One-Shots Detective Conan || CoAi || ShinShi||Pedidos abiertos

12.4

Miniserie, Bebé

Capítulo 4

Shiho

—Shinichi, yo… ¡¡Me gustas!! —exclamé nerviosa, mis dedos temblaban sin control y mi corazón estaba a punto de explorar.

—¿Eh? ¿En serio? —me preguntó incrédulo con las mejillas rosadas. —¡¡Entonces casémonos!! —exclamó firme invadiendo mi privacidad completamente.

—Shi-Shi-Shinichi. —dije nerviosa antes tal proposición, pero la mirada tan dulce que me regalaba era imposible negarme.

—Yo seré el papá y tú serás la mamá y criaremos a Ayumi. —me propuso, tomando a Ayumi-chan entre sus manos, ambos dándome un fuerte abrazo.

—¡¡Ah!! —exclame cayéndome de la cama. —¡¡Qué rayos!! Fue un sueño. —murmuré llevando mis manos a mis mejillas calientes. —¡No es como si quisiera que eso pasara! —murmuré avergonzada.

Di un suspiro resignada, no me atrevería a declararme, después de todo es imposible que él se enamorara de alguien como yo.

Me levanté del piso, debía de darme un baño para ir a ver a esos dos, quién sabe cómo le va. Solté un suspiró antes de entrar por la puerta.

—Buenos días. —saludé apenas entre, grande fue mi sorpresa al no escuchar ni siquiera un murmullo.

El miedo y el terror inundó mi pecho por completo, la desesperación recorrió mi cuerpo antes de correr por toda la casa en busca de esos dos.

Al no encontrar a nadie en la planta baja, corrí hacia arriba, estaba verdaderamente asustada. Subí rápidamente empezando a buscar en las habitaciones hasta dar con ese detective sentado en la cama, a su lado Ayumi-chan durmiendo tranquila con un paño mojado en su pequeña frente.

—¿Shiho? —me llamó desconcertado.

Me acerqué a paso lento a él, seguía mirándome confundido. Una vez llegue al frente de él con los dedos temblorosos toque su rostro, él enrojeció, al sentir la cálida temperatura de su rostro, sentí las rodillas temblar antes que me diera cuenta caí al suelo.

Shinichi 

—¡Shiho! —dije alarmado al ver como caía al suelo.

—E-Estoy bien. —me dijo con la voz temblorosa, dándome una "sonrisa" que más que todo era una mueca. —V-Voy a hacer algo de comer. —se levantó del piso aún temblando dispuesta a marcharse. La detuve tomando su camisa con el ceño fruncido.

¿Por qué me mentía? —pensé al ver sus ojos cristalinos, y su cuerpo temblando sin parar.

—No puedo dejarte así simplemente, dime, ¿Qué ocurre? —pregunté preocupado.

Shiho frunció sus labios mirando todo mi cuarto menos a mí.

—Despertaremos a Ayumi-chan. —escuché su murmullo débil.

Tome su mano antes de llevarla a la biblioteca, de esa forma no la despertaremos.

—Por favor, dime ¿que pasa? —volví a preguntar, ella seguía siendo incapaz de verme.

—De verdad no es nada.

Cómo podía decir eso con la voz tan rota.

—¿Qué le pasó a Ayumi-chan? —me preguntó, Al parecer no quería hablar de eso y tampoco la puedo obligar.

—Tuvo temperatura ayer, por eso me quedé con ella toda la noche. —le expliqué, la verdad no había dormido nada, pero el hecho de que Ayumi ya está bien, me hace sentir mejor.

—¡¿Qué?! ¡¿Por qué no me llamaste?! —me preguntó alterada mirándome a los ojos mientras me tomaba de los hombros.

—Pensé que estarías durmiendo, no quise levantarte. —me excusé, de verdad no quería ser más molestia de lo que ya era.

—¡¡Eres idiota!! Eso no importa, ella podría haber estado muy grave y seguramente no dormiste nada. —empezó a hablar sin parar. —Necesitarás dormir bien hoy, pero aún no sabemos si ella está completamente bien. Okey, me quedaré hoy aquí. —afirmó dejándome en shock.

—¡¿Eh?! —solté sin querer. —Pe-Pero, ¿Qué hay de tus padres? ¿No te dirán nada? —puse excusas. —No puede quedarse aquí, eso sería demasiado para mí. —pensé aterrado.

—No te preocupes por eso. —me dijo desviando de nuevo su mirada, sentí como sus manos perdieron su fuerza y empezaban a bajar por mi pecho. —Mis padres murieron cuando era un bebé. —me dijo, inconscientemente tomé su mano.

Ella me miró ante esa acción, su mirada mostraba tristeza y soledad.

—Entonces, ¿Con quién vives? —pregunté sin parar la mirada de sus ojos.

—Yo… —balbuceo su mirada volvió a volverse cristalina mientras se mordía el labio, Era demasiado tentador su expresión pero… siento que necesito saber lo que pasa salir de sus labios. —Con nadie. —me respondió por fin, unas finos lágrimas salieron de sus hermosos ojos. —Mi hermana murió hace unos años… en un día igual que hoy. —me dijo, su voz y cuerpo empezaron a temblar, solo pude abrazarla para consolarla. —Si ese día hubiera revisado los cuartos, si me hubiera preocupado más. ¡¡Mi-Mi hermana!! ¡Ella estaría viva! —gritó con dolor abrazándome fuertemente y yo no pensaba soltarla.

Fue difícil para ella y lo entiendo, solo me quede con ella abrazándola fuertemente mientras que ella seguía llorando sin parar.

Luego de eso tratamos de subirle el ánimo a Ayumi que seguía postrada en la cama, aún cuando se notaba lo débil que estaba nos regaló una radiante sonrisa.

Y tal como Shiho sugirió, ella durmió en un cuarto libre con Ayumi mientras yo descansaba, por suerte se mejoró rápidamente.

💫

Shiho

Estos días se han sentido tan tranquilos y cálidos, aún no me acostumbro pero despertar con una sonrisa radiante realmente no es tan malo.

Desde ese día he estado durmiendo en la casa Kudo's, el hecho de despertar para preparar el desayuno se ha vuelto algo cotidiano, pero el hecho de ver las expresiones de satisfacción de esos dos me llena el pecho de un cálido sentimiento.

Este día he decidido ir a mi casa, había recordado que en la bodega había algo útil para ese día tan caluroso.

—¡¡Shiho!! —me llamó el torpe detective haciéndome dar un salto del susto.

—¡¿Qué haces aquí?! —le pregunté desconcertada por su presencia, además que Ayumi-chan estaba en su espalda.

—Queríamos jugar contigo pero no te encontramos, pensamos que estarías aquí y acertamos. —afirmó Shinichi, ambos me dieron una gran sonrisa.

—Ustedes… saben que está haciendo demasiado calor como para estar correteando por ahí. —les dije en una especie de regaño.

—Pero nos aburrimos. —me dijo Shinichi con un puchero, al igual que Ayumi-chan.

Si no fuera porque se la verdad, juraría que son padre e hija.

—Bien, pero encontré algo bueno, ¿quieren intentarlo? —pregunté con una gran sonrisa.