39. Adrián

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Con todo mi amor oscuro para ustedes. Besito vengador.😈

"Siempre más de lo que nunca sabrás." D.S


Adrián

Dos días después.

«El mundo se viene abajo, el apocalipsis parece estallar en Italia.»

«Ayuda, por favor ayuda  Los militares Italianos atacan a quema ropa en las calles a cualquier ser humano que sea sospechoso de las mafias. Quien no lleva banderas blancas y cruces en las manos es juzgado ¡El gobierno nos está matando! ¡No hay comida ni medicinas! ¡La gente saquea las tiendas y calles! ¡Nos estamos muriendo!»

«El gobierno sigue en cacería de las mafias más importantes. Italia ha entrado en caos. La hermandad le ha declarado la guerra a la nación, Bianca Simone escapó junto a otros cómplices y no descansaremos hasta encontrarla. Italia no merece el daño que le hacen.»

—Apaga esa mierda—espeto contra Yamir al llegar al salón principal, quien parece más una vieja chismosa viendo las noticias internacionales.

Me llevo un poco de whisky a la boca después de entrenar alargando el paso del alcohol por mi garganta. La sesión con los «killers» estuvo bien, mi pecho desnudo suda por el ejercicio remarcando las consecuencias de un entrenamiento brutal.

—Buen entrenamiento, señor. Usted es una maravilla.

Al mirar a un costado me encuentro con una mujer que me brinda toallas para secarme y que acepto sin ninguna emoción. Me come con los ojos y me da igual. Es alta, demasiado delgada para mi gusto y su culo parece más una pantalla plana que algo que se pueda tocar.

Todavía no me acostumbro a este mundo lleno de atenciones; toda mi vida he sido independiente, depender de los demás me vuelve trizas el hígado pero he tomado el poder de mi sangre y hay estatutos que cumplir, aliados con los que tengo que trabajar porque nada ni nadie me parará.

—Señor...

La ignoro. Es otra vez esa mujer.

—Quisiera saber si puedo preguntarle algo.

—No, no puedes. Retírate.

La número diecinueve se larga por fin, estoy harto de estar rodeado de tanta gente aunque las tradiciones Rostov me obliguen a hacerlo.

El legado de mi familia cubre la mayoría de Italia, negocios ilícitos que siguieron produciendo en la oscuridad cuya bandera sigue siendo mi apellido además de minas importantes en el país.

—Las cosas van mal, Adrián.

—Nunca han ido bien.—Acomodo una de mis armas dándole la espalda.

—No puedes ignorar lo que pasa. El mundo entero para estas horas debe saber que existes ¿Cómo demonios se te ocurre mandar a matar a miembros zeta de la hermandad? ¿En qué cabeza cabe colgar sus cadáveres por las ventanas provocando al mal?

—¡Yo soy el jodido mal!—aclaro volteando, mirándolo fijamente—. Ellos tienen que saber con quién se meten.

—También te cazarán.

—Estoy esperándolo.

—¿Te crees inquebrantable? Esa gente es...

—Basura que voy a destruír. Caerán esos malditos vejetes además de Ricardi y los clanes secundarios de Italia, sin contar a Smith.

—¿Y ella?

Se me atora un nudo en la garganta, exhalo lento levantando la cara fría, demostrando que me vale una mierda su vida y poder.

Peligroso deseo © [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora