Capítulo 11: El pasado de Emi

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Pues por lo visto las amazonas no se irían aunque les dijéramos, la verdad ni si quiera se moverían de allí, quiero decir, literalmente no se estaban moviendo ¿Cuánto llevaban arrodilladas en el piso? En eso, una de las amazonas de atrás, una joven de pelo ondulado con ojos azules, piel morena (como aparentemente es una característica de la raza) y unas pecas que acompañada de sus curvas modestas le daban cierto toque.

-Por cierto ¿Podemos levantarnos ya? Creo que se me durmieron las piernas. -Ante una petición tan simple todas las amazonas le miraron con ojos inquisidores.

-Realmente no me molesta. -Dije mientras pasaba de todo.

-Mi señor, por favor ¡Díganos que hacer! Estamos completamente a su merced, aún cuando su deseo sea tomar a una de las chicas y violarla violentamente frente a mí mientras solo puedo ver impotente el acto. -Decía Carla quien parece que se excitaba con la idea, en serio ¿No debería existir un límite para el tamaño de las tulas? Como sea, parece que le van esas cosas, así que no parece ser problemática, al final miré a Emi quien parecía considerar la propuesta de Carla y sacaba una sonrisa mientras desplegaba una cuerda y una sonrisa peligrosa ¿De donde sacó la cuerda? En serio, esto ya parece un circo, tras esto solo suspiré y señalé a la de cabello corto que traía un busto considerable y a la que tenía el pecho más pequeño y un trenza en el pelo.

-Ustedes dos ¿Cuáles son sus nombres? -En eso los ojos color miel de la de trenza pestañearon varias veces antes de responder.

-Soy Cía mi señor. -La de cabello corto sonrió mientras guiñaba.

-Y yo soy Samira y estaré complacida de ser utilizada por mi señor como usted desee. -Quedaba claro cómo quería ser usada, pero no me jodas, apenas si se me está recuperando el ganso de anoche, además de que Emi me está mirando raro.

-Cía, Samira ¿Saben armar losas de piedra? -Esto las confundió pero tras unos momentos, otra de las amazonas, esta vez una chica de pelo enrulado y semi-corto con ojos marrones intervino.

-Señor, disculpe la interrupción, pero aunque ellas no conocen dicho arte, yo sí poseo tal conocimiento. -Dijo, más tarde me enteraría que se llamaba Sivir, pero eso no es importante.

-Muy bien, quiero que hagas dos losas de piedra circulares, una que sea del mismo tamaño que el agujero que está vacío al fondo del campamento y el otro de no más de treinta centímetros de radio, puedes tener hasta dos asistentes, las demás se encargarán de construir una nueva muralla ya que rompieron la que teníamos antes. -Tras eso todas asintieron, tomando sus hachas y partiendo al bosque, Emi por su parte se veía preocupada.

-¿Estás seguro de esto? -Dijo la chica mientras las miraba comenzar a talar árboles cercanos y colocar piedras.

-La verdad no, pero aunque lo intentara no se irían. -Dije mientras mientras me rascaba detrás de la cabeza, al final si las cosas se complicaban siempre podía hacer que Nyan les deje en claro quien es el perro alfa o algo así. 

Retomé mi rutina de todos los días, ahora además plantando un campo exterior, les pedía a las amazonas que construyeran la barrera del tamaño tal que el campamento se extendiera un kilometro de radio, ya que así podría usar los quinientos metros exteriores como zona de cultivo a rellenar con el tiempo, quizá parecía excesivo el tener un campamento de quinientos metros para tan pocas personas, pero tomando en cuenta el aumento de nuestra población ¿Qué aseguraba que no pasaría de nuevo? Al final comenzaron a crear muros con los troncos a modo de hectágono mientras los pegaban con barro, Emi por su parte le encomendé la tarea de expandir el almacén de carne, ya que se volvería la residencia de las amazonas en lo que construyen su tipo de casa característica, tendré que armar un nuevo almacén más tarde supongo.

El día avanzó tranquilo, para la hora del almuerzo, todas fueron llamadas a comer, este día opté por asar el costillar del ciervo por un lado y acompañarlo con puré de verduras, además de unas zanahorias asadas a petición de Emi, será quizá un plato típico de los conejos ¿Eso sonó racista? La verdad ni idea. Cuando todo estuvo listo, los 8 (Sí, cuento a Nyan como una persona aparte de mí) nos sentamos a comer, Emi se sentó a mi lado lo que provocó que me saliera una sonrisa, Carla nos miraba de frente, aunque siento que no de la forma que querría, Samira por su parte intentó sentarse a mi otro costado y abrazarse de mi brazo, pero Emi no parecía muy contenta con la idea, mientras almorzábamos sentados en el pasto (la mesa puede esperar a después de que termine la ducha, que ya me harté de trapos en más de un sentido) Carla comenzó a hablarle, sorprendentemente a Emi.

-Debo admitir coneja, que eres bastante fuerte pese a tu raza. -Esas palabras hicieron que Emi se mostraran bastante orgullosa de sí misma.

-No importa si los conejos son de Rango C-, un guerrero es un guerrero al fin y al cabo. -Ese dato de Emi no lo sabía.

-Un guerrero exiliado... permíteme dudar de vuestra veracidad. -Comentó otra de las amazonas (una con peinado de hongo y cuerpo modesto sin llegar a falto de curvas) ante esto Emi se levantó furiosa, pero fue Carla quien rápidamente le golpeó.

-¡Teresa! Los únicos que pueden insultar el honor de un guerrero son quienes lo derrotan. -Tiene sentido, si fue tan fácil que pudiste vencerla sin que de méritos a reconocerle... No sé, quizá estoy divagando, aunque Emi tras ello no dijo nada, el resto del almuerzo fue un poco incómodo ya que el silencio fue total.

Tras eso le dejé las corazas las amazonas, por lo visto podían fabricar armas y armaduras extra con ellas, así como los cuernos, que ahora que los veo de cerca, medían cerca de medio metro ¿En serio maté a esa cosa? Después les indiqué su sitio para dormir aunque aclaré que si tienen alguien que pueda construir casas y deseen armarse algo más típico de las amazonas estaba bien. Son una raza clasificada como de Rango C por su insana resistencia y su fuerza que duplica a la humana, aunque aún no sé quien creó estos rankings. A la noche me encontré con Emi en nuestra habitación, ella estuvo evasiva todo el día, por lo que opté por preguntar directamente.

-¿Me vas a decir qué te pasa? -Ella solo desvió la mirada, por lo que suspiré.

-Quiero ayudarte, pero si no sé que pasa, no puedo. -Ella desvió la mirada y tras unos momento habló.

-El arma conejo es la lanza. -No sé que significa, aunque supongo que es como la razón del porque todas las amazonas tienen hachas.

-El cuchillo es una regla universal, se les da a los exiliados cuando se les despoja de su arma insignia, yo era una guardiana de la tribu conejo... pero me acobardé. -Pude ver que le temblaba la voz, pero no iba a interrumpirla aunque quisiera.

-Cuando un grupo de la tribu de los hombres lobo atacó, yo debía haber peleado, debí defender la tribu... pero no pude, yo... yo... -Las lágrimas se acumulaban en sus ojos, fue entonces que la abracé por detrás, quedándonos en completo silencio, esa noche nada pasó, solo nos quedamos abrazados en la oscuridad...

Mi pequeña Villa en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora