Por muy en crisis, un buen matrimonio no se descuida

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Oh, taiyaki, mencioné previamente que quería probarlo, Adeus me presentó tres tipos de taiyaki, uno con anko ¿De dónde habrá sacado judías negras?, uno con crema y aprovechando el furor de los helados, uno con helado de vainilla.

Para mi sorpresa él estaba a una distancia considerable de Yuri, generalmente cuando me presentaba algún plato, se quedaba cerca de ella, mas ahora parecía evitarla, Yuri hizo un puchero como si estuviera lastimada, él no tenía idea de cómo reaccionar ¿Se habrán peleado?

- Este me gusta más-indiqué el taiyaki azul que era el de crema.

- Entendido majestad-Yuri lo miró como lo haría un gato con su presa, Adeus desvió la mirada luciendo culpable, la curiosidad me mata ¿Qué está pasando?-Majestad este servidor suyo tiene una sugerencia-le miro dando mi aprobación-Si hay algún postre que llama su atención o desea comerlo en casa, avísele a este humilde cocinero suyo para que lo aprenda

Adeus es muy dedicado a su trabajo y siempre se asegura de escuchar mis antojos sin importar que tan descabellados sean. Admiro su tenacidad y su determinación de hacerlo incluso cuando tiene problemas para entender el idioma. Le agradezco con una sonrisa y él se retira.

- ¿Sucedió algo?-pregunté a Yuri.

- Digamos que Adeus metió la pata conmigo y me la voy cobrar-respondió ella con una brillante sonrisa.

- ... No lo estreses mucho-ordené-Adeus es muy tímido, ya ha sufrido lo suficiente.

- Oh Alteza-su voz se vuelve melosa-No es ese tipo de estrés.

Siento pena por mi pastelero, parece que Yuri se va divertir a su costa, no obstante confío en ella, no cruzará el límite con él, mientras sigo comiendo mi taiyaki de crema pienso en que puedo hacer aquí. Hisui me dijo que mientras llevara a Mao, Yuri y a Ang (su fiel subordinado) podía ir donde quisiera dentro del palacio y si quería ir a la ciudad que por lo menos llevara tres guardias. Es un poco molesto tener una escolta, pero sé que es necesario, no voy a repetir el error que cometí en Brittania.

Tomé un baño relajante y largo, prefiero verme como una mujer malvada que disfruta de todos los placeres y sólo le interesa el dinero, cuando salí del baño, Mao me presentó mis trajes.

- ... ¿Por qué son de Ying?-repliqué sorprendida-¿Y los qué compré en el puerto?

- Esos trajes no son apropiados para la ocasión, alteza-replicó ella con soltura, Yuri se enrojeció de la ira.

- Mao Mao-su actitud me está cansando-Parece ser que piensas que por tener el respaldo de mi honorable abuela Imperial-ella tiembla-tienes el poder de refutar mi autoridad-di un paso hacia a ella-Pero te recuerdo que por muy noble sea ella, yo soy la esposa legal de su majestad, el príncipe Joseph Hisui Ying Reich-agregué este apellido para que ella entendiera mis palabras-Y por si eso no bastara fui quien creó y curó plagas-ahora sí me mira cautelosa-Y-sonreí-hay veces que necesito conejillo de indias para probar mis experimentos ¿Te gustaría ser uno de ellos? Al fin y al cabo, no eres la única probadora de venenos de su majestad, la Reina Viuda.

Mao dio un paso hacia atrás, Yuri resopló antes de dirigirse a mi ropero para mostrarme los trajes que me compré. Le di una mirada a Mao antes que ella se arrodillara.

- Agradece que te esté recordando tu lugar-repuse en la voz más alta que pude sin gritar-Si mi marido se entera de tu impertinencia, él no se lo pensará dos veces para imponerte tu castigo.

- Por favor disculpe a esta estúpida sirvienta-su rostro está sudando-Estaba tan preocupada y desorientada que me dejé ganar por los nervios.

- Que no se repita, Mao Mao.

La elegida de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora