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Parte Uno.

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>>Hola love. Buenos días.

Espero que tengas un excelente día. Te veo en el almuerzo ;)

Josie sonrió en el instante en que vio el mensaje. Cómo cada día.

Cada día desde que Hope Había vuelto, despertaba con una pequeña nota. Un mensaje que le mostraba que a pesar de todo lo que ahora tomaba el tiempo de la chica, está aún le recordaba y estaba al tanto de ella.

Solo había pasado un par de días desde la vuelta de Hope pero habían sido más que suficientes para que su mundo cambiará por completo. La solitaria loba ahora siempre estaba rodeada de gente. La manada. Ansiosos chicos que querían mostrar su valía y que disfrutaban de ser entendidos y escuchados por una alfa que básicamente era su hermana mayor. Nunca le dejaban a menos que ella lo pidiera, jamás les ordenaba, pero todos parecían comprender que necesitaba algo de tiempo a solas. Quizás excepto Raphael y Jed, que básicamente parecían que dormían fuera de su puerta por más que su alfa los persiguiera para que no lo hicieran y tuvieran tiempo para ellos también.

Hope realmente estaba luchando por enseñarles que debían aprender a ser sus propias personas y que esto no les haría menos parte de la manada. Y a la vez, tenía que mostrarles el calor de ser parte de una manada. El compañerismo.

Demasiado difícil, pensaba Josie.

Y luego estaba Pedro. Que básicamente había sido incluido en la manada porque no deseaba alejarse de la cobriza. Y si no podía estar con ella iba con las mellizas, saltando entre las tres durante todo el día. Aferrándose a ellas y su existencia hasta en sus sueños. Era casi como si hubieran vuelto a sus primeros días en la escuela.

Eso le preocupaba a la morena pero se convenció de que tal vez solo necesitaba tiempo. Que el temor de pérdida se fuera apagando en su interior aunque no por ello dejo de convencerle para tener terapia con Emma, tres veces a la semana en lugar de dos o una.

Todo eso. Junto a las brujas que últimamente habían estado inquietas, ocupaban sus tiempos. Dejándoles solo pequeños instantes para estar juntas aunque siempre había gente rodeándoles.

Su único momento a solas era por la noche. Hope le avisaba que salía a correr y le llamaba cuando volvía, sabiendo que Josie no dormiría hasta que supiera que estaba segura en su habitación. Entonces se quedaban hablando. Conversando de cómo había ido su día, del trabajo de la escuela o de cualquier cosa que les pasará por la cabeza. Y cuando el sueño comenzaba a rondarles, leían.

Uno o dos capítulos para que las pesadillas de Josie se perdieran entre los párrafos del Gran Gatsby. La nueva lectura elegida luego de un gran debate de si debía ser o no un clásico.

La bruja se dejó caer en su almohada soltando un suspiro. Quería tanto abrazar por horas a la loba. Escuchar su voz en vivo en lugar de por una bocina. Relajarse oliendo su aroma a bosque y lavandas. Pero en su lugar, tenía que conformarse con tener casi lo mismo que cuando ella estaba lejos y no bastaba.

Sabía que no era por gusto de ninguna, y estaba más que feliz y encantada por el esfuerzo que la loba ponía para dejarle saber que pensaba en ella tanto como está lo hacía en ella pero aun así no era suficiente. Quería más y aunque solo habían sido pocos días, cada nuevo le costaba un poco más estar apartada.

***

Hope tenía cosas que resolver. Fuera de Pedro o la manada, su mente estaba en dos problemas básicos. Uno más simple y visible que el otro, pero igual de molestos.

Lobo SueltoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora