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Un suspiro aliviado escapó del pecho de Alaric a los pocos segundos de correr fuera de su oficina. Y en su lugar, una sonrisa pequeña se instauró en su rostro al ver a su hija y la cobriza aferradas en un firme abrazo.

Un necesitado contacto y casi desesperado según por lo que veía en la fuerza del agarre. Sus pasos antes acelerados fueron bajando de intensidad conforme se acercó aunque no se detuvo. Permitiéndoles tener un momento antes de tener que separarles.

Su ceja casi se elevó con cierta sorpresa al ver cómo iniciaban un contacto con sus rostros. Sonrió recordando cuántas veces vio el mismo contacto entre Hayley y su hija, una silenciosa muestra de afecto según había aprendido. Una que toda la familia mantenía cuando no podían explicar con palabras todo lo que sentían. Cuando no sabían decir 'Te quiero' sin que esté pareciera tan insuficiente.

Y sonrió.

Sonrió por primera vez sin preocuparse por su pupila, su hija de otra sangre. Sonrió sabiendo que estaría bien. Sonrió sabiendo que su hija de sangre estaría cuidara por siempre con la mayor devoción, porque si de algo estaba seguro es que los Mikaelson amaban de esa forma. Completamente entregados y esforzándose cada día para merecer a los que les amaban.

Lo había visto con Hayley. Con Elijah. Rebekah. Freya. Y hasta con Klaus...

Era casi irónico que el gran mal del mundo siempre se volviera un simple cachorro bajo la presencia de Caroline. Y ahora, lo mismo le pasaba a Hope con Josie.

Un pequeño respingo burlón fue exhalado al ver cómo la cobriza y su hija mantenían una silenciosa danza con sus labios. Retándose en silencio a qué la otra tuviera el valor de ir a más. Quizás ninguna estaba preparada para dar el salto, no estaba seguro pero eso supuso al ver sus movimientos. Tan deseosas por el contacto pero igual de temerosas.

Se detuvo a unos pasos de ellas y espero a que decidieran. No deseaba interrumpir pero entonces recordó que debía apartarlas, además dudaba que quisieran ser el espectáculo principal como en ese momento ocurría. El mundo se había detenido para ellas y todo a su alrededor también. Observándoles a la espera de lo que fuera.

Se merecían disfrutar de tener el valor a solas y en sus propios términos. No con todo el alumnado mirándoles.

Si. Supuso que era mejor interrumpir y de nuevo, tenían otros asuntos que resolver.

-¡Hope Mikaelson! –. Exclamó con firmeza a la vez que casi pudo oír con claridad la voz de su otra hija.

Lo que fuera les hizo saltar fuera de su agarre. Sonrojándose tan intensamente que estuvo a punto de soltar una carcajada. No siempre podía disfrutar de ver a sus pequeñas volverse un manojo de nervios.

Josie bajo su mirada. Sus cabellos cayeron a los costados de su rostro ocultando el color de sus mejillas y evito que se desvaneciera el intenso calor en ellas. Casi como si estuviera guardando el momento para grabarlo en sus memorias aunque realmente no lo necesitaba. El replicar en su pecho y las volteretas de su estómago sin duda era un recuerdo que permanecería, lo quisiera o no.

Por el rabillo de su ojo pudo ver como sus dedos seguían enredados con los de la loba. Siguió la extremidad solo para encontrarse con su cabello cayendo en una cascada ondulada suave y brillante que casi gritaba porque le tocará. Sus dedos básicamente cosquillearon con el deseo de volver a perderse entre ellos.

Hope mordió su labio inferior mientras miraba hacia el techo de un costado como si fuera lo más interesante del planeta. Su lobo se quejó sonoramente y casi parecía bufar con frustración mientras ella luchaba solo por controlar el resonar de su corazón que sin problemas podría ser oído por todos los vampiros de la escuela.

Lobo SueltoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora