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08

Malentendido

Conan Edogawa, uno de los mejores detectives de Japón, estaba molesto, muy molesto, la razón es simple...

—Hey, Haiba... —se vio interrumpido al ver como su compañera era alejada de él por un par de chicos, autoproclamados como su club de fans.

Esta no era ni la primera, ni siquiera la tercera vez que pasaba, llevaba 3 semanas en las mismas, gruñó al vacío antes de darse la vuelta y caminar con los dientes y puños apretados.

Era de lo peor...

Cuando regresaban a su casa por las calles de ciudad, trató de hablar con ella, pero esta no le prestaba para nada atención, iba hablando entre murmullos con Ayumi y eso lo enfurecía más, sus amigos trataban de distraerlo sin lograrlo ni un poco.

Llevaba 3 meses, 3 meses, desde que Ayumi y Ai se traían algo entre manos, al principio no quiso intervenir pero ya se estaba cansando de eso.

—Nos vemos, mañana. —se despidió animada Ayumi.

—Adiós, chicos, y tranquilo Conan-kun. —habló Mitsuhiko en forma de despedida.

—Come algo para relajarte. —comentó Genta con una gran sonrisa.

Los tres se perdieron de su vista, dio un suspiro de cansancio antes de sonreír para mirar a su compañera, para no encontrarla allí.

—¿Qué...? —soltó desconcertado buscando a los lados, su mirada fue a parar a unos metros de él. —¡Hey, Ai! —exclamó corriendo tras ella. —Sabes, tal vez... hoy podríamos... —sugirió con las mejillas coloradas. —Ir a donde quieras.

Conan espero impaciente su respuesta mientras se acercaba a su casa, al buscar su mirada... no la encontró, de nuevo. Este volvió a gruñir de nuevo, buscando con su mirada a la chica, viéndola acercarse con una bolsa de compras.

—Vamos a casa, estaré ocupada así que prepararé la comida temprano. —afirmó caminado rápido a la casa de Agasa.

Al verla entrar, el detective solo la miró con una expresión de profundo dolor, estaba cansado, agotado... odiaba con todas sus fuerzas esa situación.

Sus conversaciones eran mínimas, apenas y se saludaban, apenas se veían en la cena, y después de eso se encerraba en el sótano, tal como hacía hace años atrás.

Por lo menos se estaba cuidando pero... se sentía solo, ni siquiera dormía con él. Dio un suspiró agotado antes de entrar a su casa.

Su tarde y noche fue igual que todos esos meses, después de cenar se fue solo a casa, sintiendo esos sentimientos que hace mucho abandonó cuando se encogió.

Miedo.

Soledad.

Desesperación.

Se sentía abatido, nunca se había sentido tan solo como ahora, desde el fondo de su corazón sentía que sin la chica que estaba en la casa vecina, no tendría sentido su vida. Recordando momentos especiales con ella, cerró los ojos hasta dormirse.

Abrió los ojos agitado, acaba de tener una pesadilla. Soñó con la desaparición de Ai, él había sido estúpido de elegir volver a ser Shinichi, cuando volvió se encontró solo, Shiho había desaparecido dejándole una nota con una sola palabra que lo destrozó.

Adiós.

Llevó sus manos a sus mejillas, estaba llorando, era extraño, él casi nunca lloraba, pero allí estaba. Dio un suspiro exasperado revolviendo su cabello antes de levantarse y prepararse para ir a la escuela.