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Jamie en multimedia.

Un mes después:

Atlas:

Desperté al día siguiente en el hospital y más allá de los daños leves, mi doctor me dijo que debía sentirme afortunado, ya que el golpe no daño ninguna parte delicada de mi cerebro, lo que él no sabía era que el término "Afortunado" era el menos elegible para mí en mis condiciones.

Respecto a lo físico tuve la mejor suerte de los tres, Francis se rompió la pierna y un brazo, mientras Bruno se llevó la mayor parte.

Bruno está en coma.

Y fue así como mi vida perfecta cayó en picada. Recibí la demanda de sus padres esa misma semana y si bien Marie no metió su cuchara en el caso, si me recibí unas buenas bofetadas cuando me atreví en ir a visitar a Bruno al hospital.

Los golpes de la novia dolida de mis compañeros fueron suficientes para pasar a retirarme y perder mi interés por saber cómo Francis se encontraba.

Una maldita demanda.

Salió en los medio, por supuesto. Incluso Rianne declaro que me había dejado y como habíamos quedado antes en el acuerdo, supo aprovechar mi situación para tener más cámaras sobre ella y dejarme mal parado a mí, claro que no la culpo del todo, esa misma noche me había portado como un completo imbécil con ella y ya la conocía, después de todo acepte nuestra falsa relación conociendo a la mujer que le encanta cobrar por la caída y/o el dolor ajeno.

En cuanto a las citas dentro del tribunal que tuve los siguientes meses, se estipulo que yo no me encontraba en condiciones de manejar y le quitaron la culpa al conductor que me choco, ya que fui yo quien me estacione en una zona prohibida, no sé si esto era válido o si el maldito conductor le había chupado el pito al juez o su abogado.

¿Acaso importaba? Era lo mismo. El conductor había salido librado y yo no tenía maneras de defenderme, además no me ayudaba el que los padres de Bruno me vieran como único culpable del coma de su hijo.

En cuanto a Francis, seguramente vio que tenía muchos problemas ya con los padres de Bruno, que se apiado de mí y no me mandó una carta de demanda, lo cual agradezco.

—¿Cuál es mi mejor salida ahora?—Le pregunto a mi abogado, quien me mira dudoso.

—No tengo muchas opciones para ti.

Joder.

—Los padres te consideran culpable y llevabas 10 veces más la marca sobre pasable de alcoholismo.—Me indica.—Te estacionaste en un área prohibida.

Mis puños se aprietan.

—Uno de tus compañeros tiene las extremidades rotas y tenemos suerte que él no presentara una denuncia, pero el otro... el otro está en coma.

Apoyo las manos sobre la mesa.—¿Vas a repetirme lo mismo que escucho cada día de la defensa?

—Te muestro el panorama.—Responde el abogado.

Mierda.

—Estoy jodido ¿No?

No me responde.

Doble mierda.

—Aún podemos tener otra opción, pero desde luego te digo que no habrá otra salida más que esta.

—Estoy dispuesto a lo que sea para no pasar mi vida en prisión.—Respondo seguro.

Asiente con la cabeza.—Bien, esto haremos. Sr. Corbett.

Field GoalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora