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Jamie:

—¿Y qué te parece?.—Le muestro mis dos carteles a Atlas, ambas donde pido justicia para Kennan.

El pasa los ojos de un cartel a otro y quiero llevar al menos uno el día que se dé el juicio.

—¿Cuál crees que deba llevar ese día?

—El de la izquierda tiene las letras más grandes.—Responde y pone los ojos sobre mi.—¿Estas segura de hacer esto? No creo que te permitan entrar al juicio si piensan que causaras una revuelta.

—No estoy segura si nos dejaran asistir a la audiencia.—Le contesto.—Según la madre de Kennan, toda su familia espera estar dentro.—Tomo un respiro y bajo los carteles.—Pero estaré afuera apoyando.

Entiendo su mirada y sonrio.

—Estaremos bien, no es una marcha, es mostrar nuestro apoyo los días del juicio y no estaré sola, estará Gia, Stephen también.—Aclaro tratando de que no se preocupe. Sé que él quiere estar presente, pero el juego se acerca y los chicos quieren darlo todo ese día por Kennan, por eso no dejan de entrenar todo el día.

Dejo los carteles sobre la mesa y me acerco a él.

—¿Qué tienes?

—Es Darío.

Arqueo una ceja.—No sé dónde está y si los días del juicio tiene planeado hacer algo, solo le mostrara a esos policías de mierda que tienen razón.

—Darío es inteligente, el no...

—Está enojado, Jamie. —Me cuestiona.—Yo también he hecho cosas al estar enojado... él se cansó.

Trago saliva.—Le diré a la madre de Kennan que este atenta, no dejaremos que esto se convierta en un espectáculo...

—Que no sea así.—Me responde.—No dejemos que conviertan a Kennan en un mártir.





(***)





—#JusticiaParaKennan.—Leo el hashtag en tendencia en el teléfono de Gia, tanto en twitter como Instagram y Facebook.

Gia me sonríe.—Ya todos lo saben, las personas están alzando su voz.

Esta situación me alegra y también me preocupa un poco.

—¿Estas bien?

Asiento con la cabeza.—¿Cuento ese día contigo?

—Sabes que sí. 







Atlas:

Saco la basura a la calle, donde se encuentran los botes de basura y arrojo las bolsas dentro. Me sacudo las manos y entonces la escucho.

—Dios, que horrible es verte así.

Reconozco la voz de inmediato y enseguida me vuelvo hacia ella.

Es Rianne.

Tiene los brazos cruzados sobre el pecho, el cabello rubio recogido en una cola y su ropa de diseñador toda intacta, en la mano derecha lleva un bolso de mano color negro.

Parece que su jodida vida a mejorado desde que no estoy en ella, aunque siempre se a esforzado lucir bien, aunque solo sea ir a comprar a alguna tienda cercana a su domicilio.

—Cuesta creer que salí contigo, de solo pensarlo...—Baja los brazos. —Me da escalofríos, pero me ahorraste pisar este horrible establecimiento.—Mira la escuela y regresa su atención en mi dirección.

—¿A que debo esta visita, Rianne?

Hace una mueca con los labios.—Tenemos que hablar, Atlas.

—Debe ser importante para que vinieras hasta aquí.

—Lo es.

—Entonces dilo.

Con una sonrisa, ella empieza a hablar, devolviéndome las esperanzas.

Field GoalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora