Capítulo 23: Volviendo a casa.

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Tras regresar al continente cuyo nombre no pienso aceptar, nos formamos en una pequeña escuadra donde se llevaban dos carretas con el ganado en medio y las gallinas en una caja en la de atrás.

-En serio, puede que sea un bendecido, pero hacernos andar por una tierra tan inhóspita ¿No pudimos mandar Tercios para este trabajo? -Decía un soldado de barba corta conocido como Edwin Malcom6, la verdad era un completo imbécil, así que tampoco es como que esperara otra cosa de su parte.

Mientras íbamos caminando, de pronto, una nube de polvo cubrió por completo la caravana, yo por mi parte tomé la rienda con la que llevábamos a las vacas por instinto mientras todos se preparaban para el combate, en ese momento, un zumbido se escuchó en el aire mientras varios golpes con eco metálico se daban uno tras otro acompañado cada uno por un soldado que caía, cuando la polvareda se despejó, una parte considerable de la caravana esta en el suelo, en ese momento una lluvia de rocas pequeñas voló por la izquierda de la misma, derribando a varios soldados al instante, debo decir que me impresionó como esas rocas podían incluso atravesar armaduras, pero por lo visto, antes de darme cuenta, todos los soldados se encontraban en el suelo, fue entonces que desde los arbustos, aparecieron Carla y Emi, quienes al verme, corrieron felices a mí.

-Mi señor, creí que no lo volveríamos a ver. -Dijo Carla, Emi por su parte solo se limitó a abrazarme.

-Perdón por preocuparlas, pero ya volví. -Dije sonriente, en eso pude ver como los soldados lentamente se levantaban adoloridos por los golpes, provocando a las damas a mi lado preparase de nuevo para la batalla, yo por mi parte me les adelanté y patee a Edwin en el suelo.

-Edwin, no seas tan marica y levántate, que aún tenemos camino hasta la aldea.

-Vete a la mierda... Carajo esto duele. -Decía el number.

-Si no te levantas puedo irme por mi cuenta ¿Pero realmente quieres que te deje aquí solo y sin nada? -Tras esto le escuché casquear la lengua mientras se levantaba a regañadientes.

-Te odio ¿Lo sabes?

-Sí, pero para tu fortuna ya no tendrás que verme más cuando vuelva a mi casa. -Las guerreras que vinieron a rescatarme por su parte se mostraban confundidas por la situación, pero continuamos yendo mientras les contaba lo que estuve haciendo los últimos dos días.

-Y esa es mi valiente historia. -Agregué al final, Carla se mostraba orgullosa, Emi no dejó de abrazarme desde que retomamos el camino, así que no sabría decirte que cara estaba poniendo. Una vez en la aldea, rodeamos el muro para entrar por una puerta que consistía en dos rocas bastante grandes que Carla y Nyan movieron, una vez dentro, debo decir que el círculo exterior no era tan diferente, quizá solo podría decir que estaba más trabajado que antes, el círculo interno tenía la casa que las amazonas estaban construyéndose aún en proceso, además de que por lo visto los enanos también comenzaron a acentuar su campamento, por lo que me contó Carla, ellos planeaba irse a la mañana, pero después de todo lo que pasamos por recuperar sus plantas de té y herramientas, decidieron que se quedarían hasta pagar su deuda, lo que si me sorprendió fue ver a Samir entrenando con su hacha en un tronco cercano, cuando volví, sus ojos se abrieron de par en par antes de saltar a mis brazos y eso que solo me fui dos días...

Tras esto los soldados decidieron quedarse para reabastecerse y salir en la mañana, yo por mi parte, opté por hablar con los demás sobre lo que conseguí.

-Ahora que tenemos ganado, deberemos construir un corral, pero a cambio, podremos obtener huevos y leche, dos materiales muy buenos para la cocina, además, también obtuve unos cuantos cultivos nuevos como el café o el trigo. -También obtuve caña de azúcar, por lo que podría decirse que fue una aventura fructífera.

Esa noche preparamos un banquete para celebrar que volví, para ello, cacé un par de aves escorpión que según Carla eran muy sabrosas al fritarlas, además de tomar varios vegetales del campo, a los soldados se les acomodó en tiendas de campaña en el círculo interno, mientras que yo volví a mi habitación subterránea, la cual por lo visto en ese tiempo creó sistemas contra la lluvia, pero eso no es importante, lo importante aquí, fue que cuando entré, Emi me derribó sobre la cama de hierbas con una mirada extraña, junto a ella estaba Samira... ya sabía como iba a terminar esto.

-Estos dos días que no estuviste, te extrañamos mucho. -Dijo Emi mientras acariciaba mi pelo.

-Así que nos aseguraremos de que jamás quieras irte de nuevo. -Agregó Samira mientras ponía su mano sobe mi pecho...

Mi pequeña Villa en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora