Capítulo 48: Invasión.

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Me tomó cerca de una semana llegar al continente de Elmeca, aquel continente se extendía hasta donde alcanzaba la vista, basado en el último superviviente del ataque, su capital se trataba de una ciudad portuaria al oeste del continente, no perdería el tiempo e iría directo por la cabeza, sus barcos llevaban a todos los portadores del corazón vegetal, cerca de unos 50.000 cadáveres que deambulaban aún entre los vivos, su entrada no fue difícil, fueron recibidos como héroes pensando que habían acabado con su enemigo, yo por mi parte me quedé atrás mientras entraban, no debía ser descubierto si planeaba que esto funcione, el resultado fue el esperado, al atracar los navíos y bajar de los mismos, las caras de gozo y celebración se pintaron con el terror y miedo.

-Mátenlos a todos. -Fueron mis palabras, tras eso, el ejercito de no-muertos comenzó a devorar a todos los presentes, comenzando una masacre mientras podía oír los gritos de la multitud que intentaba huir, cayendo unos sobre otros en el avance mientras mi ejercito de monstruos arrancaba sus gargantas, levantando con esto los aldeanos muertos como sus camaradas y continuando su avance, no tendría piedad, eso lo decidí de antemano, por eso volé con Draco al lado opuesto de la ciudad para envolverlos en un aro de fuego  que avanzaría hacia el centro, no dejaría que nadie escape. Tomó cerca de un día consumir a la capital de casi 10 millones de personas en un páramo de muerte, mientras observaba todo desde el cielo, sentía un malestar en mi pecho al saber que yo era culpable de esto, pero podía sentir que mi corazón se había endurecido como para no importarme suficiente como para detenerlo.

-Una muerte es una tragedia, un millón de muertes es una estadísticas ¿No? -Fue lo que me dije a mi mismo... jamás pensé que realmente me justificaría con ese sujeto...

-Interior del palacio de Elmeca-

Soy el rey del imperio del Elmeca, soy el hombre más poderoso del mundo ¡Nadie puede oponérseme! ¿Verdad? Entonces ¿Por qué está pasando esto?

-Su majestad, la ciudad está en caos, los muertos vuelven a la vida y atacan a los vivos desde el puerto del Este y las puertas Norte, Sur y Oeste están siendo consumidos por las llamas que avanzan por la ciudad.

-¿Cómo puede ser que no puedan detener un simple incendio? ¡Envíen a los bomberos de la capital para que las personas escapen!

-Mi señor, es fuego de Dragón, sus llamas son tan grandes que nuestros bomberos son incapaces de detenerlo. -Diablos, esto es frustrante ¿Quién podría provocar semejante desastre?

-Muy bien, preparen una patrulla que me proteja, este país no caerá mientras el rey siga con vida. -Por ahora escaparé por las catacumbas y prepararé mi venganza, pero en ese momento una voz resonó en el palacio.

-Mi señor, la princesa acaba de regresar. -En ese momento corrí a recibirla, debíamos escapar de este sitio mientras aún podemos.

-¡Hija! -Dije sonriente, pero al verla, mi expresión se volvió sombría, sus ojos llorosos se volvían casi blancos, su vestido rasgado y su cuerpo avanzaba tambaleándose.

-Padre... me duele... -En ese momento su espalda se torció de forma anti natural y sus extremidades comenzaron a desgarrarse mientras una planta comenzaba a salir por su boca, los soldados se pusieron frente a mí y abrieron fuego contra mi propia hija, pero fue en vano.

-¿Quien sabe? Igual es que la diosa finalmente nos abandonó. -Decía mientras los ultimos suspiros de vida se iban de mi cuerpo mientras mi propia hija rasgaba mi garganta...

Mi pequeña Villa en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora