Peligroso deseo © [2]

19. Morte

¡Inicia la maratón de 4 capítulos!

Importante

Todas mis redes estarán conectadas con adelantos exclusivos y fragmentos.
Facebook: Historias de Flordivento. Instagram: @flordivento

Síganme y únanse. Iremos lanzando imágenes que representan el capítulo que viene ¡Arderá el infierno! Bienvenidas a los juegos mentales.

Disfruten, voten y comenten. Ustedes deciden cuando se sube el próximo capítulo.

"Mientras dure será mi para siempre" DS

Bianca

Empapo mis labios con los suyos y su sabor me vuelve loca.

Capturo su boca, le arrastro el labio inferior con mis dientes mientras su miembro duro ocupa todo de mí al entrar en mi cuerpo. Maldita sea... lo deseo. Acomodo mis caderas como puedo mirándolo con una sonrisa para luego mover mi pelvis encima suyo.

—Joder, Bianca...

—Cállese y disfrute —ordeno—, o no respondo.

Chupo mis labios en su cara quebrando mi cintura para extender mi trasero lo más que puedo. Su pene se siente caliente dentro de mí, aunque su rostro de seriedad y furia me perturba. De igual manera, me lo cojo. Tiro risitas mientras entre abro los labios sintiendo el enorme placer que me da moverme en sus piernas.

—Esto es angosto... —gruño y suelta una maldición entre dientes. Toca mis senos con sus manos bajando hacia el sur y me prende.

No necesito más preparación que esta, con él siempre estoy húmeda y lista para todo. Sus dedos llegan a mi vientre bajando lentamente, acomodando sus piernas para permitir el balanceo de mis caderas. Hunde las yemas de dos dedos en la curvatura de mi sexo hasta presionar mi clítoris y el monstruo se desata. La afrodita que vive en mí no puede controlarlo, voy más rápido, la respiración se me agita.

—¡Adrián! —maldigo, salto sobre su miembro duro, me voy de arriba hacia abajo para después moverme en círulos. Balanceo mi peso sobre él apretando su cuello, besando nuevamente sus labios, intentando hacer que saque su lado más bestia.

—Eres una jodida bruja —aruña mi cabello jalándolo hacia atrás en un puño hasta que se mueve hincando hacia arriba y lo miro a los ojos.

Me penetra una y otra vez con ímpetu, lo miro cogerme como una loba en celo. No sonríe, don seriedad ha regresado y me encanta. Me llena tan bien que hasta siento que rebalso. Agarro sus hombros para sostenerme a medida que aumenta el ritmo, el deseo que nace entre nosotros fluye como el viento, jamás podría cansarme de esto.