FINAL

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"No importa cuantas veces se despidan si están destinados a volverse a encontrar."

Donato

No hay mejor olor que el de la victoria, una victoria sublime, dolorosa, satisfactoria como las mentes estrategas que saben esperar la vulnerabilidad de sus presas antes de poder atacar.

«Oh...la vita ë bella... bella hasta el fin»

Los humanos somos como animales salvajes, actuamos por instinto y para sobrevivir. Unos van otros vienen, pero solo las almas fuertes se quedan en la contienda donde no gana quien corre mejor sino quien mejor sabe morder.

Soy el Águila que puso el punto final, quien observó desde lo más alto en el aire mientras el león, la serpiente y todos los otros seres se mataban entre sí. Un animal de raza aria que, a comparación de los otros,  no poseía dientes y garras para defenderse en una batalla pero que si supo utilizar una mente superior.

La suave música italiana suena como violines de un funeral. Las grandes puertas de mi fortaleza privada se abren con más de diez sumisas encadenadas con collares que se hincan ante mí. «Esta noche no me las voy a follar, tengo algo mejor que hacer»

Acelero mi paso ante la mirada de los tenores que con túnicas de capa negra alzan sus voces «La música es vida, como la sangre y el poder» mientras el humo de mi puro remarca la victoria del ganador.

—¡Honor y gloria al Vyshe, nuestro señor!

Sonrío alzando las manos ante un pedestal a punto de iniciar uno de los rituales más importantes mientras los gritos de los últimos hombres y mujeres del clan Ricardi, pobres desgraciados, se escuchan pidiendo piedad.

Mis monjes bendicen sus almas perdidas otorgándole el perdón para luego cortarles el cuello en una danza exquisita que trae consigo el ruedo de sus cabezas bajo mis pies mientras mi sonrisa se perpetua.

—El águila se corona como el gran vencedor de más de cien años de batalla. ¡Por la sangre!

—¡Por la sangre!

Se alzan los aplausos y la algarabía de los miembros de mi nueva corte oscura, «la nueva hermandad» dándole paso al festín de orgías que trae la victoria de mi reino. Veinte hombres y mujeres desarrollando sus instintos ante mis ojos vigilantes, excitados, danzantes de la nueva era que está a punto de iniciar.

—Vyshe ¿Nos hará el honor?—dice, una mujer cuya única hija virgen será entregada a mí.

—Tal vez después.

—Honra y gloria a mi señor—besa mi mano—, el águila hasta el fin.

Saboreo cada acto carnal que se dan gozando en plenitud de la vida que siempre quise para mí y con quien siempre quise estar. Ellos tienen lo que ansían, yo el respaldo que necesito para mi gran regreso a la Italia del poder ya no como el lider de un clan sino como el rey de una gran nación enteramente para mí.

El tiempo de los muertos terminó. Hoy, después de haber planeado cada respiro, cada golpe y seña por fin puedo decir que triunfé. Me deshice de mis enemigos, me apoderé del clan Ruso sin que nadie luchara contra mi teniendo la soberanía total de la mafia para instaurar una nueva nación inmortal.

Regresaremos a Italia por lo alto, podria saborear desde ya la muerte total, pero antes debo encargarme de la mente maestra, la única con el poder que hará un giro mortal.

—Señor, la hora llegó—susurran por detrás—.Se ha consumado al fin.

—Buen chico... Kristoff.

Peligroso deseo © [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora