Capítulo 16✔️

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Narrador Samantha Romanoff

Ya llegada la noche, una limusina nos pasó buscando para llevarnos a donde se realizaría el evento. El trayecto transcurrió sin ningún tipo de charla, los nervios de todos era palpable, sin embargo, como una buena Romanoff, mantuve mi frente en alta como si nada malo pudiera pasar hoy. Cuando por fin llegamos, los tres bajamos, y cualquiera que no conociera la realidad pensaría que somos la familia más unida del mundo.

Entramos al salón, y he de admitir que la decoración me dejó sin habla; sin tiempo que perder mi madre junto a Nana, que no sé de donde salió, me llevaron a una especie de cuarto en donde habían unos muebles de estar y una mesita con una pequeña charola y unas bebidas. Al destapar la charola pude observar que había una torre de pancakes bañadas en jarabe de chocolate y chispas del mismo sabor, el plato estaba adornado con un hermoso "Feliz Cumpleaños Samantha". No pude hacer otra cosa más que sonreírle a mi Nana, pues sabía perfectamente que ella era la culpable de esto.

— Gracias, Nana— digo abrazándola.

— De nada mi pequeña, corrijo mi grande...— dice con los ojos aguados— ¡Ay mi niña ya estás grande, y el mundo es peligroso y... y... y...!— no pudo continuar por los hipidos que le estaban ganando.

— ¡Ay mi Nana hermosa deja de llorar! ¡Recuerda que si lloras yo lloro y me rehúso a hacerlo en mi cumpleaños! ¡Y menos aquí!— digo abrazándola.

— ¡Basta de cursilerías ridículas!— aparece dañando el momento más emotivo que he tenido, mi madre.

— ¿Por qué no te puedes alegrar por tu hija, una sola vez?

— Hija entiende algo, tu padre pronto aparecerá y los invitados están por llegar. Y lo menos que necesitamos es que arruines el maquillaje— contesta aparentemente tranquilamente.

— Anie, ¿Sabes al menos cuán nerviosa me siento por lo que va a ocurrir en unos momentos? Es decir, me voy a dar a conocer públicamente por primera vez delante de centenas de mafiosos, sicarios, ladrones y demás. Y ¿Tú sólo te preocupas por mi maquillaje?— cuestiono empezándome a molestar.

— ¿Crees que yo no estoy nerviosa? ¿Qué no me aterra ver a mi única hija metiéndose en ese enjambre? Pues déjame decirte que estoy aterrada. Pero sé qué tu padre nunca dejará que alguno de ellos se atreva a hacerte algo. Y menos con la presencia de Müller, todos le tienen un gran temor y respeto, que dudo que exista alguien que se te acerque.

Eso sí que no me lo esperaba, jamás y nunca esperé semejante discurso por parte de mi madre. Así qué sin pensarlo dos veces me lancé hacia sus brazos, se sorprendió pero no tardó en responderme. Y duramos así no sé cuánto, hasta que mi padre apareció, nos miró extraños pero no dijo nada y en vez de eso se unió a nosotras y después lo hizo Nana.

— ¡Gracias!— los tres me miraban extrañados— Gracias por darme este regalo. El estar unidos así sea por unos minutos, gracias.

— Hija sé qué a veces soy muy cruel contigo, pero es porque quiero lo mejor para ti— dice mi padre sin dejar de abrazarme— Todo lo que hago, aunque no lo parezca es por tu bien. El mundo al que perteneces es realmente aterrador, y quiero que estés preparada...

Cuando iba a responderle, tocaron la puerta.

— Mi señor, disculpe, pero ya están llegando los invitados y deben estar presentes— dice Lincoln, el mano derecha de mi padre.

— Perfecto. En unos minutos iremos.

— Como diga, mi señor. Permiso— y se retira haciendo una reverencia.

— Bueno hija, ya sabes que...

— No digas nada que pueda arruinar este recuerdo— lo interrumpo antes de que siga— Pero sé qué la realidad nos llama y debemos atender.

Y así sin más se alejan mis padres, dejándome con Nana consolándome.

— Ves, mi niña hermosa— dice Nana, mirándome con mucha dulzura— Ellos te quieren, a su manera, pero lo hacen.

— Lo sé Nana, lo sé. Pero duele, duele como no tienes idea, duele saber que las apariencias son lo primordial en esta vida.

Ángel De La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora