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Mini serie, Soy un idiota

Capítulo 1

Conan

-¡Ah! Nuestros amigos son unos tontos. -murmuré fastidiado recargándome en el asiento de una banca.

-Lo son, completamente, Shinichi. -me dijo Ai Haibara a mi lado, como siempre como mi compañera.

Ya deberían conocerme, pero me presentaré soy Shinichi Kudo, ahora conocido como Conan Kudo, hijo adoptivo de los Kudo.

Edad: 15 años.

Después de la destrucción de la Organización, no se ha encontrado un antídoto. Sin embargo Shiho Miyano sigue con su investigación, a veces simplemente me preocupa que termine en un hospital por su falta de cuidado.

Pero gracias a que es la única que prepara comida aceptable suele pasar más tiempo afuera de su laboratorio que antes.

La razón por la que estamos en un parque de diversiones, es culpa de nuestros amigos, habíamos llegado los cinco al lugar, pero después de horas de montar en varios juegos terminaron desapareciendo, dejándonos a los dos solos.

Ella miraba pacíficamente al sol despidiéndose el día de hoy, era una vista impresionante, no lo negaré.

-Pero no está nada mal. -me dijo mirándome directamente a los ojos, con esa sonrisa divertida que siempre usa conmigo.

Los rayos de luz anaranjados que lograban llegar a nosotros, dejaban ver una extraña y encantadora escena.

El rosa pálido de sus mejillas la hacían ver de alguna forma tan tierna, podía apreciar la tranquilidad que ella sentía a través de sus ojos verdes brillantes que solo hacían resaltar más con la luz, su cabello brillaba de forma tenue y la sonrisa de burla que se transformó rápidamente en una dulce.

Me levanté de repente al sentir un extraño latido que podía apreciar por encima de los otros.

-¿Conan? -me llamó extrañada con mi comportamiento.

-Deberíamos buscar a los demás, ¿no? -le preguntó mirándola de reojo aún en la banca.

-Claro. -me respondió antes de levantarse aún con la sonrisa en sus labios.

Una leve brisa fría pasó de repente, moviendo ligeramente su cabello, Ai trató de evitar que se metería en sus ojos removiendo su cabello tras su oreja sin mucho éxito.

-¡Ah! -soltó incómoda llevando su mano hacia su ojo izquierdo, sacándome del pequeño trance en el que no sabía que estaba.

-¿Estas bien? -le pregunté acercándome a ella.

-Sí... esto... -frotándose el ojo.

Se detuvo al ver que tomé su muñeca de repente, con mi mano libre la ayude a acomodar su cabello.

-Listo. -le dije una vez logré apartar las mechas de su cabello.

-Supongo que tengo que agradecérselo. -murmuró con una de sus sonrisas burlonas, incluso sus ojos buscaban retarme.

Pero esta vez no estaba prestando atención a sus palabras y acciones para burlarse, simplemente me había quedado paralizado mirando a esa joven de mirada normalmente demoníaca.

-¿Conan...? -me llamó confundida en un murmullo. -¿No me digas que te dejaste llevar por el momento? -me preguntó divertida, aún cuando su mirada se notaba ida.

-Puede ser... -le respondí en un susurró, ni siquiera era consciente de lo que decía.

No lograba entrar en razón, yo solo seguía apreciándola como si de una pintura se tratara, mi atención pasó a sus finos labios color pastel. Antes que ella lograra articular alguna palabra estampe mis labios contra los suyos en un toque efímero.

Me separé unos centímetros de ella, apreciando sus mejillas color carmín, me miraba directo a los ojos con un brillo indescriptible en su mirada.

Entreabrió los labios tal vez buscando algo que decir o debido al shock, pero realmente no podía pensar bien, mi mente estaba frita.

Antes que me diera cuenta volví a besarla, esta vez ella me siguió, era un beso dulce y mágico, de alguna forma no podía evitar querer más que un simple beso.

Necesito más. -pensé llevando mi mano a su nuca, en busca de profundizar el beso, sin embargo un tono de llamada me trajo a la realidad.

Me separé de Ai de golpe y descolgué mi celular mirando cómo por fin la noche empezaba a llegar.

Al parecer estaban afuera, frente al parque, después de buscarnos por unas horas terminaron dándose por vencidos. ¿Lo que me hace preguntar porque hasta ahora nos llaman?

Nosotros esperábamos que volvieran donde se perdieron, pero al no volver pasó todo esto, ¿por qué siento qué están tramando algo?

Colgué dando un suspiro, de repente me llegó a la memoria todo lo que hice hace unos segundos. Con los nervios de punta giré a ver a Ai.

Todavía podía ver sus dulces facciones al mirarme.

-Emm, yo... esto, no debí haber hecho eso, lo siento. -comenté aún mirando aún lado.

-¿Eso qué quiere decir, Kudo? -me pregunto calmada con un ligero temblor en su voz.

-Fue un error, fue mi error, lo siento. -hablé con firmeza reuniendo un extraño valor para enfrentarla.

Su expresión triste y desolada, me hizo sentir un pinchazo de dolor en el pecho.

Su mirada rápidamente cambió a una calmada, una sonrisa amarga surcó en sus labios, unos segundos después me mostró una sonrisa de burla.

Si no la concediera pensaría que son imaginaciones mías, pero estaba seguro que esos pequeños cambios de expresión estuvieron allí.

-Por eso te pregunté si te dejaste llevar por el momento. -me respondió cerrando los ojos, con una tranquila sonrisa antes de pasar por mi lado. -Vamos con los chicos. -me ordenó.

Sí, me ordenó, por muy tranquila que se escuche su voz sé cuando ordena algo.

No opiné nada más y me adelanté para indicarle el camino, estaba siendo un completo idiota, lo sabía.

Pero... no entendía por qué había hecho eso, porque es imposible que esté enamorado de Shiho, ¿no?

Es algo completamente irracional. -pensé mientras llegábamos afuera del parque, estábamos cruzando la carretera cuando una exclamación de terror detrás mío llamó mi atención.

-¡Ah!

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