El sol comenzó a bajar y Hope lo noto. No sabía cuánto tenía corriendo pero estaba disfrutando de ello.
Desde el momento en que se quedó todo lo que pudo disfrutando de estar con Josie hasta liberar sus instintos y simplemente correr. Cediendo el control a su lobo que compartía su buen ánimo y los deseos de volver a desgarrar al vampiro casi se habían perdido de su mente. Solo había tratado de volver a la escuela por una razón, y esa había sido la esencia de Josie que le seducía a estar a su lado. Solo en esas ocasiones tuvo que intervenir y alejarlo, pero de ahí en fuera era una buena carrera.
Una carrera maravillosa como se suponía que debía ser siempre pero debía volver. Quería volver solo por la promesa de ver a la bruja durante la cena y de hablar con ella hasta que se durmiera. Sus días eran magníficos solo por ello y su lobo compartía el sentir.
Sin luchar regreso hacia el viejo molino dónde tenía ropa de repuesto esperándole oculta. Pero entonces, escucho algo.
Su lobo se tensó y aceleró por el camino. Derrapándose y levantando una nube de polvo fuera del molino que no le impidió ver en el interior a Lizzie siendo sujeta y sometida por un Sebastián de ojos rojos y venas prominentes que sonreía a la vez que descubría sus colmillos que acercó hacia el cuello de la bruja que no dejaba de luchar.
Ni siquiera lo pensó. No había nada que pensar.
Se lanzó hacia el interior y salto sobre la espalda del vampiro. Antes de que este enterrada sus colmillos en Lizzie, ella lo hizo en su hombro.
Sebastián soltó un alarido y retrocedió con velocidad para chocar su espalda múltiples ocasiones contra un pilar grueso que crujió. Hope sintió dolor pero no le importo, en su lugar se aferró mejor con sus garras y apretó el agarre de sus mandíbulas. Sintiendo como su veneno burbujeaba en su garganta. Liberándolo como lava ardiente directamente hacia las venas del vampiro que se retorció de dolor.
Aun así le tomo por sobre su cabeza y tiro para lanzarla por los aires. Esta vez, el lobo le dejo. Complacido con lo que ya había hecho y aunque cayó con cierta brusquedad sobre sus patas traseras, volvió a erguirse. Apresurándose a colocarse entre Sebastián y Lizzie que completamente aterrorizada se había derretido hasta el suelo. Abrazándose a sí misma buscando protección aunque a la vez su mano instintivamente se clavó en el suelo y sifoneo toda la magia que pudo hasta que vio la espalda del lobo.
Hope gruño con colmillos visibles y pelaje manchado de sangre. Su cuerpo tenso hasta ser duro como una piedra y el pelaje de su espalda completamente erizado.
-Felpudo... –. Susurró temblorosamente la rubia y al ser oída, el lobo retrocedió para estar a su lado. Pegando su cuerpo para darle apoyo físico y emocional.
"No estás sola, Lizzie. No dejaré que nada te pase". Repitió la cobriza en su cabeza una y otra vez tratando de consolar a la bruja aunque está no le escuchará pero su presencia fue suficiente.
-Tu... ¡Maldito perro! –. Siseó Sebastián mirándole con odio y ojos rojos. Trato de lanzarse hacia ellas pero solo pudo dar un paso antes de que sus piernas le fallaran y le hicieran caer al suelo. Aun así intento seguir adelante –Voy a destrozarte...
Lizzie colocó su mano sobre el lomo del animal y apretó su pelaje. Tomando fuerza y algo de valor por un momento –Lo dudo mucho. Te estás muriendo, sabandija... Duele ¿No? –. El vampiro le miro desconcertado, temeroso pero aún enojado y amenazante pero ella no se dejó intimidar. En su lugar, le miro con desprecio y le dio una sonrisa cruel –Y espera a que pasen los minutos, verás cómo lo disfrutas.
Sebastián gruño y volvió a intentar atacarle pero al instante Hope dejo de gruñir para lanzarse sobre él. Tacleándolo en el aire. Enterrando sus garras en sus hombros haciéndole gritar. Lista para volver a morderle pero antes de que lo hiciera hubo un crujido seguido por el silencio.
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Lobo Suelto
RomanceLiteralmente lo que el título dice. Lo que pasa cuando se hacen hechizos sin pensar