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Hello, hello

Buenas noches amigos, voy pasando por aquí y les dejo esto 😉

Este One-Shot fue creado por la loca imaginación de sdossdos, disfrútenlo y comenten en donde cayeron en las malvadas manos de sus queridas escritoras BUAJAJAJAJA

Hasta la próxima 👋

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Arriesgando la vida

El atardecer estaba llegando a la ciudad. Para los transeúntes que paseaban por sus calles no era una preocupación pues ya estaban acostumbrados a pasear por la grandiosa ciudad de Tokyo de noche, de hecho, era mucho más deslumbrante de noche que de día, con sus carteles deslumbrantes, que llamaban la atención por donde fuera, con sus inmensos rascacielos que llegaban hasta el cielo.

A lo que definitivamente no estaban acostumbrados, era a ver a una hermosa joven rubio-fresa salir corriendo desesperada de uno de estos rascacielos… siendo seguida por más de 20 hombres vestidos completamente de negro.

La joven era tan hermosa que dejaba boquiabiertos a todos por donde pasará, hombres y mujeres por igual, y es que no era exageración, su cabello rubio-fresa con ondas que le llegaba hasta el cuello, su piel tersa y brillante como una perla, sus ojos azulados. Y más aún cuando solo llevaba puesto un vestido y unas sandalias veraniegas, que acentuaban aún más su belleza, pero que a esa hora del día daba frío de tan solo verla así, además de que había algo muy peculiar en ella que llamaba aún más la atención que todo lo mencionado anteriormente.  

Ninguno de ellos pudo reaccionar o hacer algo para ayudar a esa pobre chica, las lágrimas corrían por sus mejillas sin parar, mientras veía rápidamente de un lado a otro de la calle hacia dónde podía correr. Por donde mirara aparecían más y más hombres vestidos de negro, quienes a la vista de los transeúntes no podían ser más que matones, pues sus intimidantes miradas, prometían problemas a quién se atreviera a llamar a la policía.

Sin tomarse demasiado tiempo la pobre rubio-fresa corrió hacia donde se veía que no había nadie tapando el camino. Esta joven era nada más ni nada menos que Shiho Miyano, excientífica de la Organización de los Hombres de Negro, la traidora que Gin más odiaba y deseaba matar.

Volviendo a la huida, la joven había logrado escapar del rascacielos satisfactoriamente. Ahora solo debía lograr llegar a ese lugar para poder salvarse, según sus cálculos mentales y su memoria, solo debería tomarle unos pocos minutos llegar, pues esa persona estaba a solo unas calles de allí. Las lágrimas seguían corriendo por sus mejillas, pero ya no tan desesperadamente como hacían antes.

Así fue como siguió corriendo por las grandes calles de Tokyo, sin que ninguno de sus perseguidores pudiera seguirle siquiera el paso, pues ella estaba acostumbrada a huir para salvarse. Estaba a punto de llegar a ese lugar, cuando al doblar la esquina dos pares de manos la interceptaron, agarrando fuertemente sus brazos.

—¿A dónde va, ojou-sama? —le preguntó uno de los hombres vestidos de negros, que había logrado seguirle el paso, mientras el otro seguía sujetándola.

—Sabe que a el jefe no le gusta que huya así… —le siguió el otro.

—Yo… yo… —murmuraba desesperada Shiho con unas cuantas lágrimas rodando por sus mejillas, mirando ese lugar, el cual ya estaba literalmente frente a sus ojos, a muy pocos pasos.