Josie odiaba las mañanas pero odiaba más llegar tarde así que sin falta encendía tres alarmas diferentes en su teléfono con separación de 10 o 15 minutos, siempre variando esperando que su cuerpo se sobresaltara por la sorpresa pero por primera vez realmente no quería dejar la cama.
La primera alarma resonó por la habitación, y entre gruñidos y murmullos sin tener completa lucidez se alejó lo mínimo de la cómoda calidez para apagar el infernal ruido. Para la segunda alarma apenas si fue consciente de que el ruido fue silenciado pero para la tercera un gruñido profundo se hizo oír y se obligó a removerse de la cama, apenas logrando recargarse en sus codos antes de que fuera regresada a su sitio con suave firmeza.
Sonrió encantada sin poder evitar volver a acomodarse enseguida pero cuando sus ojos se cerraron volvió a saltar tratando de no caer en el delicioso sueño.
-Hope... alfa tienes que despertar... –. Dijo con voz profunda aterciopelada volteando hacia la cobriza que dormía plácidamente a su lado.
Josie le miro con dulzura. Hipnotizada por su belleza relajada donde su cabello cubría la almohada como un abanico y una pequeña sonrisa casi inexistente llena de satisfacción. Lucho contra el impulso de tocarle y cerciorarse de que fuera real y no solo un producto de sus sueños pero al final fallo, con el mayor de los cuidados y en apenas en un roce, su pulgar se deslizo cariñosamente por su mejilla provocando que la sonrisa durmiente se ampliara.
Sintió como su corazón salto y su estómago dio un vuelco que casi le arranco una risa sonora, queriendo dejar salir toda la alegría que se agolpaba en su interior pero no se lo permitió. En su lugar volvió a decir –Vamos alfa... tus cachorros te necesitan. Despierta...
-No –. Sentencio la loba con una voz profunda que produjo una descarga eléctrica en el pecho de la morocha que de pronto se vio siendo llevada de nuevo a la cama.
Rio por lo bajo y perdió sus dedos entre los cabellos rojizos –¿No?
-No.
-Es hora de moverse –. Dijo con una sonrisa.
Hope se removió en su sitio pero en lugar de levantarse, se acurruco mejor contra el cuerpo de la morocha que realmente no le rechazo y le dejo que se recostara en su pecho hasta que sus labios llegaron a rozar su cuello. Un ronroneo satisfecho y alargado se hizo oír mientras la loba se restregaba cariñosamente a la vez que Josie reía suavemente y le rodeaba entre sus brazos.
-No me refería a esto, sabes –. Pregunto sonriendo.
-Yo sé... –. Susurro la cobriza sonriendo y deposito un suave beso sobre el cuello de la sifón.
Josie soltó un profundo suspiro y sonrió tontamente a la vez que sus dedos no dejaban de pasar por los cabellos de la loba que ronroneaba suavemente y le retornaba la caricia con el pasar de la punta de su nariz por lo largo de su cuello.
Logrando que las ganas de dejar la habitación se fueran perdiendo hasta que ambas llegaron tarde a su primera clase.
***
Hope tamborileaba su rodilla con sus ojos fijos en el reloj sobre la pizarra donde no tenía idea de que decía. Su lobo y ella misma ansiaba volver a tener a la sifón entre sus brazos y poder robarle aunque sea unos minutos, solo algo para poder sobrevivir a su siguiente clase sin escapar a la mitad para secuestrarle y llevarle a algún lugar donde pudieran disfrutar su tiempo juntas. Quizás volver a abrazarse, y si tuviera el valor, volver a probar sus suaves labios que le atormentaban a cada momento.
Salto fuera de sus pensamientos en cuanto el timbre sonó y sin importar nada se colgó el bolso al hombro y salió corriendo de su aula para apresurarse hacia la de Josie. Por suerte, estaba cerca y así no tuvo que esquivar a demasiados lobos en su camino. Con su pulso acelerado se detuvo fuera del aula básicamente derrapando y sonrió ampliamente al instante que sus ojos se fijaron en la morena que tranquilamente andaba hacia ella y cuando sus miradas se unieron el mundo dejo de importar.
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Lobo Suelto
RomanceLiteralmente lo que el título dice. Lo que pasa cuando se hacen hechizos sin pensar