44. En el mismo lugar

92.6K 8K 7.8K
                                    




"Puedo esconder cualquier cosa menos lo que siento por tí. Que hermosa y devastadora verdad". D.S



Bianca

El corazón se me paraliza cuando sus ojos fríos me demuestran quién es ahora. Trato de respirar plantando bien las piernas, alzando la cara con valentía mientras mi mirada se endurece.

—No lo acepto.

Un cúmulo de ardor me sofoca. Tengo tantas palabras atragantadas en la garganta que ni siquiera puedo pronunciar claro. Se me va el habla, el respirar, la jodida vida aunque por fuera esté mostrándome fuerte.

—Quiero a mi hijo de vuelta. Y no te lo estoy preguntando.

—Tampoco te estoy dando esa opción.

—Devuélveme a mi hijo.

Me reta y siento que soy un volcán caliente que quiere desfogar, que la rabia, confusión y desespero me sofocan a tal punto de no poder controlarme.

—Sabes muy bien lo que pasa con los niños no aprobados por la mafia....¿No te importa ni un poco? Lo torturarán, violarán, le cortarán partes de su cuerpo chiquito para luego quemarlo con vida—se queda sin contestar—¡Es un Rostov! ¡Es tuyo, Adrián! Nació de mí pero también es parte de tí.

Se me quiebra la voz y se vuelve una piedra. Una maldita piedra.

—Sabías que venía a sufrir, que tarde o temprano pasaría esto y aún así decidiste tenerlo.Yo jamás fui parte de tus decisiones, elegiste sola ocultarme la verdad, esto solo es una consecuencia.

Me desarmo golpeándolo en el pecho con fuerza.

—¡Maldita basura! ¡¿Eso es lo que quieres?! —reniego explotando—¡¿Vengarte?! ¿Lastimarme? ¿Demostrar tu jodido poder ante la mujer que un día rompió tu ego?

—Cierra la puta boca.

—¡Pues que te duela! ¡Que te arda!—digo cosas sin pensar— ¡Que te consuma la idea de haberte triturado la cabeza ante la mujer que un día juraste destruir!

—¿Y crees que ganaste?—sonríe llevándome contra su pecho, apretándome las muñecas con fuerza mientras sus ojos me dan escalofríos—. ¿Así que esa es tu debilidad, Bianca?—lo disfruta—. Mirate ahora: hecha una mierda, vuelta una pobre estúpida por un niño que depende totalmente de mí ¿Quién destruyó a quién?

Furia viva me contrae en el estómago, una energía brutal se despliega de mí a tal punto de atacarlo llevándolo contra la pared, pero me devuelve la lucha inmovilizándome por completo.

—Me das asco—peleo, se harta y me arrastra en sus brazos—¡No te lo voy a perdonar! ¡Nunca te lo voy a perdonar!

Alzo la voz luchando y a empujones me saca del lugar hasta llegar a un sótano oscuro fuera de toda señal latente. El mediano espacio parece ser una guarida; hay lámparas precarias, muebles viejos, jeringas, camillas, luces de operaciones además de un cuarto totalmente aislado con antenas de bloqueo especiales.

—Bianca...

Me congelo en su mirada temblando porque la vida parece regresar a mí. Elena se levanta con Ángelo en brazos mientras lo único que hago es abrazarlos con desesperación. Examino su cabello, sus manitos y sus piernitas intactas. Le doy un pequeño beso en la frente sin querer despertarlo «Está bien, bendita sea, está bien» y es lo único que importa.

—Es un lugar seguro por ahora, Bianca, pero debemos tomar decisiones.

Yamir se tensa cuando cruza mis ojos, me explican que no hay mucho tiempo y que trajeron hasta este lugar debido a que el área bajo tierra tiene un bloqueo específico hacia radares, chips de rastreo y ondas de calor peligrosas.

Peligroso deseo © [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora