Había resultado que sí hay un dios y no solo diosas

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Como siempre, ayer fue mi cumpleaños y no llegué a publicar (Lo sé, en mi cumple me siento solitaria no tengo idea de por qué, lo siento por jorobar tanto) Así que ¡Feliz Cumpleaños a mí!

Nunca pensé que encontraría a una diosa y menos que su aura fuera tan abrumadora, apenas puedo mantenerme de pie, una vez que el ser se dio cuenta de mi presencia, la sensación de fatiga desapareció para dar paso a terror, respeto, miedo y cautela. El ser delante mío es un ser de cuentos de horror, no es sagrado ni santo, es... abominable, es como presenciar un tsunami y no poder hacer nada, ni siquiera correr porque sabes que la persona que más amas está a su merced.

¿Qué quiere?

- No...-requiere toda mi fuerza y mi voluntad hablar-No lastime... a mi Amelia-me arrodillo ante la diosa-Se lo suplico divinidad...-¿Será la diosa de la muerte? Pero a pesar de las horrorosas y terribles emociones que emana, no siento la amenaza de la muerte en ella-Ella siempre ha...-me cuesta hablar, mas debo hacerlo-sido obediente a usted...

- Ah-chasqueó los dedos-Pensé que ibas a atacarme, lo siento-la presión ya no está y puedo respirar aunque el dolor de mi pierna continua- No soy Taea, la maestra de tu esposa, es realmente una descortesía de mi parte ponerte en vilo-levanto su mano donde vi unos extraños tatuajes-Soy el dios de las aguas dulces-se presentó haciendo una reverencia y por un segundo lo vi, una cruz en sus ojos.

- ¿Peter?-pregunté desconjonado.

- ¿Peter?-ladeó la cabeza- ¿Lo dices por mi ojo?-asentí atónito-al igual que existen sacerdotisas de la vida y muerte aunque solo una por generación, yo soy el maestro de los sanadores, yo fui quien enseñó al primer hombre a curar.

-¿Qué?-ahora que me doy cuenta, no dijo "soy la diosa", dijo "soy dios" ¿Acaso hay un dios en nuestra mitología-¿Dios? ¿Sacerdotisas?

- Así es, soy un dios, a diferencia de las diosas que crearon este mundo, yo no me interesó en él, desgraciadamente una de ellas es mi paciente así que me visto forzado a participar en el mundo que crearon-levanta la cabeza como si fuera estuviera recordando algo-Un mundo que tiene divinidades debe convivir con sus dioses, así que no tuve más remedio que intervenir con los humanos y mi especialidad es la curación así que los eduqué.

- No deseo ser descortés, pero ¿Qué planea el dios de las aguas dulces y medicina-se sorprendió al oír medicina-con la sacerdotisa de la diosa de la muerte?

- Tu querida y amada esposa-me pone de pelos de punta que esté tan cerca de mi mujer-es una excelente ejecutora de su deber, ella ha logrado lo que parecía imposible-su mano se posó en la almohada, por un momento me tensé pensando que había tocado a Amelia, mas...-Ein finalmente está cumpliendo el propósito para lo cual fue creado, luego de tanto tiempo, apareció una ama y señora de la muerte como es debido.

Ama y señora de la muerte, Amelia siempre daba esa aura, pero rara vez la causaba, solo cuando era estrictamente necesario traía a la muerte, luego parecía la viva imagen de la vida.

- Vine a disculparme con Ein-replicó alegremente el dios-Olvidé que hay otro método para sanar a mi paciente, pero no pensaba que los humanos tuvieran esa capacidad-parecía sonreír con ternura por el tono de voz-Así que Ein sufrió innecesariamente, ese dolor pudo haberse evitado si le hubiese explicado desde un inicio.

Es un silencio incómodo y aterrador, este ser es poderoso, siento que ni entrenando por los siguientes diez mil años podría vencerlo, no sé por qué me lo imagino como una montaña aunque dijo ser el dios de las aguas dulces, solo puedo imaginar eso, es tan impotente y glorioso aún cuando solo está parado y en silencio.

- Hijo de la muerte-me sobresalté al escucharlo-Ya te recuerdo, eres el hijo de la anterior sacerdotisa de la muerte Ilsa Reich, la peor sacerdotisa de la muerte de la historia-¿Está insultando a mi madre? Relincho mis dientes al oírlo-No te lo tomes personal, la sacerdotisa venera, adora, respeta y admira a la muerte por lo que es, no obstante amarla hasta el punto de ser la razón de su vida es ser inhumano-cuchichea y yo tiemblo al darme cuenta que lee mis pensamientos-Pero aún así era tu madre, a cambio de mi descortesía, responderé a casi cualquier pregunta hijo del hombre, así que-no puedo verlo, mas sé que tiene una gran sonrisa en su rostro-pregunta.

La elegida de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora