Phloria y Friya se sorprendieron por sus clasificaciones. Incluso siete meses después de los eventos con Nalear, todavía tenían que recuperarse por completo. Las chicas sintieron que estaban sobreviviendo, siguiendo el horario de estudio de Lith sólo porque era demasiado aburrido perder el día entero ahogándose en la autocompasión.
—¿Quién hubiera pensado que practicar la primera magia todos los días habría mejorado tanto nuestro desempeño? —Friya seguía mirando el papel que Lith les había entregado hace unos días.
—Yo lo hice. —Respondió desde el baño—. Mi problema durante el cuarto año fue mi falta de percepción de mana, la de ustedes la falta de control de mana. Practicar la primera magia solucionó eso.
Phloria asintió. Ella también lamentaba haber considerado siempre la primera magia como la magia de los sirviente. Si sólo lo practicara más, podría haber logrado tanto durante los primeros cuatro años de la Academia.
Sus padres tomaron la noticia con entusiasmo, no podían esperar para celebrar el feliz evento.
Lith salió del baño vistiendo sólo sus pantalones. Durante el último año había crecido aún más y ahora medía 1.75 metros de altura, casi tanto como Phloria. La visión hizo que Friya gritara y se pusiera roja como una remolacha.
El rostro de Lith seguía siendo afilado, sus ojos crueles, pero cuando no te miraba con la intención de matar, se le podía considerar guapo. Su cuerpo era otra historia. Entre el entrenamiento físico con Phloria y el refinamiento de núcleo, era un espectáculo para la vista.
Sin impurezas, sin imperfecciones durante el período de crecimiento acelerado, sin lunares, sin exceso de vello corporal o grasa. Cada centímetro de su cuerpo estaba cincelado como el de un atleta olímpico en su mejor momento.
—¿Por qué no te cubres? —Dijo girándose medio de lado, mirándolo con un solo ojo.
—Primero, esta es mi habitación. Segundo, deberías estar acostumbrada a mi presencia tanto como yo a la tuya ya que pasamos casi todo el día juntos. Tercero, tengo derecho a ligar con mi novia. —Su respuesta hizo que Phloria riera como una niña pequeña, Friya no tanto.
—¿Necesitas mi ayuda de nuevo? —Phloria le acarició la cara.
—Sí. —Lith suspiró. El crecimiento acelerado también significaba una barba en crecimiento, pero a diferencia de la Tierra, su nuevo cuerpo producía una como si ya tuviera veinte años. No eran sólo unos pocos pelos. Sólo necesitaba un par de días para convertirse en rastrojo, cuatro para comenzar a picar.
Para empeorar las cosas, Lith no podía recurrir a la magia para afeitarse. La magia no podía lastimar a su dueño y la barba seguía siendo parte de su cuerpo. Así que hizo que Phloria lo hiciera por él con magia de aire. De esa manera, sólo tomaría un par de segundos afeitarse y también reforzaría su confianza mutua.
Para Lith, exponer su garganta de esa manera era un acto de fe. Friya lo sabía y su corazón estaba plagado de envidia de principio a fin. Alcanzó su punto máximo cuando compartieron un beso apasionado después de que Phloria terminó sin infligirle ni un pequeño corte.
Desde el ataque de Balkor, había estado celosa de ellos. Con el tiempo, el sentimiento sólo había crecido. Al principio, no le gustaba Lith. Era demasiado turbio y tenía demasiados secretos. Entonces había aprendido a apreciarlo como amigo y hermano de armas.
Sin embargo, después de Nalear, las cosas empeoraron mucho. Los múltiples intentos de violación que sufrió Friya habían dejado una profunda cicatriz en su corazón. Se había vuelto mucho más cautelosa con los que se le acercaban y gracias a las enseñanzas de Jirni podía detectar fácilmente la codicia o la lujuria en los ojos de sus pretendientes.
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Mago Supremo: Volúmenes 4 y 5
FantasíaDerek McCoy era un hombre que desde una corta edad tuvo que enfrentar muchas adversidades. Constantemente forzado a conformarse con sobrevivir en lugar de vivir, finalmente había encontrado su lugar en el mundo, hasta que todo le fue arrebatado una...