Mago Supremo: Volúmenes 4 y 5

Capítulo 250. Melodías Gemelas

Según el libro, durante el tiempo en que la civilización Odi estaba en el apogeo de su prosperidad, gobernaron una vasta área en el norte que ahora era parte de la frontera entre el Reino Griffon y el Imperio Gorgon.

Las fronteras eran uno de los sectores más peligrosos, ya que incluso si los dos países estaban en paz desde hace siglos, las batallas pequeñas y medianas eran algo común.

La mayoría de los pacientes de Lith cuando trabajaba en la Academia eran soldados estacionados en el norte. Después de copiar todo lo relevante para su investigación que Kalla tenía para ofrecer, ella y Lith discutieron por un tiempo cuál era el mejor lugar para comenzar su tarea.

—Ella no es un hada del anillo, por cierto. —Desde su última fusión mental, Lith era consciente de que, al salvar a Protector, le había revelado accidentalmente la existencia de Solus. Kalla había presenciado tanto la conversación entre el Ry y Solus en ese entonces como ella protegiendo al inconsciente Lith ahora.

Mantener a Kalla en la oscuridad era inútil, si no estúpido. Cuanto más supiera, más útil podría ser. Fue ese razonamiento lo que llevó a Lith a contarle a la Wight toda su historia.

—Ella es una persona, como tú y yo. Solus, estos son Kalla, Nok y Nyka. Chicos, esta es Solus, mi compañera.

Solus tenía sentimientos encontrados sobre esa situación. Por un lado, estaba feliz de convertirse en una parte activa en la vida de Lith. Ya le había presentado a su hermana. Kalla y sus hijos eran los primeros amigos que hacía consientes de su existencia.

Por otro lado, Kalla se había enterado sobre Solus hacía años, por lo que no significaba mucho.

—Encantado de conocerte, Solus. Scarlett me contó mucho sobre ti. Eres el primer objeto maldito que ella ha perdonado. Aunque después de verte en acción, no creo que seas un objeto maldito.

Tal vez fue por su vida protegida, pero Nok era una criatura de mente simple. No le costó mucho recuperarse de la sorpresa y aceptar a Solus como amiga.

—¿Cómo encajas en algo tan pequeño? ¿Es doloroso? ¿Cómo comes? ¿Cuáles son tus comidas favoritas? ¿Pueden las piedras copular? ¿Cuántos cachorros tienes? ¿Ya tienen hijos juntos?

Algunas de sus preguntas eran superficiales, otras eran lo suficientemente personales como para hacerla sonrojar.

Por último, pero no menos importante, no le gustaba Nyka. Durante el tiempo que Lith estuvo inconsciente y ella le explicó Body Sculpting a Kalla, la vampira se había limpiado con magia de oscuridad. Una vez que estuvo segura de que su madre estaba a salvo, se fue a cazar.

Ahora tenía el pelo negro azabache y los ojos verde esmeralda, ambos acentuados por su piel pálida. El cuerpo de Nyka ya no era lechoso sino de un color rosado claro. Solus pudo apreciar todos los cambios que la alimentación adecuada había provocado porque la vampira todavía estaba completamente desnuda.

No era una belleza deslumbrante, pero la no-muerte le daba rasgos suaves y delicados y mantenía su cuerpo tonificado sin una pizca de grasa corporal. También hacía que sus suaves curvas fueran más animadas.

Cada uno de sus movimientos era elegante y sensual, haciendo que Solus se pusiera verde de envidia. Sin embargo, esa no era la razón por la que a Solus no le agradaba Nyka.

—Lo siento mucho, hermana mayor. No tenía ni idea de que él ya está tomado. Lamento mucho alimentarme de tu esclavo sin tu permiso. —Dijo el vampiro dándole a Solus una profunda reverencia.

¡No soy un maldito parásito, soy un simbionte! Solus pensó con indignación. Nuestra relación ya es complicada, escucharla llamar esclavo a Lith me irrita muchísimo. Sin embargo, si aclaro su malentendido, volverá a mirarlo como un bistec jugoso.