Los inhumanos puedes perdonar, no a los monstruos

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Estar en los Baskerville es el infierno y vivir con Hisui es el paraíso, pensé que sabía la diferencia, sin embargo estaba equivocada, realmente estar con mi marido es lo mejor, no pensé que vendría a buscarme, me aferré a él mientras había un escándalo, cerré los ojos e intenté no escuchar nada.

Mientras pensaba en ello, alguien me tocó la cabeza.

- No te bloquees-la voz de Peter resonó en mis oídos-Es un milagro que hayas podido salir de ese estado, princesa, no lo vuelvas a hacer, por cierto mucho gusto, soy Peter, el doctor que ha estado cuidando durante ocho años a la princesa.

-...

Puedo entender la molestia de mi marido, mas no puedo evitar reírme. Peter siempre ha hecho lo que le daba la gana, no está atado a nada ni a nadie.

- ¡Peter, maldito traidor!

- Tengo un regalo de bodas para la princesa ¿Estaría bien si se lo doy ahora?-el doctor ignoró a todos menos a mi marido.

- Si salimos intactos de aquí por supuesto.

- Excelente-se dio la vuelta y aplaudió para llamar la atención, sacó un pimentero verde que me hizo palidecer, como odiaba ese pimentero-Voy a esparcir estos venenos en polvo, como son una mezcla de varios, es muy probable que muchos de ustedes mueran o tengan desfiguraciones por el resto de su vida ya que marquen mis palabras, no pienso atenderlos.

Esto cambió la percepción de los guardias que se miraban nerviosos entre sí, si Peter se negaba atenderlos, morirían y él no bromeaba cuando decía que haría algo, para sorpresa de todos, Peter bostezó, el segundo maestro perdió los estribos y se abalanzó sobre él, fue cuando el doctor le lanzó el pimentero que no esperaba nadie , el joven lo esquivo, mas no pudo evitar el golpe de espada de mi marido que lo lanzo al suelo. El pimentero se quebró esparciendo su polvo en el aire y causando pánico.

Fue cuando aprovechamos de irnos, Peter fue cargado por dos guardias ya que no corría, ahora que lo pienso nunca lo he visto correr a Peter, él no se quejó aunque pidió más calma con su maletín, quería preguntarle tantas cosas, sin embargo estaba exhausta que me desmayé apenas sentí que estaba a salvo.

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- ¡Amelia-sama!-escuché como alguien gritaba que mi nombre, abrí los ojos y vi a Yuri que estaba llorando-¿¡Se encuentra bien?!

- ¿Dónde estoy?

- En el mejor hotel de la capital, alteza-fue Peter quien habló, mirando con sumo interés el piso-Admito que me gustan mucho las alfombras de Persia, tienen un encanto muy misterioso que atraen a las personas, este hotel no reparó en gastos y veo que su esposo tampoco.

Me ruboricé ante su comentario.

- Oh, ese es un hermoso y saludable color-comentó Peter satisfecho mientras examinaba mi rostro-tu rubor es perfecto, te sacamos a tiempo de tu encierro emocional.

- No recuerdo mucho, para ser sincera-fruncí el ceño intentando recordar que pasó en estos días.

- Ni lo harás, estuviste en un estado que llamamos "La salida del loco"-explicó Peter-Cuando al paciente se le abruma la situación en la que vive y no puede lidiar con las consecuencias, opta por una muerte pasiva.

- ¿Pasiva?

- Sí, sucede que el paciente opta por desterrarse así mismo de la realidad que vive, desconectándose de todo, incluyendo dolor, hambre o sed, no puede sentirlo, no llega a su cerebro estas necesidades y en cuestión de días, perece tranquilamente, no existe tratamiento a esto, en realidad yo ya te daba por muerta-repuso suavemente Peter-Es un milagro que haya vuelto y acuérdese de esta lección-le miré atontada sin entender-Los Baskerville van a querer atraparla a cualquier costo.

La elegida de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora