6. Date la vuelta

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"Ya no estamos en edad de dejarnos con las ganas..."




Bienvenidos al caos y descontrol, disfruten la lectura. Han empezado los juegos de Flor oficialmente. 

Capítulo dedicado a mi hermosa Mony, muchas gracias por tu apoyo y por todo lo que haces por las demás lectoras. Sé que te gustará, con cariño para tí bella.

Lean la nota al final.





Bianca

Silencio, calentura y silencio.

Ardo jadeando mientras Adrián se detiene girando sus ojos hacia la puerta. Mi corazón late con fuerza, mis piernas se tensan, lloriqueo de forma suave, entonces continúa. No sé si es una jodida broma, pero continúa.

—¿Bianca? —su voz suena, Adrián sonríe mirándome llena de dolor.

No se escucha más, pero no puedo exponerme. Llevo una almohada a la boca para pausar mis gemidos, mientras que Adrián sigue torturándome. Su lengua infinita devora mis sentidos elevándonos a un sube y baja de emociones. Arqueo mi cabeza hacia atrás mientras sus manos suben por mi ombligo hasta llegar a descubrir mis pechos. Toca mis pezones, los aprieta, juega con su boca en mi centro y suelto un chillido.

—¿Bianca? ¿Todo está bien? —Darío entona una voz preocupada. No puedo responder ahora.

El ritmo de Adrián mientras me sigo deshaciendo por dentro. Mis músculos se contraen mientras mis piernas se aprietan en su cabeza y no puedo evitarlo. Con mi otra mano tomo su cabello apretando su rostro hacia mí con furia.

Joder. Adrián.

Juega con mis pezones como quiere hasta que experimento el infierno. Darío está fuera, tendré un orgasmo y no puedo gritar. Abro la boca sintiendo el término, él sabe perfectamente cómo complacer a una mujer, lo hace con excelencia. Sube el nivel, respiro con dificultad, estoy preparada para verlo venir pero se detiene. Dolorosamente se detiene.

—Silencio. —Gruñe tocándose los labios con una sonrisa.

—¡Bianca! ¡Abriré la jodida puerta! ¿Qué te sucede? —Darío grita, moviendo la manija de lado a lado.

Adrián jala mis piernas. No puedo creer que me haya dejado así, pero no me resisto. Me levanta pegando mi cuerpo al de él, su boca maravillosa empieza a morder mis labios, nos unimos en un beso exquisito de nuevo con sabor a mí.

Empuja mi cuerpo hacia la puerta hasta que lo detengo, ¿qué demonios hace? Trago saliva aturdida, sintiendo que muero.

—Háblale o abrirá la jodida puerta y te seguiré cogiendo en su delante. —Su voz me excita, la forma en cómo entona sus palabras en un susurro.

Me volteo. Muerdo mi labio, sin pensar tomo la manija pero me detiene clavando mi mano en la puerta. Bordea mi cuello con sus labios, mordisquea la esquina de mi nuca y vuelvo a erizarme.

—¿Bianca? —Darío prosigue.

—Sí... —mi voz apenas es audible, intento controlarme pero no puedo.

—¿Estás bien?

—¡Ah! —suelto un gemido—... Ajá. —Adrián toma mi trasero y lo pega en su extensión de forma caótica.

Peligroso deseo © [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora