A la mañana siguiente me encontré con algo impresionante, por los cultivos que planté el día anterior ya estaba casi listos algunos, mientras otros prácticamente podían ser cosechados al momento.
-Supongo que serán las diferencias por estación o algo así. -Dije mientras tomaba mi regadera para regar los cultivos, en ese momento tomé una de las naranjas que estaba creciendo y comencé a pelarla para comerla, cuando de pronto escuché un grito desde mi espalda.
-¡¿Quién eres tú?! ¡Identifícate! -En ese momento vi a la chica conejo de pie frente a mí portando un cuchillo, aunque por alguna razón, no se veía peligrosa con él.
-¿Quieres una naranja? -Dije mientras le ofrecía una.
-Sí, gracias. -Dijo sonriente mientras la tomaba y suavemente la pelaba para comerla.
-Está bastante dulce. -Dije.
-Sí, realmente es la mejor época del año para ellas.
-Y eso que no probaste comerlas al solcito, eso si que se siente agradable.
-Sí... -En ese momento se levantó de golpe y volvió a apuntar su cuchillo hacia mí.
-Se me olvidaba ¡¿Quién eres tú?! ¡Identifícate! -Pero que cambio de actitud tan radical.
-¿Tienes un cuchillo? Eso es muy útil, luego si puedes préstamelo para preparar el almuerzo.
-¿Qué almorzaremos?
-Bueno, aún no lo decido, pensé en un salteado de verduras.
-Momento... ¡No cambies de tema! ¡¿Quién eres tú?! ¡Identifícate! -En ese momento solo la miré un poco molesto.
-¿No deberías primero presentarte para preguntar el nombre de otros?
-Oh, lo siento, soy Emi, de la tribu conejo. -Dijo mientras extendía su mano.
-Carlos, enseñaba Ética en la UBA.
-¿Qué es la UBA?
-¡Un sitio horrible! Las mujeres me miran feo, los hombres me insultan, los niños me gritan boomer y las niñas machirulo opresor ¡Y ni si quiera sé ¿Por qué? -Dije al borde del llanto.
-Suena como un sitio horrible. -Dijo temerosa.
-Ah no, es un bonito sitio tomando en cuenta que estás en Latinoamérica.
-¿Qué es Latinoamérica?
-Un sitio al que jamás planeo volver.
-¿Una prisión? -Dijo temerosa.
-No creo, en las prisiones puedes comer tres veces al día y no tienes miedo de que el banco te quite tu casa, sería más bien como un país donde todos vivíamos como esclavos. -En eso ella arqueó una ceja.
-A los esclavos por ley se los debe alimentar tres veces al día y dar un día de descanso a la semana.
-¿Espera? ¿Los esclavos viven mejor que lo que yo vivía?
-Latinoamérica... supongo. -Dijo.
-Me cago en todo. -Suspiré.
-Como sea, gracias por la naranja y eso, pero creo que debería retomar mi camino a... cualquier otro sitio.
-Ahora que me acuerdo ¿Cómo está tu herida? -En eso ella revisó su costado donde notó la venda, además de como a mi camisa le faltaba una parte.
-Espera ¿Tú hiciste esto?
-No es bonita, pero es lo que pude hacer en el momento. -Dije mientras me encogía de hombros.
-¿Por qué me ayudaste?
-Te veías en problemas y no me costaba nada. -Dije calmado.
-Realmente no entiendo a los humanos. -Dijo mientras desviaba la mirada.
-No hace falta entendernos para respetar nuestros deseos.
-Aún así, como dicta la ley conejo, ya que me salvaste, debo darte algo a cambio de igual valor. -Sé lo que pensaría varios de ustedes "Cógetela puto" pero debo recalcarles una vez más, que no soy furro.
-Exclamó el furro... -Se escucho en el viento.
-¡Vete a la mierda Diosa al menos déjame narrar! -Grité mientras lanzaba los dos dedos medios al cielo.
-¿Qué? -Hora de salir de este apuro.
-Bueno, no sé si está en tus posibilidades, pero la verdad me gustaría un refugio, si puedes conseguirlo, te lo agradecería. -Tras esto ella sacó una tienda de una tela hecha de parches y varias ramas.
-No es un palacio, pero este es el refugio que tengo, por si lo quieres. -¿Me sentía mal por tomar esto de esa chica? Más mal me sentía de dormir a la intemperie.
-Te lo agradezco, con esto puedes considerar saldada tu deuda conmigo.
-Oh no, soy yo quien debería agradecer que te conformes con tan poco. -Tras ello se dio media vuelta mientras se iba, pero cada quince metros podía ver como miraba hacia atrás, por lo que al final solo suspiré.
-Sabes, si te quieres quedar, puedo preparar almuerzo para dos. -En ese momento volvió casi al instante frente a mí.
-¡¿En serio?! ¡Gracias! Espero que cocines algo bien rico, yo armaré la tienda por ahora. -Dijo sonriente mientras iba cerca del árbol a preparar todo.
-Supongo que es verdad que si dejas a los conejos solos se mueren de tristeza...
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Mi pequeña Villa en otro mundo
Fantasíamorí de una forma estúpida y dudo que les interese saber como, pero por mis buenas acciones me dejaron reaparecer en otro mundo con la clase que quisiera como si fuera un mmo, ¿Cual clase tomé? Pues me volví granjero... no, no es chiste Así mi avent...