El lobo jugaba tranquilamente en un rió. La barrera había sido extendida por un gran territorio justo para que tuviera espacio para correr y lo había hecho con todas sus fuerzas.
Hope podía sentir como la ansiedad en su pecho había disminuido y aunque no quería darle algún pretexto supuso que por ello es que había atacado con tanta facilidad a pesar de sus órdenes.
Habían perseguido a algunos animales y corrido sin dirección. Eso ayudo a que ahora su lobo calmado tratará de atrapar un pez aunque no había demasiados pero solo era un juego que lo hacía saltar en el agua como un perro cualquiera.
El lobo casi atrapó un pez pero este se le escapó del hocico justo cuando se lo iba a comer. Hope rio al verlo y él le gruño como respuesta.
"No me culpes por no saber pescar. Somos un lobo, no un oso"
El lobo resoplo y con cierto enojo infantil se echó en el agua que casi lo cubría por completo pero la frescura le relajaba. Lo calmaba.
Una calidez inundó su pecho de pronto y las orejas del lobo se levantaron mientras Hope notaba el resplandor del vínculo.
Este le gritaba que corriera. Era un fuerte llamado en su pecho y corazón. El aroma de Josie le golpeó así como una necesidad de asegurarse de que se encontraba a salvó.
Su lobo se resistió por algunos momentos casi gruñendo cuando no podía hacer desaparecer la sensación pero eventualmente se puso de pie y aunque quiso fingir indiferencia. Sus patas golpearon con firmeza el suelo a cada paso para alargarlos.
Hope sonrió levemente. Reconocía esa frustración de no poder mantenerse alejada aunque toda su razón se lo dijera.
Para ella. Josie era imposible de borrar en su corazón y siempre debilitaba su mente hasta que solo ella y su bienestar importaba.
***
Josie se hallaba sentada junto a su hermana. Está había traído su mochila con ella así que trataba de ayudarle un poco en su trabajo atrasado mientras los adultos conversaban a sus espaldas.
La magia de la barrera frente a ellas era electrizante y casi reconfortante pero no lo suficiente como para que calmara su inquietud.
No ver a la loba dejo de ser doloroso para volverse preocupante. No podía dejar de pensar en escenarios dónde esta se lastimaba con las cosas más alarmantes como una trampa de cazador o tropezar con una rama hacia un barranco. Su imaginación era lo peor.
Algo llamo su atención. La calidez en el vínculo poco a poco se fue haciendo notoria y su mirada con anticipación comenzó a buscar por el sitio.
Solo un par de minutos después pudo ver unos preciosos ojos ámbar centellando entre los árboles al otro lado de dónde ella se encontraba. Oculto entre la fauna pudo reconocer un manto blanquizco que se quedó inmóvil y bajo. Le estaba acechando.
La posibilidad de que se diera la vuelta y volviera a desaparecer le asusto.
Dio un salto poniéndose de pie a la vez que tomaba la bolsa de tocino y corrió dentro de la barrera.
-¡Josie! –. Exclamó Lizzie lanzando sus cosas a un lado para seguir a su hermana.
-¡Chicas...! –. Alaric quiso seguirlas pero Keelin lo sujeto.
-Quieto –. Susurró manteniendo su agarre firme mientras su mirada se centraba en el lobo al otro lado.
Alaric quiso luchar y negarse pero la morena no le dejo ir a la vez que Freya avanzaba solo lo suficiente para entrar en la barrera. No quería entrometerme en el espacio del lobo. No quería que le odiase y le apartará.
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Lobo Suelto
RomanceLiteralmente lo que el título dice. Lo que pasa cuando se hacen hechizos sin pensar