Capítulo 45✔️

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Advertencia: Contenido apto para + 21 años

El cansancio.

La desilusión.

El rencor.

La venganza.

Despierto sin saber dónde me encuentro pero me toma segundos recordar lo sucedido, la confesión dada por mi tío me había dejado impactada y horrorizada.

Pasan dos minutos y observo que la sabana que antes cubría mi piel desnuda, ya no está. Intento soltarme, pero nuevamente se me hace imposible debido a las sogas que me tienen sometida. La impotencia se apodera de mí, sigo intentando desamarrarme aunque esto me dañe las muñecas.

Pero todo sucede en cámara lenta.

Escucho la puerta abrirse, mis sentidos están al máximo, veo a Dereck o Dominick aparecer por ella; sin embargo, luce distinto al de la última vez. Su aspecto es aterrador, me fijo en sus ojos y éstos están rojos, sus labios están completamente resecos, su mirada está pérdida, su frente está algo sudada. Claramente está drogado, lo cual lo hace más peligroso de lo que ya es.

Trato de mantenerme quieta, pero al estar desnuda el frío pega directo en mi cuerpo haciéndome temblar. Siento cada uno de los latidos de mi corazón; siento todo y nada. Sigo moviendo mis manos para librarme, pero dejo de hacerlo al notar que mis muñecas empiezan a sangrar debido a la fricción producida pero no hay dolor.

Mi tío se queda mirándome fijamente a los ojos por unos minutos que parecen horas, hasta que cambia la mirada a mi cuerpo, sus ojos cambian, ya no son azules, ahora sólo se visualiza el negro. El miedo ahora se magnífica, esa mirada la conozco, es la misma que me lanzó Edward antes de intentar violarme.

Dios sé qué no soy muy devota, pero por favor ayúdame

Qué no me pase lo que creo que va a pasar

Mierda Drag, ¿dónde estás? ¿Por qué no apareces cuando más te necesito?

Papá, tú que me metiste en este embrollo, sácame antes de que ocurra una desgracia

Alguien... quién sea... por favor

No puedo seguir divagando, porque observo como Dereck se quita su camisa, el miedo se esparce aún más, realiza cada movimiento sin dejar de mirarme. Continúa con su correa, pero para.

— Dime Anastasia, ¿qué tenía él qué no tengo yo?— dice con un tono de voz calmado, pero aterrador.

Al pronunciar esto, sé que ve en mí a mi madre.

— Por favor déjame ir...— suplico, pero las palabras no salen de mi boca, solo muevo mis labio torpemente sin sonido alguno.

— Dime, ¿es qué acaso lo que yo te daba no era suficiente?.. ¿Eh? Habla... No te quedes callada— me ordena desquiciado.

Mientras enrolla parte de su correa de cuero en su mano, dejando más de la mitad libre. Y sin que pueda replicar, un correazo es lanzado a mis piernas, dejando una marca roja en mi piel desnuda. Intento mover mis piernas, pero la droga sigue en mi organismo haciendo efecto. Como no respondo, vuelve a pegarme una vez más, y así continua hasta que empieza a salir sangre de mis piernas.

— Yo te di todo. Por ti estaba dispuesto a dejar a mi familia...— continua divagando mientras me golpea— ¿Acaso soy poco hombre para ti?— pregunta como un niño pequeño y asustado, mirando a la nada.

Sus palabras hacen que lo vuelva a mirar, no me agrada hasta dónde quiere llegar. Sé perfectamente que una persona bajo los efectos de cualquier tipo de droga, no es consciente de sus acciones.

Ángel De La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora