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El baile estaba justo sobre ellos, y Josie no podría desear más que ya pasara.

Estaba agotada. Su hermana le agotaba. El evento le agotaba pero por fortuna, al menos le daba un pretexto para estar cerca del alfa que ayudaba con la planeación.

Despertar sin Hope era frío y las noches demasiado largas. Inquietas y atemorizantes. Las pesadillas rondaban.

El sentimiento inquietante y triste ante la soledad de la oscuridad. Era una ausencia que pesaba demasiado, cómo jamás se había permitido sentir con libertad. Era un tirón obvio que iba perdiendo intensidad pero lo sentía asfixiando su corazón negándole la paz que se supone la noche debía ofrecer.

Y hoy tendría que volver a soportarlo.

Solo de pensarlo su cuerpo se tensó. Su cerebro lucho para ignorarlo. Y su corazón se sacudió con la suficiente fuerza para hacerle apretar el portapapeles contra su cuerpo.

Al siguiente instante unos brazos se deslizaron por su cintura y le apretaron contra un pecho suave. La calidez le rodeo en un segundo.

-Hola love.

Hope le apretujo y depósito un beso en su cuello robándole una sonrisa suave y un suspiro mientras no podía evitar acomodarse mejor entre sus brazos.

-¿Cómo fueron tus clases?

-Inútiles. Se nota que las vacaciones están casi aquí –. Respondió la morocha riendo levemente.

La ceja de la loba se elevó a la vez que sonreía con un toque de sorna –Entonces estuvo bien, no.

-No... –. Lloriqueo recargando su peso casi por completo –Solo son más oportunidades para que Lizzie cambie algo.

Un resoplido risueño le sacudió a la vez que le apretaban un poco más –Lo imaginé. Lo bueno es que la ayuda está en camino.

Josie volteo a verle con un ceño fruncido y sonrisa mutada con una mueca pequeña.

-Josie... ¡Josie! –. Le llamo Lizzie corriendo hacia ella con su carpeta algo desordenada pero firmemente sujeta como si fuera un salvavidas y una mirada algo inquieta –Cambiare el blanco... y creo que agregaré el azul... ¿Quizás...?

La pareja le miro con miedo y se abrazaron con más fuerza. Aferrándose a ellas y su momento.

Pero pronto, una sonrisa se abrió paso en el rostro de Hope.

-Tuturu... –. Canturreo.

-No más cambios de colores, querida. Son perfectos.

Lizzie derrapó en su camino hacia su hermana para girar y ver a Rebekah y Marcel que iban abriendo el mar de estudiantes por el pasillo. Su sonrisa rompió su rostro en el momento en que vio a la rubia y enseguida desvío su carrera para lanzarse a sus brazos.

-Respira cariño –. Rebekah le apretó entre sus brazos y le estrujó amorosamente. Se alejó un poco y le miro a los ojos notando la ansiedad, le sonrió con suavidad y comenzó a peinar sus cabellos –Eres la jefa, Elizabeth. No puedes perder la calma, tú marcas el ritmo así que respira. Puedes hacerlo, yo lo creo y tú debes sentirlo. Créelo.

La chica asintió dudosamente al principio pero poco a poco comenzó a hacerlo con más confianza sin dejar de ver los ojos azules de la mayor que trato de infundirle confianza solo con la fuerza de ellos.

Marcel sonrió mirando a su esposa pero pronto siguió su camino hacia el grupo de chicos –Bien chicos. Son mi plan de escape así que me ocuparé de ustedes –. El grupo rio por lo bajo pero asintió –Un baile es importante. Es magia pura y para ello hay que vestirse para conquistar... Iremos por camisas. Vamos.

Lobo SueltoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora