Mi pulso estaba a mil por horas; dicen que la adrenalina le da sentido a la vida, pues yo digo que mucha adrenalina junta me está matando lentamente. Avanzamos poco a poco, siempre detrás de Alex, hasta llegar a la sala, donde todo está a oscuras.
Admito que el escenario era de miedo, lo que parecieron horas resultaron ser segundos, todo estaba en silencio, hasta que una voz nos sorprendió.
— Baja ésa maldita arma, Alexander— dice Vianko, con su característico humor de perra.
Enseguida oímos el clic de la luz, y vemos a un cansado y ¿sucio? Damián.
— Deja el escándalo, Vianko. Alexander, Samantha— nos saluda con unos leves asentimientos de cabeza, mientras se recuesta en el sofá más grande.
— ¿Pero qué diablos les ha ocurrido?— dice impresionado y preocupado, Alex.
Y es ahí donde los observó detalladamente. Las dos sombras están hechas un asco, literal, parece que se hubieran revolcado en barro. Vianko tiene un ojo morado y un corte llamativo en la frente, lo cual celebro en silencio, pero Damián no se queda atrás con los golpes, pues su mandíbula está hinchada y tiene un corte mínimo en uno de sus ojos, aunque no quiera admitirlo me da cosa con él.
Justo cuando Damián abre su boca para contestarnos, aparece Drag con una toalla que cubre la mitad inferior de su cuerpo.
— ¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué tanto escándalo?... ¿Qué cojones les pasó a ustedes dos?— dice a medida que baja los escalones y se acerca a mí.
Mierda, su cercanía está alterando a mis hormonas
— Diablo, esos malditos hicieron que uno de los carros de seguridad explotara, por suerte no había nadie dentro, pero nos atrasó notablemente— informa Vianko, sirviéndose un trago.
— ¿Y las mujeres?— vuelve a preguntar, Drag.
Aunque no quiera admitir me pone celosa que pregunte por María delante de mí.
— Están bien, las llevamos a otra casa de seguridad, la del sur— dice Damián.
— ¿Cómo sigues?— dice Drag, mirando a Alex.
— Mejor, debo reconocer que Samantha es buena enfermera.
— Bien— le responde el Diablo. Aunque ese "bien" sonó a cualquier cosa— Tengo varios anuncios— dice viéndome.
Mierda, va a decirlo. Respira y simula seguridad
— Obviamente todos aquí sabemos que esto fue obra del Fantasma— continúa— Así como también todos saben que ésto no se quedará así— todos asentimos, era extraño sentirse parte de algo— La Junta nos quiere fuera del negocio a los tres grandes, ellos esperan que nos matemos entre nosotros. El Fantasma, aunque no lo queramos admitir está tomando fuerza con el paso del tiempo. Sin embargo, nosotros no nos quedamos atrás— Drag me da una mirada cargada de tanto sentimiento que hace que tiemble— Actualmente encontré o mejor dicho me encontró nuestra nueva arma— las sombras estaban curiosas e impacientes y yo sólo estaba nerviosa— Samantha, se ofreció a ser nuestra arma.
Silencio. El sonido de nuestras respiraciones era lo único que se escuchaba. Hasta que alguien decidió romper el silencio.
— Es una broma. ¿Y ella en qué puede ayudar?— dice Vianko de manera incrédula.
— Así que ya lo conseguiste— dice Damián a Drag, a la par que habla Vianko.
— ¿Estás segura de eso, Sam?— dice preocupado Alex.
¿Nunca han sentido esa incomodidad de cuando hablan de ti, pero no contigo? Y lo peor, es que ni yo sabía que responder
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Ángel De La Muerte
AksiHeredera de la mafia rusa, hija de los Romanoff. Comprometida con el líder de la mafia alemana, el General Drag Müller. Traicionada y vendida por su familia, con oscuros secretos. Estudiante ejemplar de día y boxeadora amateur por las noches. Con u...