13. Con fuego

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Capitulo dedicado a las nuevas lectoras, bienvenidas al descontrol. Déjenle un mensajito.

Gracias a todas las personas que leyeron Peligrosa atracción y que siguen aquí leyendo su secuela. Gracias a todas mis fieles lectoras, pronto una sorpresita.

1.4k de votos y 2k de comentarios para el nuevo capitulo.

Disfruten la lectura.


"Hasta el corazón más enamorado se cansa de tantos desprecios."




Bianca

Me congelo hasta la médula.

El aire se me va del susto mientras mi cara arde y pica con descontrol absoluto. La mirada de Adrian penetra en mí de forma agresiva, sus ojos me comen con solo mirarme, intento endurecer mi mirada pero parece que me desnuda .

—¡My god! ¡Me mojé toda! ¿Quién eres? —Pasi se acerca— ¿El dios de la verga?

Adrián la ignora.

—Tengo que hablar contigo, niña.

—Estoy ocupada —sumo con tensión en mis dientes.

—Quemo toda tu mierda si no vienes conmigo. Es una advertencia.

—Osea, no estoy entendiendo —Pasi se queja—Oh... este es tu... —me mira sacando su dedo índice para luego meterselo a la boca.

Adrián se irrita, camina hacia mí pero Pasi se pone en el medio.

—¿Quién es este travesti? —arruga su cara indignado.

—¿Travesti? Soy una perra fina, por siacaso. No te llevarás a mi amiga, sobre mi cadáver —se toca los senos de siliciona.

—Te mataré entonces.

—¡Ay sí! ¡Mátame! ¡Hazme tuya, criminal! —extiende su mano—. Por Dios, qué paquetazo. Y te lo comiste solita —voltea y me guiña el ojo. Estoy a punto de darle una cachetada—. Vamos a ver si es tan duro como se aprecia...

—¡Pasi! —grito, pero es tarde.

En un acto rápido extiende su mano hasta llegar al pantalón de Adrián, entonces saca su arma y da un tiro.

—¡Me muero! ¡Un asesino! ¡Policia! ¡Policia! —corre por el vestíbulo mientras se acerca a la ventana. Adrián no aguanta la ansiedad, me toma de la muñeca pero me despego con fuerza al sentir sus dedos.

—Vete.

—¿Por qué quieres que me vaya? ¿Te da miedo repetir lo que dijiste? —me enfrenta.

—No voy a seguir esta conversación contigo.

—Pero yo sí, quiero que me aclares algunas cosas.

«¡Bianca! ¿Donde demonios estás?» la voz de Darío se escucha a lo lejos y siento un nudo en el pecho que no me deja respirar. Adrián sonríe lleno de ironía.

—¿Tan rápido reconstruyó su nariz? Lástima que vaya a perderla de nuevo —amenaza, sus ojos brillan de rabia.

—Por favor, vete —mascullo entre dientes.

—A tu marido le gustará saber cómo cogimos en su cara ese día, quizá también que estuviste totalmente dispuesta en aquella cabaña.

—Adrián...

—¡¿Sabes qué hizo el hijo de puta?! —se altera—. Mandó un espía a la isla, intentó armar caos, quiso matar a mi gente ¿realmente crees que quedará impune o que voy a jugar con sus bolitas?

Peligroso deseo © [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora