Frío.
Fue lo primero que percibió cuando su conciencia regreso hasta despertar.
Un helado frío.
Que recorría su cuerpo deslizándose por sus venas. Acumulándose alrededor de su corazón.
Frío y soledad.
Eso era lo que dominaba el pecho de Josie mientras iba a de un lugar a otro de su habitación. Corriendo con desesperación mientras tomaba ropas al azar. Su hermana le hablaba y había intentado en vano detenerle. Su padre hacia menos de dos minutos que había abandonado su habitación para irse a vestir y las Mikaelson se encontraban de camino.
-Jo. Tranquila. Quizás solo fue al baño –. Dijo Lizzie intentando animarle aunque hasta ella estuviera preocupada y cada tanto miraba hacia la ventana esperando ver los ojos de cachorro del lobo.
Josie no le escucha. Su propuesta le pareció estúpida pero no quería hablar, sabía que lo diría y su hermana no tenía la culpa.
No. La culpa le pertenecía a ella y solo a ella.
Podía recordar con dolor como la mirada del lobo se nublo al llamarlo como lo hacía su hermana, pudo sentir su enojo pero sobretodo tristeza. No había querido herirla pero lo hizo y siendo Hope, por supuesto que se iría.
Aquello le hacía enojar pero eso no podía opacar la culpa que estaba a punto de llevarle a las lágrimas junto a la preocupación de que algo malo pasara. Las barreras mágicas para proteger a la loba se habían eliminado justo porque esta estaba pasando la noche con ellas y la barrera alrededor de la escuela era casi papel para la magia de la loba que ya había demostrado que podía usar al menos un poco, y con eso bastaba.
Imaginar que alguien, quien fuera tuviera la fortuna de acercarse a la hija de Klaus Mikaelson y que está básicamente fuera indefensa ante cualquier bruja le hacía encoger el corazón.
Su garganta y pecho se apretaron solo de pensarlo por un segundo. No se permitió más. Sabía que si lo hacia su mundo se destruiría y en ese momento no podía desmoronarse. Debía aguantar y concentrarse en hallar a la loba para que volviera a su familia sana y salva.
Era lo único que quería.
Después tendría el tiempo de preocuparse por sus sentimientos. Ahora debía concentrarse.
Volteo a ver a su hermana que terminaba de arreglarse con unos simples jeans y blusa pero como siempre, se tomó su tiempo para lucir impecable y hasta maquillarse. La morocha soltó un bufido al verla y frunció su ceño con molestia cuando la rubia orgullosa sonrió a su reflejo en el espejo chasqueando sus labios para luego retroceder unos pasos y girar, dando una última mirada a su conjunto.
-Perfecto –. Susurro Lizzie y luego volteo hacia su hermana. Al ver su molestia le hizo una mueca –¿Qué? No porque vaya de cacería significa que debería lucir como vagabunda.
Josie soltó un profundo suspiro y negó en silencio a la vez que presionaba el puente de su nariz, se dio la vuelta y comenzó a caminar –Lo que sea. Vamos abajo y reunamos los ingredientes que necesitamos para un hechizo de localización, estoy segura que será lo primero que Freya querrá hacer.
***
Éxtasis.
Era lo único que reinaba en la mente de Hope. Placer puro ante la libertad que le embargaba.
Así es como debía ser estar en su forma lobuna. O al menos, así había sido desde que desato su maldición. Por eso es que siempre necesitaba su tiempo como lobo para dejar salir todas sus frustraciones y enojo, esa libertad le regresaba una paz mental que era fundamental en su existencia y que esta volviera le hacía extremadamente feliz.
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Lobo Suelto
RomanceLiteralmente lo que el título dice. Lo que pasa cuando se hacen hechizos sin pensar