorar la metida de pata.

— Ajá, dime ¿te duele la cabeza?— niego— ¿Qué te duele muñeca?

— Honestamente, el corazón—digo cabizbaja— Drag, podemos hablar mañana u otro día. Ahorita no me siento cómoda.

— Está bien. En otro momento hablaremos de eso y más.

Después de que dijo eso, pensé que se iría pero se quedó.

— ¿A dónde vas a dormir?— pregunto curiosa.

— ¿Cómo qué dónde? Pues aquí, es mi cama. Así que acomódate, que hacer de héroe es muy cansón.

— Ya va, ¿vas a dormir conmigo?— afirma con un gesto— ¡Ah no! No estoy de humor para dormir con alguien.

— No me interesa. Mira si lo que te preocupa es que intente propasarme contigo, no lo haré. Te prometí que serías tú quién me buscará y no yo. Aunque...— se detuvo mientras me escudriñaba— Admito que ganas no me faltan, pero soy un hombre de palabra.

Con eso bastó para ponerme más nerviosa. Quería rebatir, decirle que se largara de su cuarto; pero el precio de haber pasado por tanto, ya me estaba pasando factura.

— Bien, buenas noches.

Ángel De La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora