El momento más silencioso es el que precede a una tormenta

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Estoy en la cama cuando Hisui me dice las malas noticias.

- El emperador nos ha convocado-me repuso con desagrado, me levanté abruptamente ¿Por qué nos convoca?-Ya es hora de irnos, no podemos abusar de la generosidad de los monjes, pero que su majestad nos llame... no es buena señal-suspiró-¿No entiende que estoy de luna de miel? ¿Por qué apresurarnos? No es como si fuera a desaparecer.

Le miro entristecida, sabía que no nos podíamos quedarnos para siempre, pero es tan duro tener que aceptarlo, no obstante no ayuda que su majestad lo haya llamado personalmente, sé que es importante y necesario estar ahí, mas ¿Sería mucho pedir más tiempo tranquilo con mi marido? Siento que a pesar de estar en este mes todo el tiempo holgazaneando, comiendo comida deliciosa, dándome todos los baños que quiero, cabalgando cuando me dá la gana y... bueno, haciendo el amor a cada oportunidad que tengo no es suficiente.

Noto que Hisui me mira y luego suspira.

- Pensar que antes te olvidabas y te incorporabas así de repente-susurras dulcemente-Y ahora sabes que estás desnuda, por lo tanto te cubres tu hermoso cuerpo por la vergüenza-me sonrojé y le miré ceñuda-Es más tentador ¿Sabes?-cuchichea él dandome un beso en la mejilla-Es realmente atractiva la idea de sacarte esa sábana yo mismo-roza su rostro contra el mío-Desafortunadamente deberé renunciar a la idea-suspira abatido-Su majestad, el emperador no es hombre paciente-su mirada es tosca.

Mi marido realmente no soporta a su padre, lo considera una escoria, el solo hecho de llevar su sangre lo asquea, en una de nuestras conversaciones, replicó que le fastidiaba la idea de perpetuar su sangre porque eso significaba darle nietos al monarca.

- Es horrible pensar que ese hombre seguiría vivo a través de mí-se quejó mientras acariciaba mi cabeza-Aunque si tú eres la madre-me sonrió pícaramente-Estoy seguro que su sangre iría desapareciendo poco a poco, mis niños...-su caricia era tan tierna mientras frotaba su palma contra mi mejilla-serán definitivamente más compasivos por tener a tan amable y fuerte mujer como su madre.

Me puse a llorar por sus dulces palabras, él no me detuvo ni me dijo más, simplemente me mantuvo en sus brazos, estaba tan feliz que me dijeran eso aunque no fuera posible, unas palabras tan simples y amables me llenan de regocijo total, era todo lo que quería, un trato amable y cortés, mi marido sabe lo que quiero y le molesta porque piensa que debería pedir más, pero para mí es suficiente.

Él me mira y repone que si quiero bañarme, debo hacerlo ahora porque no sabe si podré hacerlo al volver al menos no inmediatamente, porque debemos ver al emperador casi al instante, me sorprendo de la insistencia del emperador de que vayamos lo más rápido posible ¿Sucedió algo que requiere nuestra presencia?

Lo que me pone nerviosa y ansiosa, Yuri entra a asistirme a bañarme aunque generalmente solo me ayuda a vestirme cuando le pregunto por qué lo hace, insiste que tome un baño largo a petición del príncipe porque me lo merezco, ella estaba cuchicheando sobre algo.

- ¿Qué sucede?

- Oh alteza ¿Escucho la última adicción de personal?-Niego con la cabeza-Su alteza, el príncipe, contrato a un pastelero de Brittannia, es bastante joven debe unos veinte y dos años como máximo, era del palacio imperial, el mísmisimo príncipe heredero César lo recomendó, solo...

- ¿Solo?-inquirí al verla divertida.

- Es como un conejo a punto de ser cazado, se asusta con mucha facilidad y es fácil de intimidar, afortunadamente para él, nadie puede hacerlo-repuso ella-A usted le gusta la crema ¿No, alteza?-asentí entusiasmada-Hisui-sama lo contrató para que usted  ya que no tenemos chefs que puedan cumplir esa demanda en Ying.

La elegida de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora