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Miniserie, Cumpleaños

Capítulo 2

Mitsuhiko

Hace 2 años

—¡¡Feliz Cumpleaños!! —gritamos todos apenas vimos entrar al Karaoke a Haibara y Ayumi, la mayoría eran de nuestro salón y otros cercanos.

—¿Eh? —soltó ella desconcertada.

—Como sabemos que te irás de viaje como todos los años, quisimos prepararte una pequeña celebración. —chilló Ayumi.

—Oh... gracias chicos. —nos agradeció con una ligera sonrisa.

—No es nada, no es nada, Ai-chan. —habló como siempre alegre Ayumi. —Ven por aquí, te presentaré a unos amigos. —volvió a chillar antes de llevarla con los demás.

Solo las mire resignado, al ver a esas dos con personalidad totalmente diferente, una tan extasiada mientras la otra mantenía una mueca en su rostro.

Solo dos horas, solo dos horas Haibara duró allí antes de gritarle a los chicos del lugar que la próxima vez que se le acerquen tendrían un balón en el rostro y eso solo era el comienzo, me pregunto por qué me recordó a Conan.

—Mitsuhiko, por favor llévala a su casa, yo me encargaré de todo aquí. —me habló Ayumi con una sonrisa de tristeza.

De verdad quería hacer feliz a su amiga, pero... Haibara detestaba eso, no le gustaba que los hombres la persiguieran, para su desgracia sabía que Ayumi no se quedaría de brazos cruzados hasta encontrar la pareja perfecta para su amiga.

Di un suspiro antes de salir a buscar a mi amiga que de seguro estaba de pésimo humor.

—Solo ven aquí, ya. —la escuché molesta antes de colgar.

Ugh, está muy molesta. —pensé, me quedé viéndola desde la puerta si me acercaba ahora lo más seguro es que me mirara con esa expresión de muerte... y eso es... terrorífico.

La vi jugar con su cabello un rato, seguro ya este lo suficientemente calmada para que no me matara nada más verme, salí del establecimiento cuando vi a un extraño hombre acercársele.

—Hola preciosa, ¿por qué tan solita? —preguntó el hombre mirándola de pies a cabeza.

Ella no dijo nada, miró a la carretera como esperando... ¿pero a quién?

—¡Oye, mocosa! ¡Te estoy hablando! —gruño el hombre al ver que ella no le hacía caso.

Con miedo me acerqué a ella, no podía dejarla con ese hombre.

—¡Haibara! —la llamé acercándome a ella.

—¿Eh? ¿Qué haces aquí? —me preguntó confundido.

—Ehh, yo vine a acompañarte. —le respondí nervioso al sentir la mirada de ese hombre analizarme.

—Ya veo, pero será mejor que te vayas. —me habló de forma tranquila, tan común en ella.

—¿Qu-Qué? —solté nervioso, ¡¿cómo iba a dejarla sola con ese extraño?!

—Ya la oíste, mocoso piérdete. —volvió a gruñir el hombre empujándome fuertemente hasta tirarme al piso.

—¡¿Qué te pasa?! —le gritó Haibara en protesta.

—¿Tú también quieres? —le devolvió el grito.

—E-Estoy bien, en serio, Haibara. —trate de calmarla, levantándome del suelo.

—¿Seguro? —me insistió.

—Claro. —le respondí con una gran sonrisa. —Así que mejor nos... —traté de agarrarla cuando la mano del tipo me tomó firmemente el brazo.

—Hey, ya te habían dicho que te vayas. —me dijo el hombre de forma oscura, un escalofrío pasó por mi columna vertebral.

Sentía como apretaba a cada segundo su agarre, mientras me zarandeaba.

—Oe, simio descerebrado. —escuché el susurro tétrico de Haibara, no pude evitar temblar ante su voz.

El tipo me soltó volviendo a tirarme al piso. —¡¿A quién le dices simio?! —exclamó furioso acercándose a ella, mientras que a mí me entraba el pánico al ver la mano de ese hombre acercándose a Haibara que mantenía una mirada fría.

—¿Se puede saber qué haces? —dijo una voz molesta que detuvo la mano del hombre a nada de agarrarla.

Era nadie más que el Sherlock moderno, Shinichi Kudo el oficial más famoso de Japón.

Haibara sonrió, era una mirada que transmitía maldad y mucha frialdad, no pude evitar tragar fuertemente.

—Uhg. —escuché de parte del hombre al ver dos miradas matándolo.

—Te dejaré ya que no hiciste nada, pero la próxima vez que te acerques a ambos, la pagarás. —habló Kudo-san con una sonrisa llena de molestia.

—Tsk. —soltó el hombre antes de irse.

—¿Están bien? —preguntó Kudo-san, ayudándome a levantarme.

—Umm, sí. —solté confundido de por qué estaba allí.

—Tsubaraya vuelve con los demás, el detective me llevará. —habló Haibara con una sonrisa de repelencia.

Kudo-san rodó los ojos, viendo a la chica arquear la ceja, casi como si le preguntara si tenía alguna objeción. Este rio antes de asentir.

—Yo la llevaré, ve con tus amigos. —me dijo con una sonrisa amable revolviendo mi cabello.

Yo le hice caso, y me adentre al establecimiento viendo a esos dos entrar al auto... por extraño que parezca Haibara estaba riendo.

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